Los Rojos de Cincinnati van sintiendo cada vez más la influencia cubana que tendrá su temporada del 2019. Mientras Yasiel Puig, una de las más recientes incorporaciones del equipo, posa en Hawai con una gorra de los Reds, los directivos de la franquicia le han ofrecido un contrato de Liga Menor al lanzador habanero Odrisamer Despaigne.
El derecho capitalino tendrá la oportunidad de ganarse un puesto en el elenco durante los entrenamientos de primavera. Si finalmente hace el grado, ganaría poco más de 870 mil dólares durante la venidera campaña, en la cual Cincinnati contará también en su nómina con el cerrador pinero Rasiel Iglesias, además de otros cubanos en las fincas.
Odrisamer ha sido muy inconsistente desde que irrumpió en el béisbol de Estados Unidos con los Padres de San Diego en el 2014, algo que no sorprende, pues durante su carrera en Cuba nunca logró un dominio estable sobre la lomita.
En ninguna de sus campañas con los Padres, los Orioles de Baltimore, los Marlins de Miami y los Angelinos de Los Ángeles tuvo balance positivo, y su último tramo en la costa oeste fue particularmente caótico, pues en ocho salidas tuvo WHIP de 2.196, con promedios de jits (14.5), boletos (5.3) y jonrones (1.4) por cada nueve innings demasiado altos.
A todas luces, Odrisamer necesita corregir el rumbo para estabilizarse en las Mayores. Hasta el momento tiene balance de 13-24 en 106 salidas, 47 de ellas como abridor. En ese periplo, ostenta efectividad de 4.94, con bajo promedio (5.3) de ponches por cada nueve entradas.
Con Cincinnati, a sus 32 años, dispondrá de un nuevo chance, al cual le podría sacar provecho si aplica y le responden sus principales armas: velocidad, combinación e inteligencia.
Los Rojos tienen muchas dudas con su pitcheo de cara al 2019, por lo que la adición de Odrisamer no es un mero compromiso. Ellos no cuentan con un cuerpo de relevistas de garantías más allá de Iglesias, y su último puesto en la rotación es una absoluta incógnita.
Despaigne debería aprovechar las circunstancias y ponerse las pilas en la primavera, aunque lo más probable es que, independientemente de su rendimiento, arranque la temporada en Triple-A.
En ese nivel podría reunirse con el serpentinero pinareño Vladimir Gutiérrez, quien trabajó durante todo el 2018 en Doble-A con Pensacola, y ahora busca ascender al nivel superior, aunque realmente sus más recientes estadísticas en el rol de abridor pueden demorar un poco ese salto.
Precisamente, Gutiérrez, de 22 años, recibió este miércoles una invitación de los Rojos a los entrenamientos de primavera, donde tendrá la oportunidad de trabajar en vivo y en directo con los coaches de las Mayores.
El pinareño es uno de los principales prospectos de Cincinnati, pero ha tenido un desarrollo lento. No obstante, el equipo mantiene intacta la confianza en uno de los talentos cubanos más cotizados del último lustro.
Los Rojos han tenido presencia de jugadores de la Isla en su nómina durante casi toda la presente década, específicamente desde que firmaron en el 2010 al veloz Aroldis Chapman. Tras el cerrador, Yonder Alonso, Brayan Peña y Raisel Iglesias también firmaron con el equipo.
En el 2017, se hicieron con los servicios del veinteañero paracortos José García, y más recientemente, obtuvieron al jardinero Yasiel Puig en un cambio con los Dodgers de Los Ángeles.
Válido recordar que la presencia cubana en Cincinnati data de hace más de un siglo. Adolfo Luque fue uno de los miembros destacados de la franquicia durante la década de 1920, en la cual ganó más de 100 partidos con esta escuadra.
Además, el matancero Leo Cárdenas llegó a cuatro Juegos de Estrellas y ganó un Guante de Oro mientras jugaba con Cincinnati en los años 60, y Tany Pérez, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, se convirtió en un estandarte de la Maquinaria Roja que ganó dos Series Mundiales consecutivas en 1975 y 1976.