Saturnino Orestes Armas Miñoso y Tony Pedro Oliva, estrellas del béisbol cubano con una historia exquisita en los diamantes, podrían convertirse en inmortales este mismo fin de semana, cuando el Comité de la Era de los Días Dorados (1950-1969) revele el resultado de sus votaciones y los exaltados al Salón de la Fama de Cooperstown.
Muchos fanáticos y una cantidad nada despreciable de especialistas aseguran que este es un proceso meramente formal, porque las dos leyendas antillanas acumulan méritos de sobra para ser considerados inmortales del deporte de las bolas y los strikes.
Miñoso fue el primer latino negro en MLB y uno de los peloteros más influyentes del Chicago White Sox en la década del 50 del siglo pasado. Oliva, por su parte, ganó el Novato del Año en 1964 y se convirtió —junto al inigualable boricua Roberto Clemente— en el primer latino con dos títulos de bateo consecutivos en las Mayores.
Sin embargo, ellos no han sido tomados en cuenta por los votantes del Salón de la Fama. Minnie Miñoso estuvo entre los candidatos por primera vez en 1969 y solo consiguió seis papeletas (1.8 %), por lo que al año siguiente su nombre desapareció de la lista.
Después, el “Cometa Cubano”, como le conocían, regresó del retiro para tomar algunos turnos en 1976 y 1980 y convertirse en el segundo pelotero con participación en cinco décadas diferentes (40′, 50′, 60′, 70′ y 80′), hazaña solo conseguida por Nick Altrock (1898, 00′, 10′, 20′ y 30′).
Este detalle, sin embargo, lejos de aumentar sus posibilidades de ser exaltado lo que hizo fue perjudicarlo en su regreso a la boleta de 1986 a 1999, período en el que los votantes tenían más fresco el recuerdo de sus aventuras de veterano y no su verdadero impacto como pionero en los años 50. Como consecuencia, no consiguió más del 21 % de los votos en los 14 años que fue elegible hasta 1999.
La historia de Tony Oliva difiere, con por cientos mejores a los de Miñoso. El pinareño entró a la lista de candidatos en 1982, y desde 1986 siempre consiguió más del 30 % de los votos hasta su último año en 1996, pero nunca se acercó al 75 % requerido para ser exaltado a Cooperstown.
Después, ambos tuvieron nuevas oportunidades por el Comité de Veteranos y tampoco corrieron con suerte. Miñoso recibió pocos votos en el 2003, 2005, 2007 y 2009, y para el 2014 quedó en el 50 %. Además, tampoco fue considerado por el Comité Especial de las Ligas Negras en el 2006. En tanto, Oliva ha quedado más cerca de la exaltación por esta vía, siempre superando el 50 % de los votos entre 2003 y 2012, con un pico del 68.8 % (11 de las 12 papeletas necesarias) en el 2014, a un paso de Cooperstown.
Entre candidatos y méritos
Cuba tiene a cuatro jugadores en Cooperstown. Tany Pérez entró por la vía tradicional en el 2000, mientras Martín Dihigo, José de la Caridad Méndez y Cristóbal Torriente fueron exaltados por el Comité Especial de las Ligas Negras. Ahora hay posibilidades de que Miñoso y Oliva se sumen, pero por delante no tienen un camino de rosas.
Ellos necesitan al menos el 75 % de los votos del Comité de la Era de los Días Dorados, compuesto por 16 especialistas que se reunirán en Orlando para marcar las boletas, que en este caso contarán con nueve jugadores y un manager (Danny Murtaugh, cuatro veces campeón en el Este de la Liga Nacional y dos veces titular de la Serie Mundial con los Pirates). Precisamente, la competencia entre estos peloteros es bien fuerte por el amplio historial de cada uno, como mostramos a continuación.
Gil Hodges
Primera base y jardinero/18 temporadas y 2071 juegos en MLB.
Siete campañas con más de 100 impulsadas entre 1949 y 1955 hablan a las claras de su capacidad para producir con corredores en circulación. Fue un bateador consistente de buenos totales (370 jonrones y 1274 remolques), los cuales pudieron ser todavía mejores si no se hubiera perdido dos temporadas (1944-1945) por prestar servicio militar en la Segunda Guerra Mundial. Participó en ocho Juegos de Estrellas, ganó tres Guantes de Oro y fue dos veces campeón con los Dodgers. Además, llevó las riendas de los Mets como manager en la espectacular victoria de la franquicia neoyorkina en 1969. Esos galardones le valieron para estar en la mira de los votantes desde que entró en la boleta para Cooperstown en 1969, de hecho, es el jugador que más papeletas ha recibido para el Salón de la Fama sin ser finalmente elegido. En su último año (1983) como candidato, se quedó con el 63.4 % de los votos.
Dick Allen
Primera base, tercera base y jardinero/15 temporadas y 1749 juegos en MLB.
Novato del Año en 1964, MVP en 1972 y siete veces All Star. Esos son los principales premios de Allen, quien terminó su carrera con 351 jonrones, 1099 anotadas y 1119 impulsadas. Fue una verdadera máquina de bateo, con lideratos en promedio de embasado, slugging, anotadas, triples, cuadrangulares, total de bases o boletos. Sin embargo, no era muy bien visto por su personalidad terca y su firmes disputas contra el poder blanco y conservador. Allen estuvo por primera vez en una boleta del Salón de la Fama en 1983, y su paso durante 14 años fue testimonial, pues nunca obtuvo ni el 20 % de las papeletas. Sin embargo, recibió 11 de los 12 votos necesarios para entrar a Cooperstown por la vía del Comité de Veteranos en el 2015, muy cerca de la inmortalidad.
Ken Boyer
Tercera base y jardinero/15 temporadas y 2034 juegos en MLB.
Más de 1100 anotadas y empujadas, más de 2000 jits, cinco Guantes de Oro, 11 Juegos de Estrellas y el premio de MVP en 1964 sobresalen entre los trofeos más rutilantes que ocupan las vitrinas de Ken Boyer, uno de los referentes históricos de los Cardinals, con quienes ganó la Serie Mundial también en 1964. Sin embargo, después de ese curso comenzó un marcado declive que le pasó factura en sus aspiraciones de llegar a Cooperstown de manera directa, al punto de que nunca recibió más del 25 % de los votos. Posteriormente, el Comité de Veteranos tampoco ha sido benévolo con el antesalista, quien sí está en el Salón de la Fama de los Cardinals con su número 14 retirado.
In just four days, the Golden Days Era Committee will convene to review the nine former big leaguers and one manager on this year’s ballot.
Read up on the candidates: https://t.co/dr6N9Uybdv pic.twitter.com/ICGxtbp84l
— National Baseball Hall of Fame and Museum ⚾ (@baseballhall) December 2, 2021
Roger Maris
Jardinero/12 temporadas y 1463 juegos en MLB.
Fue a siete Juegos de Estrellas, ganó tres Series Mundial, un Guante de Oro y dos MVP consecutivos en 1960 y 1961. En este último año ofreció un rendimiento histórico, al romper el récord de más jonrones en una temporada (60), impuesto por Babe Ruth en 1927. Hasta 61 vuelacercas llegó el patrullero de los Yankees, quien anotó 132 carreras, remolcó 141 y se convirtió en un auténtico fenómeno popular por aquellas marcas, solo al alcance del “Bambino”. Después de Maris y Ruth, los únicos que lograron campañas de ese calibre fueron Sammy Sosa y Mark McGwire en sus cruzadas de finales de siglo. Sin embargo, la luz de Maris se apagó pronto por lesiones en las muñecas, al punto de que se retiró con solo 34 años y totales discretos. Esto tuvo mucho peso entre los votantes del Salón de la Fama, quienes nunca le dieron más de 43 % de las papeletas.
Jim Kaat
Lanzador/25 temporadas y 898 juegos en MLB.
Un devorador de entradas nato, brazo consistente durante más de dos décadas, en las que ganó 283 partidos con efectividad 3.45. Participó en tres Juegos de Estrellas, lideró la Liga Americana con 25 victorias y 304 episodios de labor en 1966, y en 1982, ya con 42 años, se llevó una Serie Mundial con los Cardinals. Además, ganó 16 Guantes de Oro consecutivos, aunque algunos reportes de la época indican que fue muy sobrevalorado en este sentido, al punto que en 1969 se quedó con el premio pese a terminar con promedio de fildeo de .826, muy por debajo de la media. Aunque fue un serpentinero consistente, nunca terminó entre los tres finalistas del premio Cy Young, su tasa de ponches por cada nueve entradas fue inferior a 5.0 y perdió 237 duelos. Desde que entró la boleta rumbo a Cooperstown en 1989, no llegó al 30 % de los votos, y tampoco ha tenido suerte en tres oportunidades con el Comité de Veteranos.
Billy Pierce
Lanzador/18 temporadas y 585 juegos en MLB.
Fue el único serpentinero que logró al menos una temporada con efectividad inferior a 2.00 en Grandes Ligas entre 1947 y 1962, etapa en la que indistintamente brillaron ases de la talla de Warren Spahn, Whitey Ford, Early Wynn, Hoyt Wilhelm y Sandy Koufax. Pierce, siete veces All Star, logró par de campañas de 20 victorias y 12 con doble digito de triunfos (211 en toda su carrera), la mayoría con los Chicago White Sox, que lo eligieron en su equipo del siglo. No obstante, solo estuvo cinco años en la boleta para el Salón de la Fama con una renta ínfima de votos (nunca llegó ni siquiera al 2 %).
Maury Wills
Torpedero y segunda base/14 temporadas y 1942 juegos en MLB.
Fue el líder indiscutible de las bases robadas a principios de los años 60 y el primero que logró más de 100 estafas en una temporada desde el inicio de la era de la pelota viva (1920). Anotó más de 1000 carreras y superó los 2000 imparables, aunque no se distinguía por su poder y solo “pegó” 20 cuadrangulares en su carrera. Wills terminó como Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en la campaña de 1962, ganó dos Guantes de Oro, fue a siete Juegos de Estrellas y triunfó en tres Series Mundiales con los Dodgers. No recibió nunca más del 40 % de los votos para entrar a Cooperstown.
Miñoso y Oliva tocando las puertas de Cooperstown
Al igual que todos los candidatos mostrados anteriormente, Orestes Miñoso y Tony Oliva cosecharon extraordinarios resultados que mantienen abiertas sus opciones de derrumbar las puertas de la inmortalidad en el Salón de la Fama.
Por ejemplo, entre los siete jugadores de campo incluidos en la boleta de la Era de los Días Dorados, Miñoso es primero en anotadas (1225), dobles (365), triples (95), promedio de embasado (.387) y en Power Speed (205), la métrica desarrollada por Bill James tomando en consideración la producción de jonrones y bases robadas.
Además, tiene la más baja tasas de ponches por cada boleto (0.69) y, como promedio, fue retirado por la vía de los strikes cada 11.3 turnos al bate. Por cierto, con esta frecuencia se ubica en el Top-10 de las Grandes Ligas entre 1946 y 1964, junto a Nellie Fox, Red Schoendiest, Yogi Berra, Stan Musial o Richie Ashburn, todos miembros del Salón de la Fama.
Estas últimas estadísticas demuestran la tremenda capacidad de contacto de Miñoso, uno de los bateadores más habilidosos de la historia a la hora de poner la pelota en juego. Sin ir muy lejos, en la “Era de la bola viva” (desde 1920 hasta la fecha) solo 25 hombres (16 de ellos exaltados a Cooperstown) han logrado quedar por debajo de los 585 ponches con más de 8200 comparecencias al plato.
Por si esto fuera poco, entre los actuales candidatos de la Era de los Días Dorados, Miñoso es segundo en estafas (216) y OPS (.848), tercero en jits (2110) y boletos (850), cuarto en empujadas (1093).
Otros aspectos resaltan en la carrera del “Cometa Cubano”. Por ejemplo, desde 1920 hasta la fecha, Miñoso es el único pelotero que ha logrado los lideratos —en temporadas diferentes— de jits, dobles, triples, robos y bases recorridas. Además, integra junto a Joe DiMaggio y Goose Goslin —dos inmortales— un exclusivo grupo con los siguientes acumulados históricos: 2100+ jits, 360+ dobles, 90+ triples, 195+ jonrones, 1200+ anotadas, 1000+ impulsadas y menos de 600 ponches.
Los argumentos de Tony Oliva son diferentes, en gran medida porque los totales de su carrera están por debajo de la mayoría de los actuales candidatos de la Era de los Días Dorados, excepto Roger Maris y Maury Wills. Mucho tiene que ver en esto el tiempo de servicio del estelar zurdo pinareño, quien vivió una carrera corta en los terrenos de Estados Unidos.
Si vamos a los libros, nos dicen que Tony Oliva jugó 15 años en las Mayores, pero en realidad tres de esas temporadas fueron totalmente testimoniales. En las dos primeras (1962-1963) estuvo mucho tiempo en las Menores y solo subió al primer equipo de los Twins en septiembre para consumir unos pocos turnos. Después, en 1972 tuvo problemas en las rodillas que limitaron su accionar a diez partidos, y para 1976, con 37 años, jugó poco más de un tercio de la campaña.
No obstante, la envergadura de los resultados de Oliva representa un aval de peso para aspirar a Cooperstown. Por ejemplo, el patrullero de los Twins ganó tres títulos de bateo y conquistó cinco lideratos de jits en la Liga Americana, algo al alcance de muy pocos jugadores.
Solo Stan Musial, Pete Rose y Tony Gwynn, tres de los más exquisitos bateadores en la historia del béisbol, son los únicos que han logrado al menos tres coronas ofensivas y cinco reinados en imparables en la Era de la pelota viva.
Precisamente, tomando como referencia lo ocurrido en los últimos 100 años, solo 18 jugadores han ganado la corona de bateo en tres o más oportunidades, de los cuales 12 llegaron a Cooperstown: Gwynn, Musial, Rogers Hornsby, Rod Carew, Ted Williams, Wade Boggs, Roberto Clemente, Harry Heilmann, Larry Walker, Paul Waner, George Brett y Carl Yastrzemski.
De los otros seis, Pete Rose está vetado de por vida para Cooperstown por sus apuestas cuando todavía estaba activo en MLB como mentor, Joe Mauer se retiró hace tres años y no será elegible para el Salón de la Fama hasta el 2023, mientras Miguel Cabrera y José Altuve siguen activos, pero cuando cuelguen los spikes tendrán enormes opciones de llegar al templo de los inmortales.
La excepción en esta lista son Bill Madlock (ganó cuatro coronas de bateo pero no dejó números globales tan significativos en una carrera de más de 1800 partidos) y Tony Oliva, quien aguarda en Minnesota por una nueva oportunidad.
¿Veredicto?
Las elecciones del Comité de Veteranos suelen ser impredecibles. Todos los jugadores de la Era de los Días Dorados han estado ya en boletas de este tipo y no han recibido el 75 % de los votos necesarios para cruzar la frontera rumbo a Cooperstown. Incluso, este camino ha quedado sin ganadores, como en el 2015, cuando ninguno de los diez candidatos fue elegido.
Podríamos aventurarnos a decir que Miñoso y Oliva tienen opciones reales de dar el paso definitivo ahora, pero lo mismo sucede con Dick Allen o Ken Boyer, quizás los máximos favoritos para entrar en el Salón de la Fama. Teniendo esto en cuenta, les dejamos las consideraciones del analista Jay Jaffe en el prestigioso portal FanGraphs sobre las posibilidades de los dos cubanos.
Orestes Miñoso: “Miñoso murió el 1 de marzo de 2015, lo que significa que, si fuera elegido, el Salón de la Fama tendrá que escribir otro capítulo en su cruel historia de otorgar tardíamente la inmortalidad a candidatos demasiado mortales. Dados no solo sus logros estadísticos, sino también su importancia cultural e histórica, su omisión se destaca como un pulgar dolorido. Pertenece a Cooperstown junto a Robinson, Doby, Clemente, Banks y los otros pioneros e íconos que cambiaron la faz del béisbol.”
Tony Oliva: “Repitiendo un sentimiento que expresé hace siete años, no me sorprendería que Oliva fuera elegido en esta boleta, aunque considero que hay opciones más valiosas, comenzando con Miñoso y Allen. Aun así, el Salón de la Fama tiene su parte de jugadores de carrera corta y mala suerte que están consagrados, y entiendo su atractivo para los votantes. Ahora, si va a entrar, al menos deberíamos esperar que suceda mientras esté vivo para que pueda disfrutarlo.”