Cinco miembros de la Comisión Nacional de Béisbol (CNB) que trabajaban en la edición 63 del clásico cubano de las bolas y los strikes fueron sancionados por su implicación en el caso del árbitro Ricardo Campanioni y su presentación con una identidad falsa en el parque Capitán San Luis, donde se generó una fuerte polémica durante la subserie entre Pinar del Río y Matanzas a mediados del pasado mes de abril.
Según un breve comunicado de la CNB en su perfil de X, quedaron suspendidos por el resto de la competencia el árbitro Ricardo Campanioni, el supervisor de árbitros César Pérez, el comisario técnico Charles Díaz y el anotador auxiliar José Andrés Ramos. Además, Yanet Moreno, jefa del grupo de umpires que actuó en ese duelo, recibió dos subseries de castigo.
Las sanciones se anunciaron este lunes en conferencia de prensa, luego de dos semanas de trabajo de una comisión de investigación que la propia CNB creó para determinar lo sucedido en el San Luis. Sin embargo, lejos de ofrecer aclaraciones tras el período de pesquisas, las autoridades beisboleras de Cuba se limitaron a dar su veredicto sin aportar explicaciones sobre los hechos en tierras vueltabajeras.
Un árbitro fantasma en la 63 Serie Nacional: cronología de un escándalo
Estos sucesos solo se han logrado reconstruir parcialmente por distintos relatos de prensa, por lo que buscamos los testimonios de uno de los protagonistas de la historia. Hablamos de Charles Díaz, pinareño con más de 50 años de experiencia en el béisbol como jugador, entrenador y director en los clásicos domésticos, quien fungió como comisario técnico en esos partidos de la discordia en Pinar del Río.
Charles, uno de los sancionados por la CNB, accedió a conversar con OnCuba para detallar los hechos del “caso Campanioni”, que tuvo su génesis el pasado 16 de abril. Ese día, el umpire en cuestión decretó out a un corredor de los Vegueros en una jugada en tercera base al término del choque inicial contra Matanzas. Un video difundido en redes sociales mostró claramente el error del árbitro, que provocó la reacción violenta de algunos aficionados en el feudo pativerde.
Posteriormente, los directivos de la Serie Nacional decidieron suspender a Campanioni durante dos partidos por su fallo, pero la sanción no se hace pública en ninguno de los canales oficiales de la entidad.
“Esa supuesta suspensión nunca llegó a mí, pero Campanioni se quedó en el hotel durante los juegos de miércoles y jueves (17 y 18 de abril), no trabajó. Después el supervisor de árbitros (César Pérez) me informó que Campanioni regresaría al terreno el sábado (20 de abril)”, relata Charles, quien al conocer este último detalle se comunicó con Carlos Martín, director de la Serie Nacional, para ofrecerle su criterio sobre la situación.
“Le dije que no estaba de acuerdo, que prefería trabajar con tres árbitros antes que poner a Campanioni, porque el espectáculo podía írsenos de las manos. Para mí ese hombre no iba al terreno y así se lo expresé al jefe de los árbitros. Puede que fuera un problema, puede que no fuera, pero yo lo que estaba tratando de que no se diera el problema”, afirma Charles.
Pese al llamado de atención del experimentado técnico, las autoridades de la CNB le contestaron que la decisión de colocar o no a Campanioni en el campo correspondía al personal de Regla y Arbitraje. Esta respuesta de los superiores constituye una violación flagrante del Reglamento de la competencia, en el cual se establece que los comisarios técnicos son la principal autoridad en cada estadio del país.
“Son la máxima autoridad en representación de la CNB y del INDER en las sedes de los juegos de béisbol, garantizando, con su trabajo, que el espectáculo llegue a nuestro pueblo y al exterior a la altura que merece nuestro deporte nacional. Su principal función será prever, en todo momento, aquellos aspectos que vayan en contra de ese propósito. Será el máximo responsable de todas las incidencias que se presenten en el juego”, refiere textualmente el Reglamento sobre las tareas básicas de los comisarios técnicos.
Sin embargo, desde La Habana orientaron a Charles Díaz que dejara el camino libre para que la decisión la tomaran César Pérez, el supervisor de árbitros, y Yanet Moreno, jefa del grupo de umpires que trabajaba en esa subserie, quienes determinaron ubicar a Ricardo Campanioni en segunda base pero con un nombre falso.
“Ellos me dicen a mí que decidieron poner a Campanioni en segunda porque no habían más árbitros, y que lo iban a poner con un nombre falso para que la población no se diera cuenta”, asegura Charles, quien también explicó cómo se desarrollaron los hechos.
“El anotador, como protocolo, antes de los partidos recoge los lineup de cada equipo y después pide la rotación de los árbitros al jefe de grupo. Ahí es cuando Yanet Moreno le da el nombre de Roberto Rodríguez como árbitro de segunda. El anotador lleva la información al audio local y a la prensa y todos se dan cuenta de la mentira. Eso fue todo lo que pasó”, explica Charles.
Dicho testimonio fue corroborado por el anotador José Andrés Ramos en declaraciones ofrecidas al periodista Osbel Benítez: “El sábado 20 de abril antes del juego me informa la jefa de grupo Yanet Moreno que comunique al anunciador local que en segunda base diga el nombre de Roberto Rodríguez. Eso fue lo que realmente pasó. No soy un hombre de decir mentiras.”
Por su parte, Charles Díaz considera que las sanciones de la CNB son injustas, pues no midieron con la misma vara a todos los implicados. “Yo di todos los pasos que me correspondían como comisario técnico, pero la soga se parte siempre por el lado más débil. Yo estoy anonadado.”
La Comisión Nacional en entredicho
Si algo ha quedado en tela de juicio tras estos sucesos es la imagen de la Serie Nacional de Béisbol y la credibilidad de la Comisión Nacional que, en su intento de cubrir el rastro de malas prácticas y errores burdos, han dejado todavía más cabos sueltos.
Las autoridades beisboleras, en primera instancia, negaron que se había presentado un árbitro con identidad falsa en un partido del campeonato. “No ha sucedido ni sucederá”, afirmaron el pasado 27 abril, sin ninguna investigación o evidencia que les permitiera ser tan categóricos. En ese mismo comunicado acusaron –implícitamente– a los periodistas Ernesto Amaya (Radio Guamá), Osbel Benítez (Tele Pinar) y Michel Contreras (Cubanet) de faltar intencionalmente “al más elemental sentido de la ética” por divulgar información sobre lo sucedido en el Capitán San Luis.
Posteriormente, solo después que estos reporteros respondieran con argumentos sólidos en redes sociales, la CNB reconoció la identidad falseada del árbitro Ricardo Campanioni. Donde dije digo, digo Diego. No obstante, nunca ofrecieron disculpas públicas a los periodistas por cuestionar su ética profesional.
Luego crearon una comisión para investigar los hechos, pero descartaron que cualquier directivo u oficial de la entidad fuera responsable por mentir a los aficionados al presentar a un umpire con un nombre falso. Sin embargo, ahora han sancionado a cinco oficiales que pertenecen directamente al aparato de la CNB. De nuevo, donde dije digo…
Son demasiadas incongruencias que ponen en entredicho la gestión de la CNB, así como la honestidad y la competencia de la actual directiva para manejar un asunto sensible. En este punto de la historia, la afición clama por un nuevo pronunciamiento de las autoridades, por un análisis más exhaustivo y crítico de lo ocurrido en Pinar del Río y, sobre todo, por más transparencia de una institución que hasta el momento no ha podido cumplir con una de sus misiones sagradas: respetar al público y a los protagonistas del juego.