“Me siento listo para defender mi corona olímpica y voy a buscar la tercera en París”. Contundente como sus directos se muestra en una entrevista a en su centro de entrenamiento el bicampeón olímpico cubano Julio César La Cruz.
La mañana es fresca en las humildes instalaciones de la Escuela Nacional de Boxeo en El Chico, una pequeña localidad rural en las afueras de La Habana. Allí entrenan a diario cerca de una veintena de púgiles: algunas promesas del guante y otros ya consagrados, como La Cruz.
Este peso pesado atesora dos coronas olímpicas consecutivas: Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020. Actualmente, es una de las esperanzas de Los Domadores, como se le conoce a la escuadra cubana de boxeo, cuyo reto ahora es completar los cupos rumbo a París.
Los cubanos aseguraron ya cuatro de las siete divisiones con La Cruz (92 kg), el también bicampeón olímpico Arlen López (80 kg), Saidel Horta (57 kg) -quienes obtuvieron su boleto en los Panamericanos de Chile 2023- y Alejandro Claro (51 kg).
El resto de los cupos pudieran conseguirse en otros eventos clasificatorios programados antes del inicio de los juegos el próximo 26 de julio.
En medio del ajetreo de las prácticas en la instalación deportiva, el pugilista de 34 años afirma que quiere “entrar en la historia e igualar a los dos grandes boxeadores cubanos (y tricampeones) Teófilo Stevenson y Félix Savón; y al mítico húngaro Laszlo Papp”.
“La Sombra”, como se le conoce a La Cruz por cómo esquiva los golpes de sus contrincantes, engrasa los movimientos que cada vez son más rápidos, mientras golpea fuerte una de las sacas que cuelga del techo ante las indicaciones de su técnico.
Sin tirar la toalla
Un poco más allá se entrena Arlen López, de 31 años, el otro púgil cubano que aspira al triplete olímpico. En medio de una pausa del entrenamiento confiesa estar “más tranquilo” luego de obtener el boleto a París.
Señala también que se siente “confiado” en que sus colegas lograrán clasificar en las divisiones restantes para así “ir completos” a los Juegos Olímpicos.
“Estamos haciendo una buena preparación, que incluyó campos de entrenamiento en Europa y topes amistosos”, explica este pugilista, que logró también sendos oros en Río y Tokio.
El joven también quiere “hacer historia, sin subestimar a ningún contrario y siempre demostrando quién es el campeón”. Todo ello, agrega, “consciente de las dificultades del país, pero sin tirar la toalla”.
En esa misma cuerda habla La Cruz, al reconocer que “los problemas económicos mellan” en su preparación, pero sin rebajar las metas: “Con lo que tenemos vamos avanzando, con el fin de luchar por nuestros sueños y por la medalla de oro olímpica, que es para la que nos preparamos hoy”.
La crisis económica de Cuba ha golpeado duro al boxeo, un deporte que históricamente llenaba el medallero de la isla en las citas olímpicas y de otros niveles competitivos. El país caribeño acumula 41 títulos olímpicos desde la primea presea dorada obtenida en este deporte por el esteler Stevenson en Munich 1972.
Esta realidad, que se afecta a otros deportes que levantan pasiones en Cuba como el béisbol, es evidente en la falta de aditamentos deportivos, instalaciones que requieren reparaciones constructivas o, incluso, en la marcha al extranjero de atletas como el boxeador Andy Cruz.
Los jóvenes boxeadores
Entorno a La Cruz y López, las jóvenes promesas del boxeo se esfuerzan para algún día igualar a sus compañeros ya consagrados. Unos practican sparring, otros realizan estiramientos y algunos corren alrededor de las instalaciones.
Ellos conforman una cantera de pugilistas que los técnicos han tenido que alentar ante el abandono de otros atletas.
“Esas bajas las hemos tenido que suplir con muchachos jóvenes y eso nos ha afectado”, comentó en declaraciones a los medios el presidente de la Federación Cubana de Boxeo (FCB), Alberto Puig de la Barca.
“Son atletas jóvenes con mucha disposición de ganar y con una prioridad en su preparación”, recalcó Puig, quien mencionó el caso de Fernando Arzola (+92 kg), considerado por los expertos una joven promesa del pugilismo.
La situación es complicada, para el país y la federación, pero van a París “con la perspectiva de hacer un buen papel”, asegura el presidente de la FCB.
Laura Bécquer.