Cuando la jueza tunecina Sarah Bouhlel levantó el pulgar de su mano derecha para quitarle un punto a Saidel Horta, supimos que el oro para el cubano en el Mundial de boxeo 2023 se esfumaba como una pluma. El título en los 52 kilogramos sería para el uzbeco Abdumalik Khalokov. El buque de la isla izó seis veces la bandera en Tashkent, pero solo una vez se vio más alta que el resto. Adiós al record de 23 victorias consecutivas, a los 12 aspirantes a medallas que tuvimos de 13 divisiones. Nada de eso parece ahora meritorio (y quizá no lo sea), ¿habrá encallado el boxeo de Cuba en una ciudad sin puerto?
Los púgiles que viajaron a Uzbekistán en la popa terminaron al frente de la actuación de los Domadores: vieron como sus compañeros más consagrados eran derrotados uno detrás de otro. De los 7 debutantes en estas lides, 3 llegaron a la final: el mencionado Saidel Horta, Erislandi Álvarez (60 kg) y Frank Arzola (+92); y uno obtuvo bronce: Alejandro Claro (48).
Los campeones olímpicos y mundiales Julio Cesar La Cruz (92), Arlen López (80), Roniel Iglesias (67) y Lázaro Álvarez (63.5) colapsaron todos en cuartos de final en combates más o menos cerrados. En cualquier torneo de boxeo para derrotar al representante local hay que humillarlo prácticamente. Hablamos de quizá el deporte de combate olímpico más subjetivo que existe y en el que no se vislumbra un sistema de votación exento de polémica. En Tashkent, los criollos cayeron en las 5 ocasiones que se enfrentaron a fajadores uzbecos, a la postre líderes del medallero.
La lid supuso la consagración definitiva de Yoenlis Feliciano Hernández (75), único campeón y quien revalidó su título de hace dos años. El ligero welter es el boxeador cubano más en forma de los que compite bajo la federación nacional. Por otra parte, dejaron una buena impresión Frank Arzola y Erislandi Álvarez, quienes quedaron en plata al caer ante el local Bakhodir Jalolov y francés Sofiane Oumiha, oro y plata en los Juegos Olímpicos de Tokio, respectivamente.
A pesar de ser cuartos en la tabla de presas por países (1-3-2), hubo un metal más con respecto a la anterior edición de Belgrado 2021, cuando Cuba lideró el medallero con 3 coronas y 2 bronces. No obstante, el resultado cualitativo fue inferior en un Mundial que, si bien contó con la participación de 640 pugilistas de 104 naciones, vio como Estados Unidos, Argentina, Canadá, Inglaterra, Irlanda, Polonia y Ucrania renunciaban a competir a modo de boicot, luego de que la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) incluyera a Rusia y Bielorusia en el certamen.
El torneo tuvo un aumento de los premios en metálico para los medallistas: 200 mil dólares el título, 100 mil segundo lugar y 50 el tercero.
Cerca de las cuerdas, hasta 19 técnicos cubanos estuvieron al frente de otras naciones, según reporte del medio Cubalite; y hasta 6 púgiles formados en la isla o de ascendencia cubana representaron a otros países. Por los colores de Azerbaiyán, el pinareño de los 86 kilos, Loren Remberto Alfonso, cayó en la final ante el ruso Ataev Sharabutdin.
Algo parecido sucedió en el pasado Mundial o en el los pasados Juegos Olímpicos, y probablemente volverá a pasar en próximas citas de primer nivel, porque son muchos cubanos han decidido probar su talento en tierras lejanas. Esta cita del orbe, por ejemplo, fue la primera después de que en 2022 abandonaran delegaciones o salieran del país por otras vías varios miembros de la selección nacional como Albert González, Carlos Castillo, Kevin Brown, Herich Ruiz, Billy Rodríguez, Osvel Caballero, Dainier Peró o el monarca olímpico Andy Cruz.
Entre edad y bajas de figuras, Cuba fintea con un recambio generacional que ya ha tirado algunos jabs en Tashkent. La inserción en circuitos profesionales y el corto ciclo olímpico de cara a París 2024 ha mantenido a algunos atletas que deben decir adiós en poco más de un año de la selección nacional. De los veteranos, esta vez solo cumplió con lo esperado el espirituano Yosbany Veitia (bronce), con su cuarta presea universal.
Si bien los resultados positivos de nuestros púgiles en peleas del circuito rentado, lejos de los cuadriláteros del amateurismo, hicieron pensar en abordar Tashkent hasta saquearla, la misión Mundial no fue exitosa, lo cual abre signos de interrogación en medio de una temporada que también tendrá Juegos Centroamericanos y Panamericanos: cuatro eventos con características distintas orbitando sobre el encerado. ¿Pudo pasar factura la preparación y el físico a algunos de los más consagrados del conjunto? ¿Se hace más difícil enfrentarse a discípulos de coaches cubanos?
Marcados no solo por las heridas de combate, sino por la inexperiencia y la posibilidad de mejoramiento, un cuarteto de novatos regresa de Asia central entre los mejores del amateurismo: eso sería lo que Perogrullo conoce como la copa medio llena. Por otra parte, llega el primer gancho al estómago para un deporte que en Cuba, luego de una larga espera (al parecer como toda espera en la isla) acabó este año con la discriminación y decidió sumar a la mujer a la práctica reconocida y avalada por el INDER de los rectos y swings.
Circuito profesional, boxeo femenino, Juegos Centroamericano y Juegos Panamericanos en cada esquina del cuadrilátero. La cita micro regional de San Salvador constituirá, para las muchachas, el estreno internacional tras un simulacro nada esperanzador en los Juegos del ALBA, mientras para los hombres, será el reto de brindar el oxígeno necesario que en el medallero demanda la delegación nacional.
Buscar circuitos profesionales de mayor nivel es necesario para una disciplina que vive universos paralelos entre el amateurismo y el profesionalismo de “primera calidad” como en el que ahora mismo está insertado, por su cuenta, el bicampeón olímpico Robeisy Ramírez. Cómo interactuar entre esos universos, en el que la gloria de uno no se puede probar permaneciendo en el otro, será tarea difícil para los federativos cubanos. La sangría no la contiene ni 200 mil dólares de premio.
El barco no se hunde, aunque tampoco gusta cómo va la línea de flotación. El boxeo cubano ha perdido un punto en el Campeonato Mundial de Tashkent 2023, pero sabemos que, aunque el oro se esfuma, también retorna con la ligereza de una pluma.