Este domingo a las 19 horas de Qatar, en la ciudad de Jor, a 50 kilómetros de la capital Doha, un qatarí o un ecuatoriano sacará desde el medio de la cancha y comenzará el más importante de todos los eventos que no son importantes. Un acontecimiento deportivo, un negocio millonario, un hecho cultural masivo que, sin cambiar en nada el mundo, modifica por un rato, cada cuatro años, el estado de ánimo de cientos de millones de personas en todo el planeta. Comienza el mes de la 22ª edición de la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA.
Estaremos tan expectantes por saber quién saldrá campeón como por ver si tendrá éxito o no el boicot al torneo propuesto desde Europa por las muertes de miles de trabajadores en la construcción de los estadios y por el trato a las mujeres y las personas LGBT en Qatar. Por lo pronto ya se cobró la ausencia de estrellas como Shakira en la inauguración. Como hicimos durante Rusia 2018, usaremos el fútbol para entender la política y viceversa.
La primera mitad del torneo, en la que se juega la fase de grupos, condensa la mayor cantidad de partidos por día. Serán 32 equipos divididos en ocho grupos de cuatro equipos: clasificarán dos por cada grupo a los octavos de final.
Grupo A: Qatar, Ecuador, Senegal, Países Bajos
Los emires qataríes se han pasado la última década comprando una buena parte del mundo, pero eso no alcanza para que su equipo le gane a Ecuador. Salvo que Qatar juegue como nunca antes, el A es un grupo que a priori parece tener un candidato claro (Países Bajos) y dos que pelearán el segundo lugar (Ecuador y Senegal).
Si Qatar quiere dar la sorpresa, es clave lo que suceda el domingo en el partido inaugural. Si no le saca al menos un empate a Ecuador, la ilusión habrá durado lo que tardan en calentarse los estadios qataríes si apagan el aire acondicionado.
Senegal no contará en la primera ronda con Sadio Mané, del Bayern de Munich, su jugador estrella, y eso lo redondea para abajo. Junto con Qatar, Senegal es uno de los cuatro equipos con mayor cantidad de jugadores extranjeros. En Qatar hay diez futbolistas de ocho países diferentes. En Senegal hay doce, de los cuales nueve son franceses: la mitad del equipo va al Mundial a defender los colores de la tierra de sus padres.
Ecuador hace tres partidos que no convierte un gol, pero cuenta con un equipo tácticamente ordenado y físicamente ágil que hizo muy buenas eliminatorias sudamericanas y dejó muy por debajo selecciones con más jerarquía individual, como Colombia o Chile. La nacional ecuatoriana une a un país que, bajo el Gobierno de Lasso, vive al borde del colapso social. De hecho, el presidente ecuatoriano iba a viajar a Qatar, pero se quedó en Quito “debido a la situación de seguridad del país”.
Países Bajos es la selección con la mejor defensa del torneo. El problema es que en ataque es uno de los más flojos entre los candidatos a ganar el Mundial. La jerarquía de los neerlandeses se diluye de mitad de cancha hacia adelante. La gran duda radica, pues, en saber cómo harán para sostener la tradición ofensiva de la naranja mecánica. Aunque es un país que sabe resolver contradicciones; basta ver cómo logró construir una democracia liberal del siglo XXI sin abolir una monarquía de la Edad Media.
Grupo B: Inglaterra, Irán, Estados Unidos, Gales
Es el grupo más politizado. Gales forma parte del mismo reino que Inglaterra, país del que se independizó hace dos siglos y medio Estados Unidos, el cual, a su vez influía al Sha de Persia y por eso la Revolución iraní de 1979 tomó la embajada. Más allá de la historia, la clave del grupo B es qué harán los futbolistas iraníes respecto al régimen de los Ayatollah en medio de las protestas históricas por la violencia policial y cultural contra las mujeres.
El poder que tienen los veintiséis jugadores iraníes, aprovechando la atención de toda la nación, sin censura —o momentáneamente lejos de ella—, es inmenso. Sin embargo, es probable que no lo usen. Antes de ir a Qatar se reunieron con el presidente. Esta semana, en conferencia de prensa, un periodista inglés le preguntó al técnico de Irán, el portugués Carlos Queiroz, qué opina de las revueltas contra el régimen. Queiroz respondió con dos preguntas, la primera en broma: “¿Cuánto dinero hay para que te responda?”, y la segunda evasiva, whataboutism: “¿Por qué no piensas en el tema de la migración en Inglaterra antes?”.
Por la jerarquía de su plantel, Inglaterra es clara favorita a ganar el grupo y llegar lejos en esta Copa del Mundo; aunque, por los últimos resultados en la Nations League, los ingleses no confían tanto en el manager Gareth Southgate (los liderazgos ingleses parecen estar en crisis: el rey, el primer ministro y el técnico de la selección nacional). El segundo lugar, a priori, será disputado por la mejor generación de futbolistas de Estados Unidos en veinte años, la Gales que gira en torno a Gareth Bale y un equipo iraní a la que nada le sobra, pero no le falta solidez.
Grupo C: Argentina, Arabia Saudita, Polonia, México
Messi comienza el camino de la que puede ser su última Copa del Mundo. Esta vez se ve relajado, disfrutando, no parece pesarle la presión que su país deposita en él: la ministra de Trabajo dijo que en noviembre la prioridad no es bajar la inflación, “primero, que Argentina gane el Mundial”.
Arabia Saudita nunca tuvo una Copa del Mundo tan cerca de casa, Qatar es una península que se desprende de su territorio. Serán locales y eso no solo tiene que ver con la cantidad de hinchas alentando en las tribunas, sino además con lo aclimatados que estarán al calor del desierto. Futbolísticamente está tan lejos de los otros tres equipos del grupo como lo están las mujeres saudíes de poder salir solas de casa sin la supervisión de un hombre.
Los polacos dividen su atención entre los misiles que pican cerca (esta semana dentro de su territorio) y lo que pueda hacer el goleador Lewandowski en Qatar. En principio, compiten palmo a palmo con México por el segundo lugar del grupo y pintan como favoritos para quedarse con ese ticket. No será sencillo, México siempre ha pasado a octavos de final desde hace más de veinte años y, aunque la prensa mexicana no confía en el Tata Martino, la falta de expectativas también les alivia la presión. Las expectativas… algo que también preocupa al presidente López Obrador: de acuerdo con la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, la ausencia de Estado de derecho, la corrupción y el crimen son los tres principales obstáculos económicos para hacer negocios en México.
Grupo D: Francia, Australia, Dinamarca, Túnez
Dejá vu. Salvo por Túnez, que tomó el lugar de Perú, el resto del grupo D es idéntico al de Rusia 2018. Ya se conocen: Túnez buscará dar la sorpresa, Dinamarca quiere ser la revelación del torneo y Australia se conforma con lo que venga; en su país la gente mira más rugby y cricket que fútbol.
Francia, campeona defensora y principal candidata a ganar el torneo, junto a Brasil, llega lamentando las bajas de Pogba y Kanté, sus mediocampistas campeones del mundo. Además, llega con la tercera parte del país proponiendo boicotear la Copa. Macron pide no politizar el Mundial; pero en Francia, el equipo nacional, en tanto mezcla Black Blanc Beur, es la síntesis de un país atravesado por la “tensión étnica” (manera elegante de decir racismo) y que precisamente enfrentará a una de sus excolonias en el terreno.
Grupo E: España, Costa Rica, Alemania, Japón
Salvo una sorpresa, España y Alemania se disputarán el primer y el segundo lugar del grupo. Ambos llegan con selecciones renovadas, pobladas de jóvenes, acompañados de leyendas como Thomas Muller en Alemania y Jordi Alba en España. En sus países se preparan para ver el Mundial mientras se las ingenian para pagar las boletas de luz o para calentarse este invierno sin gastar demasiado.
Japón puede dar el golpe, de la mano de Takumi Minamino, jugador del Mónaco en la liga francesa. Será un rival incómodo para los excampeones del mundo europeos. Ya dió la sorpresa en Rusia, cuando pasó a octavos de final dejando atrás a Polonia y Senegal.
Costa Rica dió el golpe en 2014, cuando le ganó el grupo a tres campeones del mundo: Inglaterra, Italia y Uruguay. Con mucho menos plantel que el de entonces, ahora buscará repetir.
Grupo F: Bélgica, Canadá, Marruecos, Croacia
Bélgica tiene la última oportunidad para aprovechar la mejor generación de futbolistas de su historia. Tras caer en cuartos de final en 2014 y ser semifinalista en 2018, llega al Mundial casi con el mismo plantel que el de Rusia. Si acompañan a Kevin De Bruyne, pueden ganar la primera Copa para un país necesitado de símbolos nacionales porque no es un país sino dos: el de los walones y el de los flamencos. Los belgas alientan en francés o en neerlandés; pero no en ambos idiomas.
Bélgica es candidata a llevarse el grupo junto a Croacia, la sorpresa del Mundial pasado, que llega a este con prácticamente las mismas estrellas del pasado. El tanque es el mismo, ahora la gran duda sobre Croacia es si le queda gasolina.
Los otros dos equipos, con poco, pueden complicar el panorama. Curiosamente las estrellas de Canadá y Marruecos son defensores, laterales y no goleadores. Canadá depende de Alphonso Davies (que no llega a pleno, con serias molestias en el tendón); y Marruecos, de Hakimi. Ambos equipos dependen de lo efectivo que pueda ser su contraataque. Tanto Hakimi como Davies nacieron en tierras distintas a los países que representan. Hakimi nació en Madrid, España, y Davies en Ghana: su infancia en Canadá fue en un campo de refugiados.
Grupo G: Brasil, Serbia, Suiza, Camerún
En otro grupo casi idéntico al que les tocó en 2018, hay un Brasil que es, quizá, el principal candidato a quedarse con el torneo. Mientras su país prepara la transición de Bolsonaro a Lula, los liderados por Neymar (que apoyó a Bolsonaro) intentarán cerrar al menos por un rato la grieta abrupta que se evidenció en el resultado de las últimas elecciones y no sean solo los militantes de derecha los que se pongan la camiseta amarela.
Serbia y Suiza llegan con jugadores con buen nivel en grandes ligas y tendrán el desafío de lidiar con dos estilos de juego muy diferentes al europeo: el latinoamericano y el africano.
Camerún llega con muchas dudas: hasta cuando el DT dio la lista lo hizo con tanta dificultad al pronunciar los nombres, que se sospecha que no eligió él a los jugadores.
Grupo H: Portugal, Ghana, Uruguay, Corea del Sur
En el peor semestre de su carrera, Cristiano Ronaldo buscará la redención. No la tendrá nada fácil: le tocaron tres equipos durísimos, compactos y rápidos que, al mismo tiempo, tienen tres estilos muy diferentes. Portugal tiene un plantel de superestrellas, puede armar dos equipos de 11 que juegan en los mejores clubes del mundo. Sin embargo, en juego colectivo, las otras tres selecciones son probablemente superiores.
Corea del Sur es la representación de la sociedad del rendimiento, diría Byul Chul Han. Si les ganan, entonces, no será por cansancio sino por superioridad técnica. El tema para los surcoreanos es que su estrella, Son, que fue el goleador de la última Premier League, llega con problemas físicos.
Uruguay no tiene generación intermedia. Mezcla una generación muy vieja con una muy nueva, ambas de jerarquía similar. La duda está en sí encontrará un balance. No es improbable, si algo caracteriza a los charrúas es la moderación. Tendrá que medirse con el equipo que eliminó agónicamente en cuartos de final de Sudáfrica 2010, Ghana, que le ganó a Suiza esta semana y llega afiladísimo. El H es probablemente “el grupo de la muerte”.
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