David Coulthard desembarcó en La Habana y solo un puñado de periodistas hormigas y otros tantos apasionados del motor podían identificarlo. Caminó por la ciudad como un foráneo más, un turista de tantos que surcan nuestras calles sin que nos inmutemos, aunque se trate de un subcampeón mundial de la Fórmula 1, estandarte del automovilismo a nivel global.
Tal vez el nombre no sea demasiado musical, tal vez no llame tanto la atención, ni tenga el rostro familiar de Michael Schumacher, Fernando Alonso, Lewis Hamilton o Sebastián Vettel, pero Coulthard es el sexto mejor piloto en la historia de la velocidad, tal y como reflejan sus 62 podios en los Campeonatos Mundiales de Fórmula 1 y sus 13 triunfos absolutos durante 14 años compitiendo al más alto nivel con las escuderías Williams, McLaren Mercedes y Red Bull.
Hombre intrépido, el escocés siempre ha vivido al límite, no solo por los riesgos lógicos de competir a más de 300 kilómetros por hora en monoplazas, sino también porque en el año 2000 sufrió un accidente aéreo en el que murieron los dos pilotos de la nave y tanto él como su esposa se salvaron por puro milagro.
No obstante, Coulthard bajó un tanto el ritmo en su andadura por el Caribe, que visitó para participar en calidad de invitado especial en el IX Rally de Regularidad Copa Castrol 2013, organizado en por la escudería de autos antiguos “A lo cubano”.
Siempre sonriente y acompañado por Tony Burrows, jefe de mecánicos de Red Bull Racing, el escocés condujo un Pontiac convertible del año 1955, propiedad del cubano Jorge Achón, quien cedió sin problemas su reliquia a las manos de todo un Miembro de la Excelentísima Orden del Imperio Británico.
Al volante Coulthard parecía cómodo y así lo confirmó tras recorrer los más de 70 kilómetros de que constaba el circuito del Rally. “Esto se ha ideado muy al estilo cubano, se puede percibir en las calles. Pasear en un auto como este es fantástico, se ha comportado de la mejor manera, se notan las manos mágicas de quienes lo mantienen”, expresó instantes después de bajarse del Pontiac rojo, el cual escogió luego de probar dos modelos de Cadillac y un Buick.
“Tomé el Pontiac por ser descapotable, muy fresco. Igualmente por las características del motor, es un carro muy confortable”, explicó. Al respecto, Jorge Achón, el dueño del auto comentó que a Coulthard le llamó la atención el auto, aunque sabía que no podía acelerar tanto como en la Fórmula 1, bromeó el propietario, quien adquirió el vehículo hace 17 años casi por causa del azar.
“Lo compré a la mitad con un amigo para regalarlo a un italiano que venía a Cuba, pero nunca llegó y le pagué su parte a mi compañero para quedarme con el auto”, revela Achón, dedicado en los años posteriores a la reparación y conservación de una joya que recibió en condiciones nada agradables.
“El carro era de un señor que se dedicaba a transportar mercancía de Pinar del Río al mercado de Cuatro Caminos en La Habana. Traía viandas en cajas y en el maletero carne de cerdo, aquello no tenía nada que ver con esto que tenemos ahora”, explica mientras señala a su reluciente Pontiac.
“No tenía las piezas originales y me enfoqué en conseguirlas y repararlo. Al final lo logré y hoy casi todo es auténtico: el motor, el diferencial y la caja de velocidades, solo se le adaptó un alternador en vez del dinamo y un sistema de frenos de disco para sustituir las tamboras y dar más confiabilidad”, confiesa Achón.
Lo cierto es que estaba acondicionado a la medida de Coulthard, quien recorrió diez municipios capitalinos sin guía, auxiliado solo por un mapa. “Lo encontré muy relajante por la hospitalidad y amistad característica de este pueblo, además de la pasión que tienen los pilotos por sus carros, por eso entre otras cosas lo considero un evento realmente impresionante”, acotó.
Para Coulthard el sistema de Rally no es desconocido, pues intervino años atrás en un circuito llamado “el millar de millas”, en Italia, muy famoso por los riesgosos tramos. “Estuve allí porque uno de mis pilotos preferidos ganó el trayecto en la década de los 50, además, este tipo de competencias se trata siempre de la vistosidad de los carros, de las vistas de la ciudades, de las costumbres, de la naturalidad de con que los chóferes circulan a tu alrededor, por eso me interesó particularmente venir a Cuba”.
Antes de la despedida, y tras firmar cientos de autógrafos, Coulthard bromeó sobre su regreso a Cuba, que puede producirse en abril del año próximo para el circuito de saltos extremos o high diving organizado también por Red Bull.
“Entrenaré para llegar, creo que si bajo cinco o seis libras puedo aparecerme con mi traje de baño Speedo y participar, no será complicado, como destilo tanta adrenalina considero poder hacerlo”, expresó en una muestra latente de la intensidad constante con que anda por la vida.
Ganadores del IX Rally de Regularidad Copa Castrol 2013.
Categoría Motos:
Primer Lugar: Lázaro González y Eloy Jiménez (Modelo: Triumph 1955, del Club de Motos Inglesas)
Segundo Lugar: Luis Romero y Lázaro García (Modelo: MZ 1982, del Club MZ)
Tercer Lugar: Yasser Fernández y Héctor Fernández (Modelo: Norton 1958, del Club LAMA)
Categoría Autos
Primer Lugar: David Peña y Bárbaro Martínez (Modelo: Lada de 1971, del Club de Autos Rusos).
Segundo Lugar: Agustín Estrada y Agustín Estrada Jr. (Modelo: Chevrolet 1948)
Tercer Lugar: Abraham González y Hubert Fernández (Modelo: Lada de 1986)
Cuarto Lugar: Carlos Álvarez y José Barrios (Modelo: Lada de 1974, perteneciente al Club de Autos Rusos)
Quinto Lugar: Manuel Prieto y Dayán Gutiérrez (Modelo: Lada 1600 de 1984). Monarcas del 2012.
Fotos: Adriana Rodríguez