La FIFA, en su afán de gigantismo, pudiera haberle hecho un favor a Cuba. Sin querer, claro. Dudo que el organismo rector del fútbol internacional piense mucho en la Isla a la hora de tomar sus decisiones.
La noticia es que la Copa Mundial crecerá hasta 48 países. Lo hará a partir de 2026, siguiendo una propuesta del actual presidente de la organización, el suizo Gianni Infantino. En ella habrá 16 grupos de 3 equipos cada uno, de los que emergerán 32 para la fase de dieciseisavos de final.
El sustituto del polémico Joseph Blatter viene anunciando la idea desde que asumió el liderazgo. Ahora su plan ha sido aprobado de manera unánime por el Consejo de la FIFA.
“Tenemos que gestar la Copa del Mundo del siglo XXI”, dijo Infantino acerca del proyecto. Ello significa, para decirlo en cifras, que aumentaría en 16 el número de selecciones clasificadas y también en 16 los partidos que se desarrollarían en la fase final.
Otro cálculo nada desdeñable apunta a que la FIFA ingresará para entonces mil millones de dólares adicionales por contratos de emisiones y patrocinio, y que las ganancias finales se multiplicarán a pesar del aumento de los costos por concepto de operaciones y premios.
No obstante, Infantino confía en que el paso a 48 equipos no solo incrementará el peso de sus bolsillos sino también el interés deportivo que genera el evento, al permitir que más países puedan clasificarse. Y ahí entraría Cuba.
Bueno, en realidad no entraría Cuba. Solo crecerían sus posibilidades matemáticas de llegar a la Copa Mundial, algo que únicamente sucedió en 1938 y por invitación.
El problema es que también crecerían las posibilidades de muchos otros países, hayan debutado ya en el certamen o no. Las de Islandia, por ejemplo, que nunca ha estado en un Mundial pero humilló a la poderosa Inglaterra en la pasada Eurocopa. O las de Senegal, que en su único paso por una fase final logró incluirse entre los ocho mejores. O incluso las de Tonga, que ocupa el último lugar, el 205, del ranking de la FIFA.
Cuba, aunque ha tenido momentos mejores, finalizó el 2016 en el puesto 151 del listado. Tonga, en realidad, no nos queda tan lejos.
En el camino para el próximo Mundial, el de Rusia 2018, la mayor de las Antillas ya fue eliminada. Cayó ante Curazao tres años antes del inicio de la justa. Si eso no es un récord, se le parece bastante.
Claro que Curazao, que ni siguiera es un país sino un territorio autónomo holandés de 154 mil habitantes, ocupa el puesto 75 de la FIFA. La pelea era entonces de león pa’ mono.
Bien mirada, la decisión de la FIFA de aumentar el número de países en el Mundial representa una oportunidad para los cubanos. O al menos un primer paso hacia esa oportunidad.
Aunque aún no se ha divulgado oficialmente el reparto de los nuevos cupos, estimados previos señalan que la región de Norte, Centroamérica y Caribe (CONCACAF) sería una de las más beneficiadas. Los tres puestos que le corresponden actualmente podrían duplicarse hasta seis.
En este punto se abre el abanico. Aunque Cuba no es precisamente asidua en la hexagonal final que define hasta hoy la clasificación de CONCACAF, ahora la tendría un poco más fácil. No es lo mismo pasar por encima de 38 competidores que hacerlo sobre 35, ¿no?
Además, ello pudiera facilitarse todavía más si en definitiva uno o más países de nuestra zona geográfica organizan la competición. La votación que definirá la futura sede tendrá lugar en mayo de 2020 y, según se especula, Norteamérica es la región favorita. De ocurrir así, los organizadores recibirían un cupo automático y habría menos contendientes por los restantes.
También cabe la esperanza de apelar a la solidaridad internacional y que naciones acostumbradas a clasificar, como México y Costa Rica, nos cedan su puesto. O incluso los Estados Unidos. A fin de cuentas, ya estamos en el proceso de normalización de relaciones y para 2026 Donald Trump podría no ser el presidente.
De todas formas, y aunque no ha habido pronunciamientos oficiales en la Isla, no falta quien especula sobre posibles negociaciones entre el INDER y la FIFA. La parte cubana estaría proponiendo una nueva ampliación de los cupos para 2038 o 2042. Se dice que la cifra propuesta por Cuba estaría en el orden de las 64 selecciones, o incluso 96. Otras federaciones nacionales, como las de Venezuela, Bolivia, Pakistán y Yibuti, se han mostrado favorables a la propuesta.
Ya sé que suena a broma –y el párrafo anterior lo es– pero quizás así, algún día todavía lejano, podremos gritar un gol cubano en un Mundial de fútbol. ¿Se imaginan?
Ojalá. Me encantaría, pero si ni siquiera logramos enviar un equipo unificado al Clásico Mundial de Baseball, un deporte con mucho más atraigo y tradición aunque ahora el fútbol, hace años, amenace esa hegemonía, que nos puede esperar en esa dirección. Haría falta mucha suerte y voluntad. Además, más allá de la asistencia por invitación a un Mundial en el siglo pasado, atesoramos varias participaciones consecutivas en los mundiales de fútbol sala y ni siquiera le hicimos mucho caso al asunto de empezar a desarrollar el tema por ahí. Después que vi a la venta en las tiendas de ropa reciclada de La Habana las chalecos de entrenamiento que había donado la FIFA al país y que los miles de balones oficiales entregados al gobierno nunca llegaron a la base no hay mucho que esperar. No tenemos una liga que valga la pena. El muy buen fútbol que se juega a nivel de barrio en las canchas de baloncesto en desuso u en otras improvisadas no está siendo apreciado por los directivos del INDER, que le hace caso omiso. En resumen. Habrá que contentarse con ver en vivo las mejores ligas europeas y los mundiales cada cuatro años. “Para soñar primero hay que tener cabeza”. La frase es mía.