En un partido intenso y reñido de principio a fin el equipo Cuba de fútbol sala perdió este martes por 8-5 frente a su homólogo de Tailandia, como parte de las acciones del Grupo B en la Copa Mundial de este deporte, que se realiza en las ciudades colombianas de Bucaramanga, Cali y Medellín.
Para ambos equipos era un juego de vida o muerte, quien perdiera se despediría del evento y el ganador seguiría con vida, al menos una fecha más. Conscientes de ello, cada elenco saltó a la cancha del coliseo Iván de Bedout, Medellín, con gran vocación ofensiva y con los cuidados defensivos necesarios para evitar sorpresas inoportunas.
Las primeras acciones favorecieron a Cuba, al fabricar tres goles en 12 minutos por intermedio de Sandy Domínguez (6´), Andy Baquero (8´) y Alejandro Marrero (12´). Esa renta favorable fue solo un espejismo que hizo a millones de cubanos aspirar a la segunda victoria en citas mundialistas, pero la realidad demostró que los caribeños no supieron preservar esa ventaja y se convirtieron en víctimas de un despiadado bombardero de los tailandeses, quienes tuvieron como figuras destacadas a los goleadores Jirawat Sornwichian (15´ y 24´) y su pívot estrella Suphawut Thueanklang (20’p, 33′ y 40′).
El éxito de los representantes del sudeste asiático estuvo sustentado en que nunca los intimidó la ventaja cubana, además de realizar una extraordinaria labor de desgaste, hasta que lograron tomar la delantera parcial en la pizarra por 6-5, gracias a Kritsada Wongkaeo, al minuto 28 del compromiso.
Wilfredo Carbó, entrenador de los cubanos, comentó a OnCuba que en su opinión se trató de un rival que trabajó intensamente por el triunfo y las tres unidades puestas en disputa.
“Les interceptamos varios balones en ataque pero no fueron suficientes, ellos tienen una gran capacidad de tiro, y sumado a su velocidad no permitió que pudiéramos seguirle el ritmo, el mérito es de ellos”, reseñó.
Sin embargo, el otrora guardameta de equipos Cuba resaltó que los muchachos del técnico Clemente Reynoso, se sacrificaron por sacar el éxito del match.
“Cada jugador aportó su granito, desde el banco o sobre la cancha lucharon hasta el final, incluso cuando no había fuerzas para más. El arquero Nelson Johnston se erigió en un muro, al detener varios remates muy claros de gol, Sandy Domínguez con sus dos goles empujó hacia delante a la escuadra. Se perdió, pero fue en buena lid, así es el deporte. No salimos con la cabeza baja porque se hizo un gran juego”.
Con la derrota del sábado por 7-1 ante Egipto y el fracaso ante Tailandia, los cubanos quedaron eliminados del mundial sin poder cumplir su objetivo de avanzar hacia los octavos de final. Las continuas desatenciones defensivas terminaron por pasarle factura a una selección que tuvo la mejor preparación de su historia para asistir a certámenes de este tipo que, sin embargo, fue insuficiente para superar con tiempo esas deficiencias. Para conseguir grandes resultados en el fútbol sala se tiene que construir una zaga fuerte y eficiente, sin ello es muy difícil aguantar a las más potentes ofensivas del planeta.
Este viernes en la fecha del adiós los cubanos se toparán con el conjunto de Rusia, uno de los favoritos a medallas junto a Brasil, España e Italia. Solo queda esperar que no ocurra la goleada que algunos han pronosticado a Cuba, y en su lugar sea un choque vibrante, donde los de la Isla hagan sudar la gota gorda a los europeos con sus brasileños incluidos en sus filas. A fin de cuentas, a esta altura ya no hay nada que perder.