Idolatrado en su país natal, David Ortiz recorría las peligrosas calles de Santo Domingo con poco o nulo personal de seguridad. Confiaba en que sus fanáticos lo protegerían.
Así, el “Big Papi” se encontraba con la guardia baja incluso en lugares concurridos, como el Dial Bar and Lounge, donde la elite de los negocios y los espectáculos en República Dominicana puede entremezclarse con figuras más oscuras, en un país donde suelen amasarse fortunas mediante el narcotráfico y el lavado de dinero.
El martes, el extoletero de los Medias Rojas se encontraba en terapia intensiva en Boston, donde se recuperaba del balazo que recibió en la espalda el domingo en el referido bar. En tanto, la policía investiga qué aspecto de la vida de un héroe deportivo dominicano pudo haberlo convertido en blanco de lo que pareció ser un atentado directo en su contra.
Ortiz estaba tan relajado el domingo en el bar al aire libre que le daba la espalda a la acera poco antes de las 9 de la noche, en el momento en que un sujeto, llevado al lugar por otro en una motocicleta, se le acercó y le dio un disparo a quemarropa antes de huir.
Enfurecidas, varias personas capturaron al motociclista de 25 años y le propinaron una golpiza que lo dejó ensangrentado, antes de entregarlo a la policía. El hombre que disparó contra el beisbolista retirado de 43 años seguía prófugo el martes.
Médicos en la capital dominicana extirparon la vesícula y parte de los intestinos de Ortiz, quien fue llevado el lunes por la noche en un avión-ambulancia a Boston, para recibir más tratamiento, incluida una cirugía exploratoria de dos horas.
La esposa de Ortiz, Tiffany, dijo en un comunicado que el exdeportista se encontraba “estable y despierto”, mientras “descansaba cómodamente” en el Hospital General de Massachusetts, donde permanecería por varios días.
El motociclista Eddy Vladimir Féliz García, arrestado en 2017 por posesión de drogas, figuraba entre varias personas detenidas el martes por la tarde, dijo a The Associated Press un agente que solicitó permanecer anónimo por no tener permiso de divulgar detalles de la investigación sobre el caso.
Un auto policial que transportaba a Féliz García llegó a un contenedor naviero improvisado como tribunal el martes por la noche. El detenido se sentó ahí durante aproximadamente media hora, antes de marcharse de nuevo.
Funcionarios judiciales dijeron que la audiencia se había demorado porque los documentos de cargo contra Féliz García no habían llegado a tiempo. Sin embargo, añadieron que esperaban que el sospechoso volviera después.
Deivi Solano, abogado de Féliz García, dijo que su cliente no tenía idea de a quién trasladaba en la moto a cambio de una tarifa, ni de qué iba ocurrir cuando el pasajero descendiera.
“Él no sabía a qué iba. Es un fan de David”, aseguró Solano.
Más tarde, Julieta Tejeda, vocera de la fiscalía, dijo a la prensa mediante WhatsApp que se había realizado un segundo arresto en la investigación. Se negó a dar más detalles.
Ortiz tiene una casa de seis alcobas en el adinerado suburbio bostoniano de Wenton, Massachusetts, que comparte con su esposa y sus tres hijos. Sin embargo, ha puesto a la venta la propiedad de unos seis millones de dólares.
Visitaba a su padre y a su hermana en Santo Domingo unas seis veces al año, de acuerdo con un amigo cercano, quien habló con la AP a condición de anonimato por la índole delicada de la situación.
Ortiz se quedaba en el apartamento de su padre y llevaba una activa vida social en la capital dominicana. Visitaba locales nocturnos con pequeños grupos de amigos, entre quienes figuraban personalidades de la TV y músicos locales de reguetón, a quienes solía ayudar, contactándolos con estrellas del género.
Era inevitable que el exjugador dominicano se topara con personajes cuestionables de la escena social en Santo Domingo. Sin embargo, guardaba su distancia una vez que se le advertía sobre los sombríos antecedentes de esos personajes, afirmó el amigo.
“Pudo ser que hablaba con esos tipos pero no sabía quiénes eran”, explicó. “Se protegía mucho de ese mundo”.
No obstante, la policía investiga si alguna relación, así fuera fugaz, que el pelotero pudo haber tenido en Santo Domingo desató una cadena de sucesos que llevó al ataque, dijo un segundo agente a la AP.
Esa autoridad se negó a dar detalles adicionales sobre el tipo de relación que pudo haber tenido Ortiz o sobre otros aspectos de una investigación que se desarrollaba a paso veloz.
Ortiz se sentía completamente seguro en su país natal, insistió el amigo. Los admiradores lo saludaban adondequiera que iba.
“Él se siente protegido por las mismas personas, él es una de las personas más queridas de la República Dominicana. Él no se sentía miedo a pesar de que existe una delincuencia callejera. Los mismos muchachos de los barrios peligrosos lo respetaban”.
Ortiz viajó de Boston a Santo Domingo el 5 de mayo, para inscribir a su hijo adolescente, una promesa del béisbol, en una de las academias para futuros astros en el país caribeño, dijo el amigo. “Big Papi” quería también supervisar el funcionamiento de su fundación, que auspicia cirugías para niños enfermos, y firmar un acuerdo publicitario de habanos.
El domingo por la noche, salió con el reguetonero conocido como El Sujeto, así como con el presentador de televisión Jhoel López al Dial, un bar y café que comenzó como rama de una concesionaria de automóviles de lujo que se encuentra casi enfrente.
En los años recientes, el Dial pasó de ser un sitio en que la gente se relajaba mientras lavaban sus autos, para convertirse en un concurrido sitio donde comen y beben las celebridades dominicanas, muchas veces junto a gente cuya fortuna es de dudosa procedencia.
El Dial se ubica en una zona adinerada y relativamente segura de Santo Domingo, pero República Dominicana se considera uno de los países más peligrosos del mundo.
La tasa de homicidios es de 12,5 por cada 100.000 habitantes, con lo que República Dominicana figura entre el 10 y el 15% de las naciones más violentas del mundo, de acuerdo con el Departamento de Estado norteamericano.
Hubo 1.353 homicidios reportados en 2018, en comparación con 1.561 en 2017 y 1.616 en 206, según la dependencia estadounidense, que ha emitido informes al respecto mediante su Consejo de Asesoría en Seguridad en el Extranjero (OSAC).
El año pasado, 2.145 personas fueron herida de bala, un ligero decremento respecto de 2017, según el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la República Dominicana.
Un reporte del OSAC indicó que República Dominicana enfrenta también graves problemas con el tráfico de drogas y el lavado de dinero.
“Esta situación es peor debido a la falta de recursos policiales, a la policía mal remunerada y entrenada y a la corrupción rampante”, señala el informe.
Este año, el gobierno aumentó a 40 años la pena máxima de prisión para los culpables de secuestrar a una persona mediante el uso de un arma ilegal o de matar a alguien durante la comisión de otro delito.