Dayron Robles está sorteando obstáculos desde hace 20 años. Su vida, tanto dentro como fuera de las pistas, ha sido una extensa carrera repleta de vallas, las cuales ha intentado sobrepasar –no eludir– con un virtuosismo fuera de lo común.
Natural de Guantánamo, Dayron emprendió un largo viaje dispuesto a convertirse en una estrella, a explotar su talento, y hoy es uno de los referentes históricos del atletismo cubano. Pero el camino ha estado lleno de obstáculos, tanto que a los 15 años poco le faltó para abandonar el deporte.
“Teníamos una preparación física muy fuerte y psicológicamente no estaba tan preparado para aguantarla (…) hubo un momento tan duro que dije: «yo me voy»”, relató Dayron hace un año en diálogo con la colega Eyleen Ríos.
Pero a la postre, Robles empujó, escuchó, aprendió y decidió continuar. “Al final no podía virar para Guantánamo y decirle a mi mamá: soy un perdedor, no supe aguantar el sacrificio que había que hacer.”
Y justo a partir del sacrificio, Dayron se labró un camino brillante, con el título olímpico de Beijing 2008 y el récord mundial de los 110 metros con vallas, el cual ostentó desde junio del 2008 hasta septiembre del 2012.
Después de estos logros, su carrera dio algunos tumbos y no volvió a encontrar la estabilidad en el rendimiento, hasta llegar al retiro definitivo. Pero su empeño de crecer nunca se apagó, de hecho, tras alejarse de la arena competitiva, decidió lanzarse a otra experiencia también difícil: el emprendimiento en Cuba.
Dueño del restaurante “La Escondida Habana”, en el centro de la capital cubana, y gestor de hostales en la misma zona, Dayron se ha enfrascado en una aventura con tantas o más vallas que todas las carreras de 110 metros que disputó en los circuitos profesionales.
Y justamente hoy está frente a uno de esos incómodos e inesperados obstáculos, la pandemia del coronavirus, que desde hace más de dos meses paralizó la vida tal cual la conocemos. Sobre los desafíos que impone esta nueva realidad, Dayron Robles conversó con OnCuba.
¿Cuáles son los principales retos como emprendedor en estos tiempos de coronavirus?
Yo diría que los retos no son solo de estos tiempos de pandemia, en realidad ya habían en nuestro país problemas serios de suministros antes de que llegara la Covid-19. Es cierto que ahora hay muchas quejas por el tema de las colas y la escasez de productos, pero ya eso lo estábamos viviendo desde hace algún tiempo.
La situación es bien delicada y nos involucra a todos, precisamente porque todos estamos expuestos. Cualquiera tiene que meterse en una cola, y no por darse un lujo, sino para satisfacer necesidades básicas. Honestamente, yo vislumbro un futuro bastante complicado, y si antes estaba mala la cosa, cuando esto termine no sabemos ni cómo va a quedar.
La ausencia de turistas complejiza más el panorama para negocios como los tuyos…
Exacto, pero era necesario limitar el movimiento en las fronteras para evitar una gran propagación del virus. Lo que no se puede negar que sin turismo se rompe una cadena tremenda en Cuba. En primer lugar, el país pierde su mayor fuente de beneficios, y el personal de ese sector, por ende, tampoco puede aportar de la misma manera en sus hogares.
También sufren daños quienes trabajan en negocios particulares que dependen mayormente del turismo internacional, y, por otro lado, se ven afectados quienes prestan disimiles servicios a esas instalaciones de consumo, ya sean bares, restaurantes u hostales.
Se ha roto esa cadena y hay una gran incertidumbre, no solo para los emprendedores, sino a nivel de país, a nivel mundial. Muchos dirigentes están evaluando cómo retomar los comercios y el turismo en las nuevas condiciones que tendremos, y realmente no hay soluciones claras.
A todo esto hay que añadir, en el caso de Cuba, los problemas políticos con la potencia número uno del mundo y las afectaciones que históricamente eso ha provocado en nuestro país. Todo se ha agravado en las circunstancias actuales y debemos prepararnos para una situación incluso peor. Lamentablemente esa es la realidad que tenemos por delante, hay que esperar para ver que depara el futuro.
¿Qué has hecho en para aprovechar este tiempo muerto en función de los negocios?
Nos hemos enfocado en optimizar y ordenar el trabajo, y hemos pensado en estrategias para el momento de reapertura de los negocios. Somos conscientes de que no vamos a tener el mismo volumen de clientes, aunque ya esta tendencia se viene dando desde hace un tiempo, concretamente desde finales del 2017.
A partir de ese momento las cosas se han complicado bastante por el propio deterioro de las relaciones con Estados Unidos. Hay quien no lo quiere ver así, pero yo lo digo, se ha visto un decrecimiento del turismo norteamericano, y ya mucha gente se había concentrado en ese mercado. Ahora hay que abrir un poco el diapasón y ver, después que se reanuden los vuelos, cómo se comporta el flujo de turistas.
Por lo demás, este tiempo lo he dedicado a disfrutar con la familia y buscar juntos alternativas provechosas para un futuro cercano. Por ejemplo, tenemos una pequeña parcela de tierra en las afueras de La Habana y allí hemos trabajado en sembrados de ciclo corto. Sembrar hoy para mañana tener algunos beneficios.
¿Crees que cuando pase la pandemia los hostales u otros espacios de alojamiento más pequeños y exclusivos tendrán mayor demanda que las grandes cadenas hoteleras?
No tengo esa apreciación. En primer lugar, creo que los potenciales turistas van a demorar un poco en llegar, porque deben recuperar la confianza para volver a viajar. Además, entiendo que van a ser mucho más exquisitos a la hora de escoger un sitio para pernoctar, y preferiblemente apostarán por zonas donde no hubo casos de coronavirus y no haya riesgo de contagio.
Hay que pensar también en los problemas económicos de los potenciales clientes. Muchas personas que tenían propuesto un viaje o vacaciones familiares, probablemente van a postergar sus movimientos porque han empleado su dinero en todo este tiempo de paro generalizado.
Por otra parte, no podemos olvidar que los principales volúmenes de turistas los mueve el estado a través de sus agencias, y ahora mismo todas esas empresas y sus similares internacionales están en situación crítica, con muy poca visualidad.
Entonces, si no llega población a los hoteles, si no hay movimiento turístico dentro de esas grandes instalaciones, no hay muchas posibilidades de que los hostales pequeños podamos atraer a nuevos clientes.
Por fortuna, a nuestro favor está el trabajo de salud pública y la organización que ha demostrado el país en la contención de la enfermedad, detalles que ayudarán a que los potenciales clientes confíen un poco más en el destino Cuba.
Nosotros debemos dar gracias por tener la salud publica cubierta. Los aplausos al personal médico son pocos, nos quedamos cortos. Los doctores, enfermeros, todos los que están de guardia sin fusil, por mucho que se reconozca lo que están haciendo, tenemos que agradecerle el quíntuple.
Recientemente dijiste que tú sueño es que podamos trabajar en conjunto como país. ¿Qué crees que nos falta para lograrlo?
Son muchas cosas las que hacen falta. Hace poco salió un artículo en Granma en el cual se emitió un criterio que nos coloca a la comunidad de emprendedores como si fuéramos el enemigo, como si estuviéramos atentando contra el país, y nada más lejos de la realidad.
Los emprendedores somos una herramienta para la sociedad. Somos una comunidad que surge porque Cuba tenía muchas empresas insolventes y el estado buscó alternativas. Desgraciadamente, todavía hay muchas personas escépticas que no nos ven de esa manera y piensan que somos un mal para el país.
Pero nosotros apostamos por la integración, por el diálogo, por el intercambio de ideas. Esas vías podrían dar soluciones para el desabastecimiento, para acabar con el acaparamiento y la reventa, males que nos golpean por todas partes. Hay que empezar a cambiar cuanto antes, o de lo contrario costará lograr esa unidad.
Todos los cuentapropistas pagamos seguridad social y tributamos a la sociedad. Muchos somos cuentapropistas, sí, pero a la vez trabajamos para el estado. Yo, por ejemplo, trabajo para el estado, genero empleo y, si hay un muchacho que va por mal camino y está en mis manos ayudarlo, darle un consejo, lo hago. Eso también es aportar a la sociedad y al país.
Al final somos una sola Cuba, todos vivimos aquí y hay que pensar como país; que cada cual tribute de la manera que le enseñaron o que utilice la herramienta que tiene en función de aportar.
En la recta final de la conversación, justo después de sobrepasar la última valla, quedó espacio para dedicarle unos minutos al deporte, algo inevitable cuando se habla con un campeón olímpico y uno de los mejores corredores cubanos de la historia.
Dayron, quien sigue activo y en excelente forma física pese a estar retirado hace ya casi cuatro años, confesó que extraña el deporte todo el tiempo. “Para mí, eso es la vida, independientemente de lo demás que haga.
“Siempre quiero estar en contacto con mis coterráneos, saber qué están haciendo mis ex compañeros, da igual si viven en Estados Unidos, en China o en Europa. Ese intercambio es algo fundamental para mí, algo que me inspira”, aseguró el guantanamero, quien hace deportes todos los días.
“Me he vuelto hasta paranoico con todo este tema de la pandemia y me he puesto a entrenar tan fuerte como para intentar hacer una carrera de 110 con vallas. Voy a intentarlo y probar en agosto, no importa el tiempo ni nada más, solo sentirme bien físicamente”, añadió.
Por otra parte, Robles precisó que la pandemia ha colocado a los atletas activos en una situación totalmente desconocida, de la cual no se sabe quién sacará mejor provecho.
“Todo esto nos ha alejado, y me imagino que sea difícil para los atletas entrenar en casa. Van a perder un poco de forma, porque no es lo mismo estar en un timing competitivo y que te llegue un parón tan brusco. Esto no lo ha experimentado nadie en la historia reciente, es una experiencia completamente nueva. A ver cómo lo contarán dentro de un par de años.”
Felicitaciones a RObles por su mente emprendedora y claridad de análisis. Brillante!
Está clarísimo Dayron, y creo que es un ejemplo a seguir por los jóvenes. Le deseo lo mejor; unas estrellas Michelin para “La Escondida Habana” no estarían de más, aunque no lleguen al prestigio de una medalla olímpica algo es algo.