Ya todo hace indicar que sí correrá. Pero hay que cumplir pasos. Un portavoz de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo envió a este periodista el siguiente mensaje: “La IAAF ha sido informada hoy (martes 26 de julio) por el Comité Olímpico Internacional que el Comité Olímpico Español le ha escrito a ellos solicitando a la Comisión Ejecutiva del COI revise la elegibilidad de Orlando Ortega bajo la Carta Olímpica. Este análisis tendrá lugar los días 30 y 31 de julio en Río”.
O sea, que el balón ha sido enviado a la cancha de la cúpula del COI cinco días antes de que comiencen los Juegos, que decidirá si lo acepta o no en el torneo olímpico. “Eso es exactamente –dice a OnCuba Chris Turner, miembro del departamento de prensa de la IAAF– , la razón por la cual el Buró Ejecutivo del COI ha sido requerido a considerar el caso ante las diferencias de reglas con la IAAF”.
Según la IAAF, para que un atleta pueda competir bajo otra bandera deberán transcurrir tres años desde que obtuvo permiso de residencia en su nuevo país. Ortega consiguió ese documento en noviembre de 2013, después de no regresar a Cuba tras su fuga en Moscú y posterior establecimiento en Madrid, donde es entrenado por su padre. Así, para la IAAF, el vallista no será español hasta el 5 de noviembre próximo.
Sin embargo, y aunque el Comité Olímpico Internacional también exige que se cumplan tres años, el plazo comienza a contar no desde que resida en el país de su nuevo pasaporte sino desde su última competición con su antigua nacionalidad. En este caso, y tomando como referencia el Mundial de Moscú, Ortega sí cumple el término fijado por el organismo que determina quién puede entrar en sus Juegos.
Este día feriado en la Isla no fue posible hacer contactos con directivos cubanos. Sin embargo, el comisionado nacional de atletismo, Jorge Luis Sánchez, recientemente confirmó a este sitio digital que la IAAF en respuesta a un correo “aclaratorio”, reiteró su norma según la que Ortega no era elegible para estas competiciones hasta el 5 de noviembre.
También el presidente de la Federación cubana, Alberto Juantorena, ratificó que el caso Ortega no había sido tratado en la última reunión del Consejo de la IAAF a la que asiste ahora en calidad de vicepresidente del organismo internacional.
Pero al parecer la IAAF ha dado luz verde a Ortega.
Las autoridades deportivas cubanas tampoco parecen muy prestas a llevar a rajatabla el caso, como antaño ocurrió con otros casos. Ambas federaciones y ambos comités olímpicos mantienen muy buenas relaciones y un ejemplo que ilustra es la base de preparación que Guadalajara, a 56 km.de Madrid, ofrece tradicionalmente a las selecciones cubanas de atletismo.
Y en este contexto en que el deporte tampoco está ajeno a la brújula política marcada por la mejora de las relaciones entre los dos países, el recordista mundial de altura Javier Sotomayor recibió la ciudadanía española en el verano de 2015; también por esos días la adquirió Ortega.
Las cosas deben quedar claras en la reunión del COI de los dos últimos días de julio, no vaya a ser que alguien después de que el artemiseño termine sus 110 con vallas en la pista carioca saque a la luz la normativa de la IAAF en medio de la guerra contra Moscú.
En fin, que hay unos cuatro cubanos nacionalizados en el equipo español a Río de Janeiro y, como quiera, Ortega será una valla más en los ya difíciles obstáculos de sus coterráneos Dayron Robles, Yordan O’Farril y Johanis Portilla, en unos Juegos en los que varios comerán de una torta de carne rusa que no imaginaban.
Que corra por donde quiera, por donde sea mas feliz, basta ya de recordar leyes cuando les son convenientes. Cuba tiene grandes atletas que haran un gran papel.