La noche del viernes 8 de abril, en la sede de la Asociación de Béisbol Amateur Hartford West, el senador demócrata por Connecticut, Chris Murphy, dijo que “las relaciones más importantes son las relaciones de pueblo a pueblo. El béisbol ha sido uno de los vínculos entre los EE.UU. y Cuba, y es un buen punto de partida para esas relaciones”.
Su auditorio no era, en esa oportunidad, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado del cual es miembro, sino un grupo de 18 adolescentes jugadores de béisbol, de entre 13 y 14 años, entrenadores y padres, que realizarían un viaje de una semana a Holguín, ciudad situada en la región nororiental de la Isla.
El “desembarco” en predios holguineros formó parte del Programa de Buena Voluntad USA – Cuba y entre sus principales promotores contó con la organización sin fines de lucro Teen Cultures Connect, enfocada en conectar a adolescentes norteamericanos con sus pares de otras latitudes.
Antes de la partida, Tim Brennan, coach de los jovencitos y líder del Programa en la localidad de West Hartford, comentó a la prensa local que no solo se trataba de los estudiantes y sus familias –un grupo de 70 en total– sino que llevaron consigo “750 libras de equipos de béisbol, útiles escolares, instrumentos musicales y más. Va a ser muy divertido para dar como regalo”.
“Estoy muy orgulloso de estos niños, los padres, la comunidad. Este es un viaje muy significativo”, dijo en aquella ocasión Brennan, confiado en la capacidad de establecer nuevas conexiones entre los pueblos a través del lenguaje común de béisbol. “Realmente creo en la diplomacia deportiva”.
Uno de los adolescentes, Ben Giroux, receptor del equipo y estudiante de la Secundaria Conard, confesó a West Hartford Magazine que no podía “esperar para entregar a un niño cubano un guante de béisbol”.
Cuando, por fin, partieron hacia Holguín el sábado 9 de abril a las 6:30 de la mañana, ya habían estudiado y aprendido algunas palabras en español y practicado hasta el cansancio el arte de las bolas y los strikes. Abordaron los autobuses rumbo a Montreal, Canadá, pues los vuelos disponibles solo aterrizaban en La Habana. En el camino se encontraron con el ex jugador de Grandes Ligas Bill Spaceman Lee, quien decidió apoyar el intercambio en ambos sentidos: luego del viaje a Holguín, peloteritos cubanos deberían completar el ciclo en los Estados Unidos.
Si alguno de los niños o padres holguineros que estuvieron entre los cientos de entusiastas que recibieron a la delegación norteña en abril, albergó dudas sobre su viaje de julio, la duda terminó montados en el avión. Ya los cubanitos están en terrenos del país norteño.
Acogidos por familias de la localidad de Connecticut, los beisbolistas holguineros y sus acompañantes (de los que no se tienen datos) disputarán seis partidos contra equipos de las ciudades de West Hartford, Hartford, Glastonbury y Newington. También participarán en actividades extra beisboleras, entre ellas la visita a la casa de Mark Twain y el Centro de Ciencias de Connecticut. Además, pudieron asistir a un partido de béisbol de los Red Sox de Boston, jugarán a la pelota en el estadio de Cooperstown, Nueva York, y visitarán la sede de ESPN en Bristol.
No es la primera vez que un equipo infantil cubano corre las bases en tierras norteamericanas. En estas fechas, pero de 2015, por primera vez un equipo infantil de béisbol participaba en el Torneo Disney International, en Orlando, Florida. José Dariel Pito Abreu, portento cubano en la Gran Carpa, corrió con los gastos de Habaneros, conjunto integrado por pequeñines de la capital de la Isla. Luego de demostrar sus habilidades en el Estado del Sol, los cubanitos visitaron Chicago, y pudieron presenciar un partido entre los Medias Blancas y los Cachorros.
Aquel equipo, armado con niños del municipio habanero de Playa, ya tiene incluso un documental que recrea este momento. Los holguineros, por lo pronto, tienen el paso histórico de este encuentro para su provincia.