A la ofensiva del team Cuba le sucede lo mismo que al combustible del país: se ha reducido de manera muy sensible. En las empresas y organismos hay una normativa que exige la regulación del uso de energía. En el equipo nacional de béisbol existe la prohibición de batear hits.
Es el ahorro como palabra de orden. La guerra al despilfarro en cada uno de los frentes. Dar un hit se ha convertido, casi, en una conducta licenciosa, y los peloteros acatan con disciplina militar la indicación. Tanto, que dirimidos cuatro juegos del tope contra Estados Unidos, solo Jeferson Delgado y William Saavedra incumplen el libreto.
Entre los dos –que dicho sea de paso no son caras habituales en la escuadra- acumulan diez de los 17 imparables del grupo. Es decir, el 59 por ciento de la siega. Los demás, todos juntos, solo han violado la orden en siete ocasiones. O sea, menos de dos veces promedio por encuentro.
Gracias a esa admirable actitud, el duelo con los americanos exhibe un par de triunfos por bando (porque tampoco está bien que derrochemos las victorias). Ellos, prácticamente unos niños, han logrado sortear la tortura del calor, los golpes del cansancio y el trauma de cambiar del aluminio a la madera, y esta tarde saldrán al terreno del Capitán San Luis a tratar de llevarse el gato al agua.
El empate se produjo la víspera en Pinar. Colapsó el brazo flacucho de Liván Moinelo, perdió la brújula el de Miguel Lahera, y por esa rendija se colaron los yanquis, animosos. Cuatro veces pisaron el home en el sexto capítulo, y ya fue suficiente. Los cubanos crearon algún que otro conato sedicioso, pero siempre pesó más el deber (el no desperdiciar) que los afanes de revuelta, y con dos generosos doble plays depusieron las armas en el octavo y el noveno innings.
A la postre, más allá del revés, el objetivo principal se había alcanzado, porque nadie osó dilapidar recursos ofensivos. Nadie, como no fueran Delgado y Saavedra, con los cuales seguramente se tomarán medidas que los devolverán a la cordura.
Ya lo dice el spot televisivo: Ahorrando más, tendremos más.
que decir de sus palabra; EXCELENTE.
es lo que queda, usar la ironía, ya nadie tiene esperanzas, solo ver los reportajes de los equipos de hace 20 años, no creo que tampoco nadie se atreva ni a comentar sobre este artículo, de mi parte ya use demasiadas palabras, solo desearle al beisbol cubano un EPD.