El cubano Frank Chamizo hace varios años representa a Italia en la lucha libre. Bajo bandera cubana ganó la presea de bronce en el Mundial de 2010 en Moscú, en la división de 55 kilogramos, y con Italia ostenta cuatro medallas en citas del orbe: los títulos mundiales en Las Vegas 2015 y París 2017 en 65 y 70 kilos, respectivamente, así como plata en Nursultán 2019, además del bronce en Belgrado 2022, ambas en los 74 kg.
En lides europeas suma nueve medallas en cinco divisiones: cuatro de oro, dos de plata y tres de bronce. Además, ganó la presea de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y fue semifinalista en Tokio 2020, aunque allí finalmente concluyó en la quinta posición.
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Con este historial de peleas desde 2010 hasta la fecha, Chamizo es considerado un veterano de los colchones, pero solo tiene 31 años y mantiene vivas sus esperanzas de regresar a unas Olimpiadas. Sin embargo, el boleto a París 2024 se le escabulló entre las manos hace solo unos días por culpa de una serie de errores arbitrales en el clasificatorio olímpico europeo que se celebró en Bakú.
En la capital azerí comenzó con triunfo (10-3) ante el polaco Patryck Krysctozf Olenczyn. En octavos derrotó 7-1 a Simon Marchl, de Austria, y en cuartos desbancó 2-0 al húngaro Kurad Muramagovedov. Pero su novela de terror estaba a punto de comenzar en el combate que garantizaba el pasaje a París frente al anfitrión, Turan Bayramov, a quien los jueces claramente favorecieron, privando al italo-cubano de su tercera aventura olímpica.
Esa pelea finalizó igualada 8-8, pero el azerí salió airoso por haber realizado una acción de cuatro puntos que le daba ventaja en caso de empate. La cuestión es que Chamizo marcó dos puntos finales que le habrían otorgado el boleto, pero el entrenador de su rival impugnó la acción, y los puntos fueron retirados.
Tras esta controvertida decisión, el matancero reclamó e, incluso, afirmó a la prensa que rechazó un soborno de 300 mil dólares para perder deliberadamente el combate.
“Sabía que tenía que dar el doble o el triple en Azerbaiyán, porque estaba peleando en su casa y ellos habían comprado todo. El mismo árbitro estuvo con los azeríes durante todo el torneo. Lo hice, pero luego pasó algo que me recuerda al boxeo de hace muchos años. Así que sí, quiero decir, vinieron a mí ofreciéndome dinero, 300 mil para perder. No quiero decir quién, pero la mañana del pesaje pasó”, denunció Chamizo en el diario italiano La Repubblica.
En declaraciones recogidas por la agencia AP, Chamizo dijo que se negó “porque no sólo me represento a mí mismo, sino también a Italia… No es fácil quebrantar mi integridad”.
¿El fin de la novela?
La Federación Italiana de Luchas reclamó la polémica decisión, y la Unión Mundial de Luchas (UWW, por sus siglas en inglés) tomó cartas en el asunto. Creó dos paneles diferentes para analizar de forma independiente y por separado las decisiones arbitrales, incluidas las decisiones de impugnación.
Cada panel estuvo compuesto por tres miembros: el presidente de la Comisión de Arbitraje, más dos expertos y tres miembros de la Mesa con experiencia en arbitraje y en las Reglas de Lucha Libre Internacional.
Además, el presidente de la Cámara Disciplinaria de la UWW nombró otro panel de tres miembros para revisar los resultados de la investigación en curso sobre las acusaciones de intento de corrupción.
Lo cierto es que la comisión de la UWW se retrasó una semana en su decisión final. Incluso Chamizo hizo pública la demora en una publicación en Instagram, en la que mostraba su dolor por lo acontecido.
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Finalmente, la UWW se pronunció este martes y reconoció los errores de los jueces, pero Chamizo se quedó, de momento, sin pasaje a París: “Según el artículo 53 de las Reglas Internacionales de Lucha Libre, bajo ninguna circunstancia puede modificarse el resultado de un combate después de que la victoria haya sido declarada en el colchón”.
Ambos paneles coincidieron en que algunas acciones durante el combate no fueron puntuadas correctamente, incluyendo no detectar la pasividad del luchador azerí. También se coincidió en que las consultas arbitrales no fueron eficientes, se cometió un error de sincronización, y la consulta de impugnación sufrió importantes deficiencias en su funcionamiento.
Además, los paneles denunciaron una grave falta de discernimiento en la asignación del cuerpo arbitral, y en la distribución de los roles durante el desafío de este combate.
La Cámara Disciplinaria de la UWW decidió suspender, por diferentes períodos, al cuerpo y a los delegados de arbitraje por las supuestas violaciones durante la pelea semifinal.
Román Pavlov, árbitro en el colchón, e Ibrahim Cicioglu, uno de los miembros de la delegación, fueron suspendidos de todas sus funciones hasta el 31 de diciembre de 2024.
Ali M. Saiwan fue el juez y está suspendido de todas sus funciones hasta el 30 de septiembre de 2024. Aleksei Bazulin, presidente de la mesa, hasta el 30 de junio de 2024. Los dos miembros restantes de la delegación de árbitros, Kamel Bouaziz y Casey Goessl, han sido suspendidos de todas sus funciones hasta el 30 de junio de 2024.
La Cámara Disciplinaria, sin embargo, pidió a la UWW que colocara a Chamizo como primer favorito en el sorteo del próximo evento clasificatorio mundial, y última oportunidad para los luchadores, que comenzará el próximo 9 de mayo en Estambul.
En resumen, el ente rector de la lucha a nivel mundial reconoce que los árbitros obraron en favor del luchador local Turan Bayramov, los sancionó por un par de meses y se lava las manos como Poncio Pilatos.
Lo cierto es que a Chamizo solo le queda una “última bala” en Estambul. De no ganar el boleto, quedaría fuera de París por los garrafales errores arbitrales en favor de Turan Byramov. ¿Esta novela tendrá final feliz? ¿París será una fiesta para Frank Chamizo?