Desde hace mucho tiempo Gerard Piqué ha dado muestras de que piensa más allá del fútbol y que, entre sus prioridades, no aparece solo preocuparse por las virtudes de los atacantes contrarios y por las mejores variantes para detenerlos.
A sus 31 años, el defensor catalán marcha adelante con su proceso de revitalización de la Copa Davis de tenis y visualiza también otras aventuras empresariales que nada tienen que ver con el fútbol o con el FC Barcelona.
A todas luces, el jugador prepara el terreno para su futuro cuando acabe su carrera como futbolista en el club catalán, algo que es perfectamente comprensible, solo que ciertos movimientos suyos pueden perjudicar a la entidad azulgrana en la actualidad.
Piqué se retiró de la selección española tras el Mundial de Rusia, jugada que podría dejarle un mayor espacio de descanso. Sin embargo, el central ha preferido dedicar los parones internacionales, por ejemplo, a viajar hasta China para presenciar el Masters de Shanghái, una manera de profundizar en su negocio tenístico.
Lo complejo del asunto es que el Barcelona necesita más que nunca de las prestaciones de su incipiente empresario para salir de una mala racha en la Liga española, en la que suman cuatro partidos en fila sin ganar y solo tres puntos conseguidos de 12 posibles.
El central es la solitaria pieza con experiencia que quedan en una defensa que acusa las bajas de Samuel Umtiti (rodilla izquierda) y Thomas Vermaelen (pierna derecha), descartados para enfrentar este fin de semana al líder de la competición doméstica, el Sevilla.
Justamente, un ex del conjunto hispalense, el francés Clement Lenglet, será su acompañante en el centro de la zaga, pero habrá que ver si logra ofrecer un rendimiento a la altura de las expectativas.
El otro problema es el mínimo margen de error y la perenne preocupación de una lesión por fatiga de Piqué, quien ha disputado cada minuto de la Liga esta temporada y buena parte de la Champions.
Una prueba de los contratiempos defensivos del club es que no han podido mantener su valla invicta en ninguno de sus seis partidos. Ante el Sevilla, para colmo de males, tendrán que extremar los cuidados, pues los andaluces han marcado 14 goles dentro de una racha de cuatro victorias que incluye el 3-0 al Real Madrid el mes pasado.
Piqué se entrenó con el Barcelona el miércoles por la mañana y luego se embarcó a Madrid para la presentación en público de su proyecto de la Copa Davis, un torneo que ha perdido relevancia en los últimos tiempos.
El objetivo del polémico jugador catalán es revolucionar la máxima competencia de equipos en el tenis, la cual actualmente se disputa en cuatro fines de semanas durante el año. A partir de 2019, el torneo tendrá una fase final de 18 equipos que se escenificará durante una semana entera en noviembre, con Madrid como sede.
Dicho formato lo ideó el grupo inversor Kosmos, del cual Piqué es fundador. El mismo sedujo a la Federación Internacional de Tenis para dar un giro total al formato de la competición, que será única, según prometió el propio futbolista durante la presentación en Madrid.
Más allá de la apuesta por el tenis y la Copa Davis, Piqué ha colocado su capital detrás de compañías que venden lentes de sol, bebidas isotónicas y hasta hamburguesas orgánicas, sin obviar su costumbre de acudir al Congreso Mundial de Móviles.
Luego de intentar incursionar en los videojuegos, puso también la mira en los deportes virtuales en 2016 cuando fundó eFootball.Pro.
Algunas de sus actividades fuera de la cancha han creado situaciones complicadas con su club, y ha sido cuestionado fuertemente en diversos círculos. Quizás el caso más crítico fue su producción del documental en el que Antoine Griezmann definió que se quedaba en el Atlético de Madrid, en vez de fichar por el Barcelona.
Este asunto molestó en la alta cúpula del club catalán, pues Piqué conocía de antemano la decisión del francés y jamás comentó nada al respecto, pese a que los rumores de la inminente llegada del galo a la Ciudad Condal estaban en su punto cumbre.
Casado con la estrella pop Shakira, el futbolista siempre está en el ojo del huracán y no le teme a eso. Tampoco ha rehuido pronunciarse respecto al tenso debate del movimiento secesionista en Cataluña. Dice que, aunque no es partidario de la separación de la región, sí apoya un referéndum sobre la independencia.
Por ahora el Barcelona tendrá que seguir lidiando con la compleja y enredada vida extra futbolística de uno de sus referentes, pues firmó una extensión de contrato en enero pasado que lo vincula a la entidad azulgrana hasta el 2022.
En ese momento tendrá 35 años, quizás ya demasiado para soportar las exigencias del máximo nivel del fútbol. Para entonces, nadie descarta que pueda ser el futuro presidente del Barcelona, amparado en su enorme popularidad entre la afición y los socios.
“Sería un presidente atípico”, dijo Piqué a inicios de este año. “No lo sé. Ya veremos. Tendría que estar motivado en el momento”.