Viernes: Una final adelantada y dos duelos que prometen

Cristiano Ronaldo durante un partido amistoso ante Argelia, el jueves 7 de junio de 2018, en Lisboa. Foto: Armando Franca / AP.

Cristiano Ronaldo durante un partido amistoso ante Argelia, el jueves 7 de junio de 2018, en Lisboa. Foto: Armando Franca / AP.

Uruguay- Egipto

Por el Grupo A Uruguay se medirá con Egipto. Los egipcios tendrán mucha historia universal pero el legendario en la historia del fútbol es el pequeño país de Pepe Mujica.

Los uruguayos llegan agradecidos con Sergio Ramos por haber lesionado a la estrella egipcia Mohamed Salah en la final de la Champions League y también agradecidos a Alá por el Ramadán, que terminó ayer. El ayuno religioso hizo a varios jugadores egipcios entrenar menos para disgusto de su entrenador, el argentino Héctor Cúper. Salah aprovecha que no está recuperado para generar polémica: se tomó una selfie con Ramzan Kadyrov, el dictador con Instagram.

La “celeste”, dice su leyenda Enzo Francescoli, no será la tradicional garra charrúa solamente, sino que buscará contagiarse de sus vecinos verdeamarelhos del norte esta vez, con algo de jogo bonito de la mano del mediocampo que asocian Nahitan Nandez y Matías Vecino. La potencia goleadora de Luis Suárez y Edinson Cavani hacen de la uruguaya una de las mejores delanteras de la Copa, si la dupla se enciende –entra en “racha” como se dice en Uruguay– son candidatos a ganar su grupo cómodos. Tienen todo lo que necesitan: el avión que los llevó a Rusia cargó 180 kilos de yerba mate.

Egipto, sin Salah, es un equipo más. Como lo fueron en su momento Costa de Marfil sin Drogba o Camerún sin Eto’o. El delantero estrella del Liverpool estaría listo a la altura del segundo juego. En ese contexto, un empate frente a Uruguay valdría oro para Egipto, y una hipotética victoria sería una nueva primavera árabe.

Portugal – España

Jugadores de Portugal posan para una foto antes de un partido contra las Islas Faroe en las eliminatorias para la Copa del Mundo. Foto: Paulo Duarte / AP.

Juegan dos aficiones víctimas de la crisis financiera de 2008, aunque sus selecciones nunca se devaluaron ni hipotecaron. Portugal y España son equipos con generaciones ganadoras en su recta final: se terminan de despedir los españoles que alzaron un mundial y dos Eurocopas por un lado; y del otro lado está el último campeón de Europa. Es el primer gran partido del Mundial, el que nos hará tomar dimensión del evento que acabamos de comenzar a presenciar. Un duelo que tranquilamente podría ser la final o una semifinal en el segundo día de competencia: un clásico europeo desde la época en la que se disputaban colonias en América y África.

España era súper favorita antes de lo que sucedió hace dos días: despidieron a Lopetegui por acordar con el Real Madrid sin decir nada a la Federación Española. Ahora, no se sabe. Los dirigirá Fernando Hierro: una leyenda como jugador pero un inexperto como entrenador.

Los españoles atraviesan una etapa revulsiva: en el lapso de 30 días licenciaron a la alcalde de su capital, destituyeron al presidente del gobierno, metieron en prisión a un familiar del rey y echaron al director técnico de su selección.

Irán- Marruecos

Dos países gobernados por monarcas islámicos. Una sunnita, la otra chiita. Persas y magrebíes se verán las caras en su debut copero y aunque al gran público le suene un match aburrido, será un partido a muerte. Marruecos empezó junio con una mala noticia: perdió la sede del Mundial 2026 a manos del trío México-EEUU-Canadá. Es la cuarta vez que se postula y pierde.

Hay un resultado que no le sirve a ninguno de los dos equipos: el empate. Entre Irán y Marruecos definirán quién puede aspirar a la hazaña y disputarle un lugar en la clasificación a España o Portugal. Si se sacan puntos entre sí, difícilmente los puedan recuperar contra sus rivales grandes, con quienes un empate será una victoria. Si llegaron a Rusia pensando en que, total, lo importante es competir, este será el choque en que más chance tendrán de hacerlo.

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