El albor del 52 Campeonato Cubano de béisbol tiene a la fanaticada nacional en vilo. Nadie, ni siquiera el más encumbrado de los expertos del país, puede, ni podrá señalar con acierto sus candidatos a clasificar a la segunda ronda, porque sencillamente es imposible debido a la enorme paridad entre los 16 equipos participantes.
Los cuatro gigantes históricos de la pelota cubana aparecen fuera de los ocho primeros lugares del torneo, únicos que otorgan pasaportes a la segunda ronda, tras la implantación esta temporada de la nueva estructura de competencias.
Industriales, Pinar del Río, Santiago de Cuba y Villa Clara decepcionan diariamente a sus parciales con opacas actuaciones, repletas de pobreza en los órdenes ofensivos y de pitcheo.
Los azules de La Habana, máximos acaparadores de cetros nacionales (12), solo batean .252 de porcentaje ofensivo, con solo seis jonrones conectados en 13 partidos, lo que influye en su débil slugging general de .345, digno de equipos de categorías inferiores.
Además, su cuerpo de serpentineros es el cuarto peor del Campeonato, con 4.04 de efectividad (la media del torneo es 3.02). Todo unido tiene a los actuales subcampeones de Cuba sumergidos en el noveno lugar del certamen, con seis triunfos y siete reveses.
Situaciones similares atraviesan Pinar del Río y Villa Clara, situados en el escaño 12, con idéntica foja de cinco victorias y siete fracasos. En ambos casos su fragilidad principal es la producción ofensiva, con mayor énfasis para los pinareños, que son los penúltimos entre todos los concursantes, con tétrico .237, además de compilar solo dos jonrones en más de 400 veces al bate.
Ya lo de Santiago de Cuba lleva otro análisis. Los tres grandes anteriormente mencionados al menos cuentan con novenas competitivas, pese a los discretos resultados, sin embargo los santiagueros cuentan con una plantilla compuesta mayormente por jugadores de poca calidad y otros veteranos que hace rato vieron pasar sus mejores años.
Las temibles alineaciones de las avispas de temporadas anteriores, compuestas íntegramente por sluggers impresionantes, léase los Kindelán, Pacheco, Fausto, Pierre, José Julio y compañía, son meras anécdotas en aquella provincia oriental, que apenas cuenta ahora con Alexei Bell como único jugador de sobrada calidad y ancla en el puesto 15 de la tabla de posiciones, con solo tres éxitos en 12 partidos.
El resto de sus jugadores de posición son un alarde a la mediocridad, algo similar a su staff de lanzadores, cuyo único exponente de nivel es el prospecto Alaín Delá, por demás de poca experiencia para liderar un proyecto tan incompleto y deforme como el santiaguero, destinado a quedar fuera de la postemporada por tercer año consecutivo.
La sorpresa en aún mayor si tenemos en cuenta que los tigres de Ciego de Ávila, vigentes campeones de Cuba, también aparecen en la zona frágil de la tabla de posiciones, empatados con Industriales en el noveno escaño. Increíble.
Estas penurias de los gigantes del béisbol cubano son aprovechadas por los equipos chicos. El mejor posicionado es Guantánamo, con número extraordinarios en todos los sectores de juego, sobre todo en su área de serpentineros (2.03 de promedio general de carreras limpias, líderes).
Otros conjuntos emergentes que aprovechan la coyuntura del estrepitoso bajón de calidad de los tradicionales monarcas son Matanzas, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Las Tunas, además de los sorpresivos conjuntos de Isla de la Juventud y Camagüey, aunque estos dos últimos comenzarán a decaer de un momento a otro.
Los matanceros, dirigidos por Víctor Mesa (manager de la selección nacional), parecen sólidos aspirantes tras su espectacular crecimiento de la temporada anterior; los cienfuegueros y espirituanos igualmente se posicionan como elencos de fuerza para avanzar a la segundo ronda; mientras Las Tunas deberá jugar a tope en todo momento para seguir adelante porque cuenta con una plantilla demasiado exacta como para darse lujos extra.
Ahora mismo, el torneo está patas arriba, con gigantes de rendimientos opacos y enanos que parecen mejores de lo que son en realidad, enanos.
Desde esta campaña, en la Serie Nacional se disputarán dos etapas clasificatorias -por el sistema de todos contra todos-, antes de los play off.
En la fase inicial, de 45 partidos, intervienen 16 equipos, de los que solo avanzarán los mejores ocho a la segunda ronda, para disputar otros 42 desafíos. Los primeros cuatro conjuntos de esa etapa-2 ganarán el derecho a discutir el título nacional.