Konnichiwa, Tokio.
La humanidad, en idioma japonés, saluda con cierto alivio a Tokio y a los Juegos Olímpicos, que finalmente ya son una realidad.
Pese al retraso de un año, a la ausencia de público en las gradas y al estado de emergencia en la capital nipona por la incidencia de la pandemia de coronavirus, la magna cita del deporte ha acaparado la atención global tras una comedida ceremonia de inauguración que ha dejado ardiendo la llama olímpica en la Tierra del Sol Naciente.
Japón recibe a más de 11 000 deportistas ansiosos de competir y mandar un mensaje de unidad al planeta, devastado por la incertidumbre, el aislamiento, la desolación y la muerte que ha provocado la COVID-19.
Justamente, el compromiso de los atletas es —junto a los millonarios contratos televisivos— una de las tablas de salvación de los Juegos, en vilo hasta última hora por el escepticismo de un sector mayoritario de la propia sociedad japonesa, que no comprende ni ve la necesidad de recibir a decenas de miles de personas en uno de los momentos más críticos de la pandemia.
“Es muy diferente a lo que todos habíamos imaginado, pero estamos aquí juntos”, dijo el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, en la ceremonia de apertura de la lid, que se extenderá hasta el 8 de agosto.
Cuba, a priori, será uno de los animadores del evento. La historia respalda a la armada caribeña, que entra a Tokio con la mayor cantidad de títulos y preseas entre todas las naciones latinoamericanas. Reafirmarse en ese sitial de honor y conservar el tradicional protagonismo bajo los cinco aros es el objetivo prioritario de los representantes del movimiento atlético nacional, incluso ahora que se encuentra en horas bajas.
En Tokio, los atletas de la Isla escribirán nuevas páginas de leyenda y otros se quedarán con el sabor amargo de la derrota, pero regresarán agradecidos por competir y cumplir el sueño olímpico, que no está al alcance de todos.
Desde OnCuba, deseamos todos los éxitos posibles a los atletas de la Isla, tanto a los que compiten bajo la enseña nacional como a los que lo hacen en representación de otros países.
Y para calentar los motores, traemos un interesante diálogo que sostuvimos con cinco periodistas, a quienes les preguntamos por cuestiones históricas de la actuación antillana en citas estivales y por su criterio sobre las posibilidades de la comitiva de quedar entre las 20 primeras posiciones del medallero. Nuestros invitados son:
* Eyleen Ríos (Ha dado cobertura a tres Juegos Olímpicos/Londres 2012-Río 2016-Tokio 2020)
* Michel Contreras (Periodista con más de dos décadas de experiencia en la cobertura de eventos deportivos)
* Fausto Triana (Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos/Moscú 1980-Atlanta 1996-Sydney 2000-Atenas 2004- Londres 2012)
* Ricardo López Hevia (Como fotorreportero ha dado cobertura a cuatro Juegos Olímpicos/Atenas 2004-Beijing 2008-Londres 2012-Río 2016)
* Miguel Hernández (Periodista que ha cubierto cinco Juegos Olímpicos/Montreal 1976-Barcelona 1992-Sydney 2000-Atenas 2004-Beijing 2008)
En busca de la máxima estrella cubana en los Juegos Olímpicos
Cuba ha ganado 78 medallas de oro olímpicas, por lo que son muchos los nombres que adornan el olimpo caribeño. Quedarse con una sola figura, la más trascendental, es extremadamente complicado, pero nuestros invitados se arriesgaron con sus criterios.
Fausto Triana: Para mí es Teófilo Stevenson. Compitió en una época de sueños en el deporte, cuando se creía en el amateurismo, y tal vez por eso mucha gente no dimensionaba que lo de Stevenson era algo para otro mundo, al punto de que hoy todavía se habla de él y lo siguen comparando con Muhammad Ali.
Podríamos quedarnos también con Alberto Juantorena, tiene todos los méritos del mundo para ser considerado el atleta cubano más trascendental en la historia de los Juegos, al igual que Javier Sotomayor por la trascendencia de su récord, pero me sigo quedando con Stevenson.
Ricardo López Hevia: Es un gran dilema responder esta pregunta, sobre todo por la diferencia en el tiempo, entre los deportes y, además, por la vivencia personal de cada uno, algo que sin dudas influye. Pero voy a correr el riesgo. Mi elección está entre Ramón Font, ganador de los primeros títulos de Cuba en Juegos Olímpicos a principios del siglo pasado, y Mijaín López, quien lleva tres Olimpiadas seguidas con títulos en la división superior de la lucha grecorromana. La pelea es cerrada y me cuesta definir, pero me quedo con Gigante de Ébano que va por su cuarta corona en Tokio.
Eyleen Ríos: Me resulta difícil escoger uno solo. Por ejemplo, las mujeres del equipo de voleibol femenino que ganaron tres títulos consecutivos entre Barcelona 1992 y Sydney 2000 aplicarían perfectamente para mí, pero si voy a quedarme con alguien en particular me inclino por la judoca Driulis González. Pese a lesiones y otros factores, logró permanecer en la élite y conquistar medallas en cuatro Juegos al hilo, algo que no está al alcance de muchos. Creo que en esta pregunta pudieran darse muchas respuestas y es hasta quizás injusto reducir a uno solo esa etiqueta del más trascendental.
Michel Contreras: En la candidatura no pueden faltar Ramón Font, Alberto Juantorena, Driulis González, Mireya Luis o Mijaín López, pero lo de Teófilo Stevenson es sencillamente avasallador.
Miguel Hernández: Teófilo Stevenson. Pudo haber conseguido una cuarta medalla de oro olímpica si su país no hubiera decidido sumarse “por solidaridad” al boicot de la Unión Soviética contra los Juegos de Los Ángeles 1984, en respuesta al ejecutado por Estados Unidos contra Moscú 1980.
Fue el boxeador no rentado icónico de una época de los años 70 y 80, el que más centraba la atención de los más importantes promotores del boxeo profesional de Estados Unidos que soñaban con la “pelea del siglo” contra Muhammad Ali.
Pasajes inolvidables
Al margen de los títulos, la historia de Cuba en Juegos Olímpicos está repleta de momentos inolvidables. Como es lógico, muchos de ellos están relacionados con victorias y escaladas a lo más alto del podio, pero en ocasiones también una medalla de plata o de bronce han puesto a vibrar a un país entero. Veamos cuáles son esos pasajes inolvidables de nuestros invitados.
Fausto Triana: Sin dudas, la final del voleibol femenino entre Rusia y Cuba en los Juegos de Sydney 2000. Aquel día, tenía una dicotomía: ver la final del voleibol o irme con Iván Pedroso. Al final me decidí por las Morenas del Caribe, por la trascendencia del tercer título olímpico sucesivo.
Fue una novela de suspenso. Perdieron los dos primeros sets y empezaron mal el tercero. Por el otro lado, seguía a Pedroso a través del circuito interno y estaba detrás del australiano Taurima. Para colmo, recordemos que el beisbol había perdido la noche anterior con Estados Unidos.
Pero al final todo dio un giro. Pedroso ganó por su lado y las chicas del voleibol remontaron. Regla Torres y Regla Bell estuvieron inmensas, Mireya Luis desde su rol también, Luis Felipe Calderón, y esa sencillez extrema de Eugenio George… ¡Inolvidable!
Ricardo López Hevia: Podríamos hacer un Top-5 de momentos. En el mío estarían el tercer oro de las Morenas del Caribe en Sydney, la plata y bronce de Rodolfo Falcón y Neisser Bent en la natación de Atlanta, los títulos de Juantorena en el 76, el de Leuris Pupo en Londres… Pero tengo predilección por el salto de Iván Pedroso en Sydney. Está en el tope de mi lista, sin dudas. Vi saltar a toda Cuba con él.
https://www.youtube.com/watch?v=ZpBlBx9gx5E
Eyleen Ríos: La victoria de Iván Pedroso en Sídney 2000. Verlo ganar en el último salto, en el que la presión estaba al máximo fue fenomenal.
Michel Contreras: Curiosamente, lo que más me ha impactado no fue el logro de un oro, sino el bronce de Anier García en Atenas. Nadie apostaba un duro por él, que llegaba pasado de peso y sin marcas decentes, pero el hombre probó que el corazón es un caballo desbocado.
Miguel Hernández: La reaparición de Cuba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 luego de ausentarse por cuestiones políticas de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988. Tuve la oportunidad de ser testigo presencial de aquella actuación. La última noche de los Juegos ya los españoles celebraban su quinto lugar pero olvidaban que a esas horas se celebraban las finales del boxeo en Badalona. Al otro día, cuando leían los periódicos, muchos no entendían esas tablas de medallas con Cuba quinta y España sexta.
La decepción
En el deporte hay una bolsa para ganar y otra para perder. La historia del movimiento atlético está marcada por muchas victorias, pero también por sonados fracasos, algunos de los cuales, lamentablemente, llegaron sin ni siquiera salir a competir.
Fausto Triana: El momento más decepcionante para mí fue la ausencia de Cuba en los Juegos Olímpicos de Seúl. Muchos atletas de la Isla pudieron coronarse ahí.
Ricardo López Hevia: Para mí fue perder el oro en el béisbol en Beijing 2008. Ese juego no debimos perderlo.
Eyleen Ríos: Los Juegos de Beijing 2008 en sentido general. Se perdieron casi todas las finales a las que se llegó. Solo Mijaín López y Dayron Robles respondieron en esa instancia.
Michel Contreras: Siempre que me hago esta pregunta me debato entre los segundos lugares de Silvio Leonard en Moscú 1980, Alfredo Duvergel en Atlanta o el béisbol en Beijing.
Miguel Hernández: Las ausencias de Cuba por razones políticas de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988 son los momentos más decepcionantes para mí. A final de cuentas, las víctimas fueron los deportistas, y entre ellos, algunos hubieran hecho más grandes sus hazañas y otros las hubieran iniciado. Lamentablemente, más de 30 después se escuchan voces de lamentos entre los protagonistas en entrevistas de prensa.
Objetivo en Tokio: ¿utopía o realidad?
Cuba competirá en Tokio con la delegación más pequeña de los últimos 57 años. Sin embargo, la comitiva se propone quedar entre las 20 primeras del medallero y alcanzar alrededor de cinco preseas doradas. Muchos consideran que esto es una broma de mal gusto atendiendo al estado actual del deporte cubano, aunque en realidad hay material suficiente para cumplir el objetivo si se logran altos niveles de eficiencia. Veamos qué dicen nuestros especialistas.
Fausto Triana: Cuba tiene un potencial tremendo en el deporte, no lo ha perdido a pesar de los pesares. Los cubanos sacan un extra increíble en los grandes momentos, pero no sé cuánto puede haberles afectado la pandemia. Quedar entre los 20 primeros en Tokio sería una tremenda hazaña, aunque lo veo muy difícil
Ricardo López Hevia: Terminar entre los 20 primeros del medallero dependerá sobre todo de tres deportes: boxeo, lucha y atletismo. Siempre nos ayuda alguna que otra súper actuación, pero creo que en esta ocasión lo tiene más complejo que en citas anteriores. Diría que podemos estar entre los 25.
Eyleen Ríos: Potencial creo que tiene, pero necesita una eficiencia casi perfecta para convertir en medallas ese potencial. Eso en medio de un mundo en el que, creo, hay una explosión de buenos resultados, quizás generados por las ansias de competir acumuladas por lo inusual del momento y las afectaciones de la pandemia. En lugar de mermar los resultados, creo que la gente aprovechó para prepararse mejor y están saliendo marcas que hace tiempo no se lograban. En ese contexto, Cuba necesita también hacer lo mejor para lograr el propósito.
Michel Contreras: De mantenerse los patrones medallistas de esta clase de contiendas, Cuba aseguraría un lugar entre los 20 mejores en títulos con cinco oros (que son posibles) y aún podría hacerlo con 4. Definitivamente, ese potencial existe, hasta el punto que de no conseguirse el propósito podremos hablar de fracaso rotundo y lamentable.
Miguel Hernández: Hoy más que nunca son complicados los pronósticos por la incertidumbre creada por la propia pandemia mundial en la preparación de los atletas, con más dificultades para los del llamado Tercer Mundo. Es preocupante, por ejemplo, la situación del judo cubano, afectada con múltiples contagios, interrupción de entrenamientos y pocas competencias. Considero que Cuba pudiera quedar entre los 20 primeros países dependiendo del boxeo y, por lo pronto, el sorteo le ha favorecido.