Ya no es el joven que ganó su primer título olímpico en Beijing, pero el pinareño Mijaín López continúa insaciable. Doce años después de aquella hazaña, “el gigante de Herradura” podría colgarse un cuarto oro en los juegos de Tokio 2020, tras los también conseguidos en Londres y Río de Janeiro.
López, el mejor luchador cubano de la historia y uno de los mayores iconos de su deporte a nivel universal, confirmó este jueves sus aspiraciones de permanecer en los colchones y subir a lo más alto del podio en la capital japonesa.
En declaraciones a la prensa cubana, aseguró que ha vuelto a los entrenamientos y dijo sentirse “optimista y en favorables condiciones físicas y psíquicas” para conseguir nuevos éxitos.
Tras su tercera corona olímpica en Río 2016, luego de un categórico triunfo en la final frente al turco Risa Kayaalp –el único luchador del mundo que ha podido vencerlo en los últimos años– se especuló sobre el posible retiro de Mijaín.
Sin embargo, ni el propio atleta, ni la Federación Cubana de Lucha, ni los aficionados, parecían complacidos con la idea. A fin de cuentas, la demostración del pinareño en Brasil no dejó dudas sobre su todavía avasallador dominio en la máxima categoría de la lucha grecorromana.
Ahora, con 35 años cumplidos, Mijaín López reafirma que tiene los ojos puestos en Tokio y que modelará su preparación con el único objetivo de ganar en tierras japonesas. Los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla de 2018, y los Panamericanos de Lima, un año después, le servirán de medidor en la división de los 130 kilogramos.
No obstante, no es de extrañar que Mijaín vuelva a una cita del orbe y a torneos Gran Prix antes de Tokio, pues en el contexto panamericano nadie le hace sombra suficiente.
Quizá su mayor rival en el área sea su propio coterráneo Oscar Pino, quien ya lo sustituyó este año en el Mundial de París del que regresó con la medalla de bronce. Pino es un atleta todavía joven que debe consolidar su madurez deportiva en los próximos años, pero Mijaín tiene la experiencia de su lado y con la planificación adecuada pudiera estar en plenitud de forma para sus quintos Juegos Olímpicos. Aunque llegue a ellos con 38 años.
Una carrera dorada
Mijaín López viene acumulando títulos a nivel internacional desde los Panamericanos de Santo Domingo en 2003. Un año después, quedó a la vera del podio al terminar quinto en sus primeros Juegos Olímpicos, en Atenas.
A partir de entonces, ha dejado muy poco en el camino. Solo el turco Kayaalp y el ruso Khasan Baroev han podido interrumpir su reinado, siempre en Campeonatos del Mundo. En los colchones olímpicos ha sido inexpugnable.
Sus tres oros en estos certámenes lo colocan en una selecta lista que encabeza el gran Alexandr Karelin. El “Oso ruso” también consiguió tres cetros, pero a ellos sumó la plata de Sidney 2000.
Con tres títulos olímpicos también aparecen los suecos Carl Westergren e Ivar Johansson, el entonces soviético Alexandr Medved y el ruso Buvaisar Saitiyev, pero todos ellos ya no compiten, algunos –como los de Suecia– desde hace largas décadas.
De lograr su propósito y colgarse su cuarto oro en Tokio, Mijaín pasaría a la cabeza del listado histórico.
Pero lo consiga o no, ya el pinareño tiene asegurada su cumbre en el Olimpo. Sus éxitos en la máxima competición multideportiva se acompañan hasta la fecha con cinco títulos mundiales –también entre los primeros de un listado que lidera Karelin con nueve coronas– y los cetros panamericanos y centroamericanos desde 2003, un palmarés que pudiera aumentar en su ruta a Japón.
Elegido en varias oportunidades el mejor deportista del año en Cuba y también reconocido por la Federación Internacional, Mijaín López es ya una leyenda. De alcanzar el pretendido cetro en Tokio habrá que pensar en hacerle una estatua tan alta como él.
La merece.