Yo no sé por qué le voy a Argentina. Quizás por el Bati, quizás porque papá también le iba a ellos, quizás porque en términos futbolísticos me gusta sufrir. Por eso, cuando la albiceleste clasificó para la final, dejé de ser yo. En algún sitio de mi mente creí en una imagen, la de Messi levantando la Copa del Mundo.
Por eso formé tanto aspaviento cuando uno de los dueños de la casa donde íbamos a ver el partido nos embarcó. Por suerte el otro copropietario se mantuvo firme y a las tres y cinco, después que Higuaín tuviese el primer chance, nos sentamos a ver el juego con una botella de Vodka Made in Spain.
Muchos especialistas comparaban esta final con la del ’86, pero yo la sentía más como del ‘90, con una Alemania muy superior y una Argentina compuesta por Maradona y su compañía de momias. Esa final, con Codesal incluido, fue el nacimiento de la bestia negra de la albiceleste, un monstruo invencible sin puntos débiles. Por eso, cuando me di el primer trago y aun soñaba con una victoria, vino el primer recuerdo.
Año 2006: prueba de física de onceno grado. Se filtra cierto rumor de que si hacías la pregunta uno y la tres ya estabas aprobado. Ese día jugaban en cuartos de final Argentina y Alemania. Como es lógico, respondí lo mínimo para no suspender y me fui para el teatro donde se transmitía el juego para sufrir de mala manera con Pekerman y Riquelme. Tras la derrota en penales, uno de mis mejores amigos, enfermo a la azurra, me consoló. Su alegría no podía ser mayor: una Alemania cansada en semis y media Copa asegurada.
Con el segundo trago llegó el 2010: todos estaban obnubilados con la selección de Maradona. Antes del 4-0 les anuncié que a los teutones había que meterles cinco, era la única forma de pasar.
Al tercer trago, comprendí mi ingenuidad. Era tan romántico verme allí sentado, pensando en una Argentina campeona del mundo, gritando con cada fallo y enmudeciendo con cada ocasión germana, que por dos horas me olvidé de la realidad.
Ya en la noche, sentado en el malecón de La Habana, con una bandera argentina al lado y la herida de la derrota fresca, supe que no me tocaría jamás ver la victoria de la albiceleste. Somos los uruguayos del siglo XXI, amantes de una camiseta hecha para sufrir. Hoy los medios hablan de buena actuación y meritorio segundo puesto, pero eso no tiene ningún sentido. El mundial se gana y ya, el resto son palabras para mitigar dolores.
Por eso, a partir de hoy ya no sentiré la camiseta de Argentina como antes, esperaré a que alguien elimine a los alemanes para comenzar a gritar por la albiceleste. Son nuestros padres, tres eliminaciones al hilo en copas del mundo lo demuestran. Alemania les gana de todas las maneras posibles: penales, tiempo reglamentario, tiempo extra, no lo hicieron en gol de oro porque no se cruzaron en Francia ’98.
Alemania se sentía tan campeón antes de comenzar el encuentro que se dio el lujo de abrir con Klose y dejar a Schürrle en el banco. Sintió miedo ante Higuaín y Palacios, pero comprendió que el destino estaba con ellos. No importa, algún día se consumará el parricidio y esa será mi mayor alegría, vencer a los tanques teutones, pero mínimo, me tocan esperar cuatro años más escuchando el “soy tu padre” de Darth Vader.
Un padre a seis minutos del pitazo final, tirado en el piso haciendo tiempo y pateando balonazos, para escapar de la Argentina que no se rendia. Y no decir de la agresión del portero dentro del área. Menudo Padre, que como decimos ganó por un pelito. Deje la grandeza teutona para otro mundial: Argelia, Argentina, USA, Ghana, lo desmienten. La excepción, el decepcionante Brasil, pero esa es otra historia
Es verdad de la paternidad de Alemania, pero no nos que este juego esta lleno de injusticias, la albiceleste como la llamas el primer tiempo domino claramente el juego, Higuain si esta fino en la definición terminaba 1 a 0 en esa etapa, sin contar la falta que le cometen a Zabaleta que sin lugar a dudas es tarjeta roja. Ni bien comienza el segundo tiempo Mezzi tira cruzado y se va afuera a milímetros del palo, mas tarde centro perfecto de Rojo a Palacios que equivoco la definición sobre un arquero de casi 2 metros de altura, todo esto sin que Alemania jugara como a Brasil, y por supuesto tener muy en cuenta el intento de asesinato del arquero de Alemania que también era penal y expulsión, pero como le daban el guante de oro a un arquero expulsado en la final. Después de todo esto Argentina sigue intentando de varias maneras, pero ya el cuerpo y la mente no estaba con esa frescura del comienzo. El suplementario estaba de mas a pesar de eso Alemania nunca intimo seriamente a la albiceleste. El fútbol esta lleno de imponderables que lo hacen apasionante, si cada uno supiera que gana siempre seria muy aburrido y eso no fue lo que paso el domingo en la final, el que se equivocaba perdía y así fue. Seguí cinchando para Argentina.
Abrazo
Fernando Rivera.
Con esos pensamientos estoy seguro que elegiste o te tocó irle a la selección equivocada…no lo digo pq siempre pierdan…yo le voy y cada día me convenzo más que debor irle a Argentina…si el deporte fuera solo ganar los equipos chicos no tendrían hinchas…
Señores, ya dejense de boberías. Alemania ganó porque tuvo mas ganas en el tiempo extra. A Mache tambien le pudieron sacar su segunda amarilla y lo perdonaron. Lo del portero se podia cantar cualquier cosa, el portero tiene derecho a hacer eso, lo otro es a apreciación. Un arbitro ahi no va a cantar nada si no hay situación manifiesta de gol. Messi no hizo mucho. Palacios se lo comió y ahi se fueron los sueños. El balon de ORO para mi era para Rubben, no Messi, fue un premio de consolación para Argentina y confieso que el es mi favorito pero no hizo tanto despues del gol contra Iran y el penal contra Holanda por la Copa Mundial. Esperar 4 años mas, pero hay Alemania pa rato, mucho. Argentina llegó a puro corazón, los queremos pero una final Alemania – Holanda no hubiese estado nada mal.
A una parte importante de la afición futbolera le encanta el fútbol europeo y no esta mal, para eso hay una copa europea, este mundial por suerte se caracterizo por grandes progresos en los equipos sudamericanos, de hecho si no fuera por tan malos arbitrajes quizás algunos de estos equipos habrían llegado mas lejos. Pero hay que recordar que todo se cocina en Europa. Con referencia a los premios entregados por la MAFIAFIFA, el arquero fue merecedor de ese pero es verdad que Mezzi no tendría que haberlo ganado, de este tubo que haber sido el ganador James Rodriguez, no solo por haber sido el mejor, sino que también fue el goleador del mismo. Por suerte jugadores como Rubben hay 10 o 15 en el mundo pero como James no hay muchos y MEZZI esta fuera de toda competencia.
Agradezco haber visto el mejor Mundial de los últimos tiempos. Alemania fue el mejor de todos y Argentina fue un gran subcampeon.
Saludos