Pedro Bombino está pasando por el mejor momento de su carrera profesional. Desde que llegó a la liga argentina en 2018 ha ido progresando de manera significativa, con un rendimiento que lo ha llevado a afianzarse en la selección nacional cubana y que hoy lo coloca como uno de los referentes del Unión Santa Fe en el torneo gaucho.
Bombino, natural de Ciego de Ávila, ya cuenta con experiencias en los torneos de El Salvador y Venezuela, además de su participación en la Liga Superior de Baloncesto (Cuba) y la Liga Nacional Argentina. Con este recorrido, la meta de dar el salto a un nivel superior se va acercando en sus horizontes.
El pívot de 23 años conversó en exclusiva con OnCuba acerca de este momento de su carrera, el baloncesto cubano y las perspectivas de cara al futuro, aunque reconoce que no tiene intenciones de quemar etapas.
“Sí, creo que estoy pasando por el mejor momento desde que llegué aquí al club y lo que me ha llevado a cambiar y a afrontar este gran rendimiento es la confianza que me han dado los directivos y el cuerpo técnico. Ver eso me ha ayudado mucho a sentirme más cómodo y elevar mi rendimiento.
“Mi objetivo para esta campaña es mejorar la temporada pasada en cuanto a lo individual, que tuve un buen año. Quiero consagrarme más en la liga, ganarme un nombre, el respeto y que las cosas me sigan saliendo bien”, dice el jugador, quien señala la importancia de mantener la constancia en todos los cotejos.
Luego de haber jugado en conjuntos aspirantes a títulos como Metapán (El Salvador) o Ciego de Ávila, el panorama con Unión es diferente. Se trata de un club que incluso ha llegado a pelear por no descender. No obstante, Bombino es optimista y confía en la escuadra que ha ido formándose.
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“Aquí la realidad es otra. Somos un equipo de mitad de tabla para abajo y eso me lleva a mirarlo desde el punto de vista de crecimiento personal. Me ayuda a desarrollarme con un poco menos de presión y es lo que me está conduciendo a elevar mi nivel.
“El objetivo del club y el mío es lograr pasar a playoff, o al menos quedar de la mitad de la tabla para arriba, ya que desde que llegué, hace tres temporadas, siempre estamos peleando abajo, los últimos puestos. Ahora se formó un lindo grupo para lograr pasar la mitad de la clasificación y luchar por unos puestos en playoffs”, explica, pese a que en este momento el tatengue solo registra dos éxitos en 12 desafíos.
Su contrato acaba esta temporada y pone fin a un ciclo de cinco años en Argentina, en los que intercaló presentaciones con Metapán y Guaros de Lara; siente que ha pasado por otro nivel de formación: el escalón que han pisado figuras como Jasiel Rivero, Karel Guzmán o Yoanki Mencía antes de dar el salto a Europa.
“Se escogió Argentina porque sería otro sueño hecho realidad. Qué mejor lugar para salir que se te dé la posibilidad de venir a jugar acá. Para mí ha sido una escuela y sé que otros jugadores de allá de Cuba que han pasado por acá piensan lo mismo: lo mejor que pudo haberles sucedido es pasar por Argentina.
“He aprendido mucho en estos cinco años que llevo desde la primera vez que salí de Cuba: conocer el básquet, mirarlo desde un punto de vista diferente, más profesional que como lo miraba antes. No lo veía con tanto compromiso como lo puedo mirar ahora. Ser jugador de una liga profesional te da mucha más responsabilidad.
“A largo plazo [el sueño] de acá a unos años es dar el salto a una liga de Europa, de más nivel, y rendir. ¿Viste?”, comenta con la muletilla del sur adherida a su acento cubano.
Para ello manifiesta la necesidad de esperar el momento justo, aprovechar la oportunidad y tener las herramientas necesarias para consagrarse en el Viejo Continente.
“Todavía soy un jugador joven y mi objetivo a futuro es, sí, obviamente, dar un salto más allá, en una liga con más progresión. Para eso hay que seguir trabajando, mejorando muchas cosas que debo corregir y no tengo apuro. No miro tanto al mañana. Trabajo día a día para cuando me llegue el momento estar preparado.”
Además del deseo del profesionalismo al más alto nivel, Bombino tiene también hambre de triunfos para la selección nacional, que fue su deseo de pequeño: “Representar a Cuba es lo más grande que me puede pasar, porque mi sueño, cuando arranqué a jugar al básquet, era formar parte de la selección nacional. Tenía ocho años y decía: ‘Cuando sea grande quiero ser parte ser del equipo de Cuba’, y que se me haya cumplido con 18 años es lo máximo. Así que en cada llamado recuerdo ese sueño que tuve de chico.
“En la selección por momentos tenemos partidos muy buenos y no terminamos con la victoria, pero veo el futuro muy bien. Para nadie es un secreto que tenemos jugadores que en ligas internacionales están a un alto nivel, que antes no era así, y jugadores jóvenes a quienes se les está dando la oportunidad de salir de la isla a aprender, a través de contrato, y trabajar para que en tres o cuatro años estén a un buen nivel y cuando llegue la hora de jugar con la selección dar ese paso al frente”, concluyó.