Cuba sintió el rugido del estadio Intercontinental de Taichung por primera vez en este Premier 12. Antes, había jugado a grada vacía, como si estuviera en algún placer solitario de la isla. Quizás, un mero dato que a usted, señor lector, no le diga nada, pero que a mí me lleva a pensar que el bullicio agitado de las trompetas y los tambores puntiagudos hizo perder la cabeza a algunos de los hombres de Víctor Mesa, y a la postre, le pasó factura.
Con un corrido de base nefasto, de categoría infantil, no se puede ganar ni en un juego de consola. Tres jugadores que alcanzaron la segunda almohadilla, en distintos instantes del encuentro (con el choque pegado en el pizarrón) se lanzaron desenfrenados en busca de la antesala. Tres bocados para el receptor taipeano que sacó a pasear el rifle de caza que llevaba escondido en su brazo derecho.
Pocas fueron las oportunidades cubanas ante el quisquilloso pitcheo esquinero que mostraron los anfitriones. Y si a eso se le suma los regalos, hay poco que hacer. No obstante, el partido llegó cerrado, codo a codo, a las postrimerías. Incluso, muchos pensaron que la potente rolata que coló Alfredo Despaigne entre tercera y el shortstop en el fatídico octavo capítulo traería a remolque a Yunieski Gourriel desde la intermedia, pero un certero tiro del left field al home plate disuadió las esperanzas.
En esa misma entrada, José Ángel García, que venía realizando otro excelente relevo, perdió el comando de sus lanzamientos para colocar a un par de hombres en base. Víctor, que no se anda con medias tintas, llamó al bullpen y trajo a Danny Betancourt, le indicó que otorgara, por segunda vez consecutiva, base por bolas intencional al segundo hombre en el lineup para lanzarle al tercer bate. ¡Vaya decisión!
Cuando el santiaguero lanzaba las bolas de rigor, la cámara se encargó de regalarnos la imagen del encuentro: C.S. Lee, que esperaba su turno, reía con sorna, como un diablo, como si lo estuvieran tentando a enfurecer, una sonrisa cáustica, mordaz, un tanto afilada. En su hora sacó a lucir toda la sonrisa cuando su abanico de swing, elegante, casi plástico, hizo contacto con un regalo de recta de Betancourt que vino a caer a la algarabía del jardín izquierdo.
Marcador Final: Cuba 1 Taipei de China 4
Voces del partido:
“En el corrido de las bases se nos fue el juego, fue una cosa desastrosa”, nos dice Rudy Reyes. “La verdad que no bateamos mucho pero tuvimos esas oportunidades que desaprovechamos”.
¿Pero los robos fueron mandados o nacieron de la inspiración de los jugadores?
“Al único que mandaron fue a Yunito (Lourdes Jr.), Malleta vio la posibilidad de llegar y lo intento, lo de Alarcón fue un cruce de señas con el coach”.
¿Se les ha vuelto a enredar la posición final en el grupo?
“Puede ser, cuando se pierden dos partidos de cuatro tiene que ser así, no puede ser de otro modo. Pero nosotros no estamos pensando en rivales, el que venga ahora tendrá que ganarnos. La mentalidad del equipo es ganarle a todos, sin mirar el rival”.
Sobre el corrido de las bases, Alexander Ramos, coach de primera, reflexiona: “Son jugadores jóvenes y a veces las ganas los traicionan, esta ya es una experiencia, seguro que no ocurre de nuevo. Lo importante es que jugamos a grada llena, contra el equipo local, y respondimos, perdimos, pero el equipo lució bien. Ahora hay que ganarle a Italia y ver quien viene en la muerte súbita.”
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