Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 están entre la espada y la pared.
Los organizadores intentan reducir gastos, presionados por el Comité Olímpico Internacional, sobre el que llueven las críticas por impulsar a las ciudades sede a construir estadios que se vuelven inútiles, frecuentemente a expensas de los contribuyentes.
Esa es la espada.
Veamos la pared.
Algunos recortes presupuestarios de Tokio apuntan a las federaciones deportivas internacionales que montan el show olímpico. Y a ellas no les gusta, cuando faltan 15 meses para los Juegos.
“No existe la menor duda de que al fin y al cabo Tokio montará unos juegos fabulosos”, dijo Andy Hunt, jefe de la Federación Internacional de Vela, a The Associated Press el miércoles. “Pero se toman decisiones sobre ahorro de costos en un alto nivel del comité organizador, las que se transmiten hacia abajo sin tener en cuenta las implicaciones”.
Hunt dijo que estaban amenazados algunos “elementos básicos” de su deporte: carpas, depósitos, agua para los competidores, sombra. Incluso alimentos.
“Yo no siento la menor culpa de estar pidiendo cosas que no se necesitan”, dijo Hunt.
Varios jefes de federaciones criticaron abiertamente a los organizadores de Tokio el martes en Australia, durante la conferencia anual de las organizaciones que participan de los Juegos de Verano. Hunt dijo que “los hoteles parecen cobrar en exceso” y que los organizadores “aparentemente no han conseguido suficientes alojamientos a precios razonables”.
Otros criticaron los recortes a la promoción de la marca y “el aspecto que presentarán los Juegos” junto con otros elementos que algunos organizadores califican de meras “decoraciones”.
“No queremos estar como en Río (de Janeiro), donde la presentación fue bastante ordinaria”, dijo Larissa Kiss, directiva de la Federación Internacional de Judo.
Los últimos planes de Tokio para la presentación de los deportes —en materia de mercadotecnia y vestidores, además de la información y entretenimiento para los espectadores— fueron “increíblemente pobres” en el judo, dijo Kiss.
La funcionaria advirtió a la delegación de Tokio que no debe repetirse lo sucedido en los Olímpicos de Río de Janeiro 2016, “donde el aspecto fue demasiado barato”.
La actual sede olímpica fue comparada de manera desfavorable con la competencia anual japonesa en la serie de la Gira Mundial de Judo. “Sería una lástima tener un evento anual de la IJF que luce mejor que los Olímpicos”, sostuvo Kiss.
Bajo presión del Comité Olímpico Internacional (COI) para controlar los gastos, Tokio ha mantenido un presupuesto de operación de 5.600 millones de dólares con recortes en algunas áreas que en contrapartida incrementan los costos en otras.
El funcionario de Tokio, Hide Nakamura, reconoció que algunos de sus colegas no vieron la presentación de los deportes como una prioridad en los gastos.
“Algunos en el comité organizador piensan que es sólo una decoración”, declaró a la audiencia Nakamura, director de entregas de los Juegos.
Sin embargo, la funcionaria de la Federación Internacional de Tenis, Kelly Fairweather, buscó desalentar esa actitud.
“Le recomendaría no ver esto como un gasto”, comentó Fairweather, quien añadió que tales recortes de último minuto “no van ayudarle a lucir los Juegos, su país y su ciudad”.