57 años después de la celebración de los Juegos Paralímpicos en 1964, Tokio repite como sede del mayor campeonato internacional en deportes de personas con discapacidad para amplificar la llama de un movimiento que desde entonces no ha parado de crecer, especialmente las últimas dos décadas.
El 24 de agosto, Tokio tendrá un lugar muy destacado en la historia del movimiento paralímpico porque hasta el momento ninguna otra ciudad había albergado dos veces unos Juegos que, en esta ocasión, son muy especiales debido al contexto global que se vive derivado de la pandemia del coronavirus.
Los Juegos Paralímpicos de Tokio 1964 duraron solo cinco días (8-12 noviembre), dos semanas después de que se bajara el telón de los Juegos Olímpicos.
Fueron los segundos Juegos Paralímpicos después de los celebrados en Roma (1960), aunque oficialmente se llamaron 13º Juegos Internacionales de Stoke Mandeville, situando el inicio del contador histórico en 1948 en la ciudad británica.
En aquellos Juegos se acuñó, por primera vez, el terminó “paralímpico”, aunque solo a modo anecdótico por parte del comité organizador, que logró promover el desarrollo de los deportes para personas con discapacidad a los ciudadanos de todo Japón dando visibilidad a un colectivo muy limitado en derechos, aunque tampoco faltaron las críticas de los que tacharon el evento de discriminatorio alegando que explotaban a los participantes.
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El programa constó de nueve deportes (tiro con arco, atletismo, dardos, billar, natación, tenis de mesa, levantamiento de pesas, baloncesto en silla de ruedas y esgrima en silla de ruedas) en seis sedes.
La ceremonia de inauguración se realizó por la mañana y contó con la participación de unos cien estudiantes de primaria y secundaria de un colegio de Tokio que, con uniformes amarillos, marcharon al compás de la banda de marcha de la llamada fuerza de defensa del Japón (JGSDF).
En el escenario de la ceremonia, el Oda Field en el centro de Tokio, estuvieron los 378 deportistas procedentes de 21 países que participaron en los Juegos. De habla hispana solo acudió Argentina. El medallero lo lideró Estados Unidos con 123 medallas, seguido de Reino Unido con 61 e Italia con 45.
Los 53 atletas japoneses vistieron camisetas de entrenamiento granate durante su desfile, que se desarrolló con la famosa canción ‘Sukiyaki’, que el año anterior, en 1963, llegó a colarse entre los primeros puestos del Billboard estadounidense. El juramento del movimiento de personas con discapacidad lo hizo Shigeo Aono, esgrimista japonés en silla de ruedas, que liberó 500 palomas para celebrar el evento deportivo.
Alrededor de 4000 espectadores se reunieron para presenciar la ceremonia, entre ellos el fundador de los Juegos, Sir Ludwig Guttmann y el príncipe Akihito y la princesa Michiko, que reinarían entre 1989 y 2019 y que actualmente son emperadores eméritos.
Los Juegos tuvieron una gran acogida entre el público en general, cifrando el Comité Paralímpico Internacional (IPC) en 100 000 los asistentes a los diferentes deportes y una difusión mediática con 700 reporteros de todo el país cubriendo el evento.
El término “paralímpico” que comenzó a utilizarse en 1964 no fue reconocido oficialmente hasta 1989, cohabitando desde entonces con los Juegos Olímpicos.
Los Juegos de Tokio 1964 solo contaron con deportistas cuya discapacidad afectaba a la movilidad por una lesión en la columna vertebral. Así siguió ocurriendo hasta 1976, cuando en Montreal (Canadá) se amplió el abanico a personas amputadas y con discapacidad visual.
57 Años después, los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, aunque se celebran en 2021 por el aplazamiento decidido tras la expansión de la pandemia de la COVID-19, mantienen viva la llama de un movimiento que es imparable y que representa a 1200 millones de personas con alguna discapacidad en todo el mundo.
Durante los doce días de competición en los Juegos de Tokio se disputarán 539 eventos con medalla -272 masculinos, 227 femeninos y 40 mixtos- de los 22 deportes que forman parte del programa de competición repartidos en 21 sedes.
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Para la cita nipona hay confirmada la presencia de 4.400 deportistas (2.318 hombres, 1.782 mujeres y 300 plazas mixtas) con discapacidad física, intelectual, visual o parálisis cerebral llegados de 160 países. Muchos de ellos, aunque dependientes de becas estatales, planes de ayuda propios de cada país o patrocinios privados, pueden vivir solo del deporte durante unos años, lo que significa la profesionalización que, paulatinamente, se está produciendo.
Otro de los cambios más significativos es el de la audiencia, ahora más global que nunca. Según una estimación del IPC 4.250 millones de telespectadores presenciarán en algún momento de los doce días los Juegos, superando la cifra establecida en 4.100 en Río.
La emisora NHK, de Japón, ha establecido con 540 horas previstas un récord de cobertura por parte de una emisora anfitriona. Aún así, esa cifra es lejana a las más de 1.200 horas que dará la NBC (Estados Unidos) en todas las plataformas, al igual que Channel Seven en Australia y la CBC en Canadá.
Además, por primera vez en la historia, los Juegos Paralímpicos de Tokio se podrán seguir de forma gratuita en 49 territorios del África subsahariana como parte de un proyecto del IPC dedicado a “visibilizar el deporte de personas con discapacidad y garantizar los derechos humanos en todo el mundo”.
David Ramiro/Efe