Adiós a la ilusión. Cuba se despidió del III Clásico Mundial por la puerta de atrás. Millones de fanáticos sufrieron una nueva derrota del beisbol cubano, la enésima desde 2005. Resulta que ahora Holanda es la bestia negra del equipo caribeño, como en otro momento de ese lapso lo fueron Japón, Corea del Sur o Estados Unidos.
Dirigidos esta vez por el inquieto Víctor Mesa, esta generación de peloteros confirmó enfáticamente un secreto a voces: siempre pierde el partido bueno, el decisivo, siempre. Aunque la prensa se empeñe en buscar o fabricar bestias negras, la realidad es que la selección nacional de nuestros tiempos está hecha a la medida para la derrota.
El cataclismo llegó en el III Clásico Mundial, pese a transitar por el camino eliminatorio más fácil de cuantos podía pedirse. Enfrentar a escuadras de China, Brasil, Taipei de China u Holanda, y evitar a Japón en partidos decisivos es lo máximo a lo que se puede pedir a la fortuna.
Ahora mismo, tras ver el endeble nivel de la mayoría de los lanzadores, sería difícil imaginar el destino del Cuba si hubiera concursado en el grupo C junto a República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela, que era lo que indicaba la lógica.
Pues bien, Cuba perdió 6-7 ante Holanda, su nueva bestia negra –cada vez los verdugos de Cuba tienen menos jerarquía- y volvió a decepcionar a su fanaticada con una eliminación temprana en el Clásico Mundial. En su defensa vale la pena acotar que vendieron cara la derrota, aunque los más críticos solo recordarán que estuvieron a cuatro outs de la victoria.
Víctor Mesa, polémico estratega, adorado por unos y criticado por otros, pecó de desconfiado y en lugar de darle la pelota al primer abridor del staff, Ismel Jiménez (había fallado días antes, si, y qué), prefirió improvisar y darle la responsabilidad al supersónico Vladimir García, un lanzador de talento notable, pero que no iniciaba un partido desde hacía casi mes y medio. Un pecado de todos los mentores cubanos de última generación, cuyo amor por la especialización del pitcheo es solo palabrería barata.
Y Vladimir falló. La presión lo venció, solo había que mirar su rostro. Cuatro carreras y cinco hits permitidos, además de dos boletos regalados en tres y dos tercios de entrada lo delatan, y para colmo su defensa lo abandonó en momentos cruciales, como aquel del robo de tercera base de Randolph Oduber en el cuarto capítulo, cuando Yulieski Gourriel, adormilado, olvidó inocentemente ir a cubrir la almohadilla, y Holanda anotó su cuarta carrera por “error” en tiro del receptor cubano Frank Camilo Morejón.
Cuba, a batazo limpio, incluido kilométrico cuadrangular de José Dariel Abreu, y buena actuación del relevista Norberto González logró llegar con ventaja 6-4 al final del octavo inning pero la brújula cambió su sentido en favor de Holanda, y esta vez sería definitivo.
En ese octavo inning, Andrelton Simmons empató el choque al disparar jonrón de dos carreras ante González, hecho que cambió los estados de ánimo en ambos equipos e hizo presagiar el desenlace definitivo, el cual llegaría solo una entrada más tarde, cuando Holanda fabricó una carrera (ayudada por un desconcertante error en fildeo de Gourriel) y dejó al campo a los cubanos.
Tras este resultado, Holanda consiguió su quinta victoria ante Cuba en los últimos seis desafíos entre ambos, y de paso certificó la primera clasificación histórica de un equipo de Europa a la ronda de los cuatro grandes en este tipo de torneos.
Ahora, el seleccionado cubano deberá enfrentar un aluvión de críticas. Desde Víctor Mesa con su desmedido quita y pon de lanzadores y movimientos sin sentido en el line-up (se quedó sin receptor suplente a la altura del quinto inning y eso que ¡llevó tres!), hasta el capitán del equipo Yulieski Gourriel por sus fallos defensivos infames en varios clímax del partido. La lista de deficiencias es interminable.
No voy a responsabilizar a los jugadores. Algunas cosas pudieron hacerse mejor, declaró Mesa en conferencia de prensa al término del partido.
Por segunda edición consecutiva, Cuba es incapaz de sobrepasar la segunda ronda del Clásico. En mi modesta opinión será muy difícil conseguirlo en venideros certámenes de esta magnitud. El beisbol cubano debe refundarse desde sus cimientos. Esta derrota ya no es casual. Ocho años sin títulos de primer nivel es demasiado para un país de tanta tradición.
Holanda acompañará por el grupo de Asia a Japón, doble campeón defensor, en la ronda semifinal, prevista en la ciudad estadounidense de San Francisco. El equipo Cuba hará sus maletas de regreso a La Habana. Triste adiós para la armada de la Mayor de las Antillas y sobre todo para los amantes del beisbol en la tierra de José Martí.
Resultado:
Estadio Tokio Dome, Japón
1 2 3 4 5 6 7 8 9 C H E
-Cuba 0 0 0 2 2 0 0 2 0 6 12 2
-Holanda 0 0 2 2 0 0 0 2 1 7 12 0
Ganó: Loek van Mil
Perdió: Yander Guevara
Hr: José Dariel Abreu, Andrelton Simmons