Tras confirmarse hace solo unos días al voleibolista matancero Javier Jiménez como el primer caso de coronavirus del movimiento deportivo cubano, este domingo se conoció que el árbitro internacional de judo William Rosquet también resultó positivo a la enfermedad, por lo que se encuentra hospitalizado en la capital antillana.
Rosquet regresó el pasado 16 de marzo de República Dominicana, donde laboró como como supervisor de arbitraje en el torneo de judo de los Juegos Militares de la nación caribeña, que actualmente reporta la mayor cantidad de casos (más de 900) del nuevo coronavirus en la región.
De acuerdo con el parte dominical del Ministerio de Salud Pública sobre los más recientes positivos detectados hasta la fecha, Rosquet comenzó con síntomas el 23 de marzo, una semana después de llegar desde Santo Domingo, y en la pesquisa del día 25 fue detectado como sospechoso.
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Inmediatamente, el reconocido árbitro cubano fue remitido al hospital Luis Díaz Soto de la capital, donde ha recibido toda la atención médica necesaria.
“Me siento muy bien, los médicos me han dicho que la peor etapa de la enfermedad ya ha pasado y que estoy saliendo de esta, pues desde hace varios días ya no tengo fiebre; no obstante, ellos me harán el tratamiento completo con antibióticos y antivirales, incluido el Interferón”, aseguró Rosquet al periódico El Artemiseño, que lo contactó vía telefónica.
Según las autoridades sanitarias de la Isla, fueron identificados 15 contactos de Rosquet, los cuales están bajo seguimiento estricto del personal de salud.
“Mi familia se encuentra aislada y bajo vigilancia en San Cristóbal, por el momento ninguno ha presentado síntomas de la enfermedad y espero que así siga, confío en que todos saldremos de este mal momento”, abundó Rosquet, muy conocido en el mundo de los tatamis por su prolífera carrera como juez.
El artemiseño tiene amplia experiencia internacional, con tres Juegos Centroamericanos (1998, 2014 y 2018), cinco Panamericanos (2003, 2007, 2015 y 2019) y una cita olímpica (Londres 2012), en la cual tuvo la oportunidad de fungir como juez de la final femenina de los 57 kilogramos.
En dicho combate se enfrentaron la japonesa Kaori Matsumoto y la rumana Corina Caprioriu, pero Rosquet terminó ganando protagonismo, pues descalificó a la exponente europea por una acción prohibida.
“La evaluación fue buena, pero el combate era muy difícil y el solo hecho de haber sido seleccionado fue un reconocimiento grande”, dijo el juez artemiseño hace dos años en una entrevista al periódico Trabajadores.
Ahora Rosquet libera otra pelea, alejado de los tatamis, su lugar favorito, pero convencido de que podrá salir airoso con el inestimable apoyo y cuidados de los médicos cubanos.