La medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Lima no supone un punto final en la temporada del equipo masculino cubano de voleibol, que a partir de este viernes afrontará una prueba todavía más cruda en el inicio del proceso de clasificación rumbo a Tokio 2020.
La escuadra que dirige Nicolás Vives ya se encuentra en San Petersburgo, donde jugarán contra los anfitriones rusos, Irán y México, en busca de un único boleto en disputa para la venidera cita de los cinco aros.
Esta es la primera parada de la ruta olímpica establecida por la Federación Internacional de Voleibol, que ideó un torneo de clasificación intercontinental en el que participan las mejores 24 selecciones del orbe, dividas en seis grupos.
Ninguno de estos apartados está vinculado entre sí, por lo que el ganador de cada llave obtendrá el pasaje directo a la magna cita nipona.
Cuba tiene un camino escabroso en el Grupo E de San Petersburgo, sobre todo por el potencial de Rusia e Irán, dos escuadras de altísimo nivel consolidadas en la élite. El otro escollo es México, un contrario asequible y conocido de la región, pero lograr una sola victoria en este clasificatorio no marca diferencias.
El arranque será el viernes contra Irán, elenco que en el último lustro ha mayoreado a Cuba con cuatro triunfos sin derrotas en eventos primer nivel, incluidos sendas sonrisas en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y el Mundial del pasado año en Varna, Bulgaria.
Esto contrasta con los resultados entre ambos desde 1991 hasta el 2011. En ese lapso, los antillanos sumaron también cuatro éxitos sin fracasos ante a los asiáticos, aunque esas eran épocas muy diferentes, con un amplio potencial en las escuadras cubanas ante un país que estaba en vías de desarrollo en el deporte de la malla alta.
Tras el primer match con Irán, a los caribeños les espera Rusia el sábado, otro cotejo de enormes exigencias, porque los anfitriones se presentarán con sus armas pesadas en pos de asegurar pronto un puesto en Tokio.
El cierre será contra México, duelo que, probablemente, sea de puro trámite y con el único fin de determinar quién se queda en el sótano de la llave.
Los parciales cubanos tenían esperanzas de que este torneo preolímpico fuera diferente para la selección, teniendo en cuenta que existía la posibilidad de sumar a los estelares Robertlandy Simón, Michael Sánchez y Raydel Hierrezuelo, reinscritos en el registro de jugadores de la Federación Cubana.
Sin embargo, “El Ruso” tenía que incorporarse de inmediato a los entrenamientos de pretemporada en su club de Corea del Sur, mientras Hierrezuelo, al parecer, todavía tiene diferencias con las Federación Cubana en cuanto a los términos económicos de su regreso.
Por su parte, Simón explicó desde un primer momento que le costaría ponerse en forma después de un período de vacaciones, además de acoplarse a un equipo con el que prácticamente no ha tenido roce.
“La idea es regresar para el Preolímpico, pero tendremos que entrenar juntos al menos una semana. Los muchachos tienen un calendario complicado para nosotros poder insertarnos. No vamos a poder tener muchos entrenamientos juntos (antes del Preolímpico)”, subrayó Simón hace un mes, cuando se dio luz verde a su vuelta al combinado nacional.
“También tenemos que coger forma porque estamos de vacaciones hace mes y medio. A lo mejor podemos empezar a aportar al grupo entrenando con ellos para el Preolímpico de agosto, pero pudiéramos regresar más adelante. Hay otra oportunidad para estar en Tokio 2020”, afirmó Simón.
Y en efecto, lo más probable es que el central del Lube Civitanova, flamante campeón de Italia y de Europa, se incorpore al equipo cubano de cara al Torneo Norceca de Winnipeg, Canadá, entre el 2 y el 7 de septiembre.
Dicho evento no será un mero trámite, porque los cuatro primeros equipos avanzarán directo al clasificatorio olímpico de la región que se efectuará en enero del 2020. En ese certamen del próximo año es que Cuba ha puesto su mirada de cara a los Juegos de Tokio.