Finalmente no será en Filadelfia, ni en Miami, ni en San Francisco, ni en San Diego, ni en Kansas, ni en Seattle, ni en Atlanta. Yasmany Tomás, uno de los agentes libres más codiciados del mercado en las Grandes Ligas, llevará su poder rumbo a la desértica y calurosa Arizona, donde jugará con los Diamondbacks, franquicia fundada en 1998.
No hubo record en la operación, nada de 100 millones, como muchos previeron. El portentoso capitalino de 24 años firmó por 68,5 millones de dólares durante las próximas seis temporadas, con una opción para salirse del contrato al cuarto año del mismo, ventaja que podría explotar en su momento a fin de buscar un equipo con mayor mercado.
Pero estas son solo conjeturas, todavía resta mucho tiempo para llegar a esa instancia, y primero Tomás tendrá que probar su valor en el béisbol más exigente del planeta si desea tantear anticipadamente la agencia libre, a la edad de 28 años.
De momento, ha tomado un camino sensato, justo como anunciara en declaraciones recientes Jay Alou, su agente, quien ya había dejado claro que su cliente no tendría prisa y estudiaría todas las opciones, sin enfocarse exclusivamente en el monto salarial de una eventual operación.
Y la sensatez radica en aterrizar en una novena en plena reestructuración, con ideas claras respecto al futuro tras calificar como la peor de las Mayores en la pasada campaña. Sí, porque Arizona registró marca de 64 victorias y 98 derrotas durante el 2014 en la División Oeste de la Liga Nacional, que comparten con los flamantes monarcas, los Gigantes de San Francisco, y los poderos Dodgers de Los Ángeles.
“La organización completa está frustrada con los resultados en el terreno y estamos buscando mejorar”, aseguró hace poco tiempo Derrick Hall, presidente de los Diamondbacks.
Ante tal panorama, la reconstrucción se veía venir, y lo cierto es que comenzó desde mayo pasado, cuando contrataron a Tony La Russa, exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown, como jefe de operaciones deportivas del equipo, además de realizar cambios importantes en la gerencia y la dirección de la nave.
“Tony nos trae un cúmulo de conocimiento y éxito, y trabajará evaluando el estado actual de nuestra organización y decidiendo el futuro de nuestras operaciones deportivas. Él está emocionado y entusiasmado por el reto, y nos sentimos afortunados de tener a este inmortal del deporte a nuestro lado como parte del equipo”, añadió el dueño del plantel.
Todos estos detalles y la idea de formar parte de un proyecto nuevo y prometedor pudieron cautivar a Tomás, quien llegará a sumar, sin una presión excesiva por liderar a una novena que ya tiene rostros distintivos como Paul Goldschmidt y Mark Trumbo.
Precisamente, con estos toleteros Arizona redondea uno de los tríos de derechos más temidos en todas las Grandes Ligas, pues el jardinero Trumbo acumula 109 jonrones en cinco temporadas, con promedio de 32 vuelacercas y 102 remolques por campaña, mientras el estelar inicialista Paul Goldschmidt tiene una media de 106 impulsadas por cada 162 juegos, además de ganar el Guante de Oro y el premio Hank Aaron en el 2013.
Triunfar no es una quimera
Teniendo en cuenta las enormes expectativas que se han creado en torno a su figura, Yasmany Tomás estará en el medio del radar durante el futuro inmediato.
El hecho de escoger a Arizona y alejarse de los focos de Nueva York, Los Ángeles o la Florida no trae implícito menor presión, porque tendrá que soportar constantes comparaciones con otros cubanos que ya han triunfado en las Mayores, como José Dariel Abreu, Yasiel Puig o Yoennis Céspedes.
No obstante, Tomás demostró siempre sentirse a gusto en el ojo del huracán, y también respondió cuando los críticos lo acecharon y sacaron constantemente sus deficiencias en el plato, como en los días previos al Tercer Clásico Mundial, torneo en el que cautivó a la inmensa mayoría de los ojeadores.
Poder, velocidad, buen sentido de la orientación y del desplazamiento, rápida reacción en el campo y potente brazo fueron algunas de las cualidades que se enumeraron, las mismas que ahora le abren las puertas de las Grandes Ligas, con un conjunto que la temporada anterior ocupó el lugar 12 en lo que a presupuesto se refiere.
Si Tomás muestra toda su movilidad y fuerza en los disparos puede dominar la defensa y callar las bocas que ponen en duda sus capacidades con el guante, todo en un escenario complicado como el Chase Field, su nueva casa, un estadio de largas dimensiones en cualquier sentido, con jardines bien espaciosos.
Su principal problema será, sin dudas, ajustarse al pitcheo de las Mayores, inmensamente superior a lo que ha visto en su carrera, sobre todo en materia de lanzamientos rompientes. No obstante, a la edad de 24 años todavía tiene un margen de mejora considerable en cuanto a disciplina y enfoque en el plato.
Por ahora solo queda esperar a la declaración oficial de los Diamondbacks, que deben dar más pistas sobre los planes que tienen con el cubano, un diamante en bruto que puede convertirse en una ganga si explota todo su potencial.
Ya sabía yo que a Abraham Jiménez se le había ido la mano con el pronóstico de los 100 millones a este pelotero que, aunque tiene talento, no ha mostrado su valía en las grandes ligas. Ojalá y aprenda a batear rompimientos, porque aquí en Cuba no les daba ni con una tabla de planchar, pero bueno allá en la gran carpa hay entrenadores de sobra para suplir esa deficiencia. Suerte Tomás.
Pues al fin, sí, podrá dejar de dar tumbos el joven astro, probablemente ninguno de sus antecesores haya tenido que esperar tanto y dar tantas vueltas para llegar a contratarse en algún equipo; no obstante, no habrán sido 100 los millones pero nada desdeñables son 68, por mucho impuesto que deba pagar y taja-das deba darle al Sr. Alou. Hay que alegrarse, solidariamente, no importa lo tolerante que se quiera ser o no con aquellos que abandonan el país, pero Yasmani deberá en lo adelante no solo probar su valor en el béisbol, sino también resolver una asignatura pendiente: probar su valor cívico, más bien humano porque de lo contrario, ni esos 68, ni aquellos 100 ni cuantos millones sean, podrán tranquilizarle la conciencia y dejarlo capturar y batear pelotas con la habilidad necesaria.
Si fue calificado eufórica y eufemísticamente como “el mayor talento del mundo”, Yasmani Tomás, fuera de lo deportivo deberá serlo para llamarse a la reflexión y pensar que esta nueva etapa de su carrera y vida pudo haberla alcanzado sin que detrás quedaran unos cuantos que, persiguiendo sus mismos propó-sitos, no los alcanzaron y quedaron encarcelados como victimarios de delitos cuya víctima principal y única era él mismo.
No son pocos los que dudan y huelen a trampa, pero lo importante es que tuvo el talento para mantener-se ajeno a todos los gravísimos hechos calificados como secuestro y tráfico de personas, de hacerse pasar por víctima y como tal resultar ileso solamente unos meses antes de abruptamente irse por sus propios medios. ¿No pudo antes hacerlo sin arrastrar en su empresa a otros que ahora están pagando su culpa?
Ponga su talento en acción, Sr. Yasmani, celebre su éxito pero a la vez dé paso a la meditación y reconoz-ca su actuación, a ver si así y con tantos millones podrá alcanzar la paz del espíritu.