1. ¿Qué papel podrían desempeñar los actores estadounidenses en la superación de la crisis alimentaria actual en la isla y en el apoyo a la soberanía alimentaria en Cuba?
Los actores estadounidenses involucrados son igual de importantes o incluso más importantes que en lo que específicamente se involucran. La involucración con humildad, respeto, transparencia, confianza y curiosidad son clave. La involucración en la intersección del clima, la alimentación, la agricultura y las comunidades sostenibles será esencial, y hay mucho que podemos aprender y apoyarnos mutuamente, en asociación para el aprendizaje y beneficio mutuo. Por ejemplo, existen muchas estrategias existentes utilizadas en sistemas agrícolas y alimentarios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y secuestrar carbono que ya se implementan en Cuba, pero necesitan más apoyo.
Muchas de estas se basan en prácticas tradicionales implementadas a nivel mundial en explotaciones de tamaño pequeño a mediano (biodigestores, altos niveles de agrobiodiversidad, sistemas de bajo insumo, siembra directa, sistemas alimentarios localizados, enfoques agroecológicos, etc.). Será importante ayudar a los cubanos a hacer más de lo que ya hacen bien y asegurarse de no exportar modelos de soluciones potencialmente falsas, como enfoques de alta tecnología y alto capital que no se adaptan al contexto local, que dependen de mercados de carbono volátiles e ineficaces, o que forman parte de un modelo neoliberal que beneficia a corporaciones extranjeras a expensas de los medios de vida, las economías y las ecologías locales.
La agroecología, como práctica que aumenta la resiliencia al cambio climático al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollar la capacidad de adaptación para hacer frente a los impactos, es un enfoque reconocido para implementar como parte de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional del Acuerdo de París.
2. ¿Cuáles son los objetivos y prioridades para fortalecer aún más la cooperación entre Estados Unidos y Cuba en iniciativas de alimentos y sistemas agrícolas sostenibles? ¿En qué áreas le gustaría ver futuras colaboraciones e intercambios?
Dado que actualmente hay tan poca cooperación, existe una gran oportunidad en una amplia gama de temas donde la colaboración beneficiaría a ambos países. En los Estados Unidos, existe un fuerte movimiento que aboga por sistemas alimentarios más sostenibles y un reconocimiento de que el sistema alimentario actual no está funcionando para el medio ambiente, para nuestras economías ni para nuestras comunidades. Mis colegas y yo siempre nos inspiramos en los valores sociales y ecológicos de la economía moral incorporados en las formas agroecológicas de producción de Cuba. Las implicaciones de tales valores en la construcción de un sistema alimentario más sostenible y equitativo ya son evidentes en el progreso que ha logrado el sistema alimentario cubano en las últimas décadas. El potencial para lograr plenamente estos beneficios, en parte a través de inversiones y redes de economía de solidaridad social, así como el intercambio de conocimientos entre actores de los sistemas alimentarios de Estados Unidos y Cuba, podría ser considerable.
Conectar profundamente a los actores de ambos países representa una oportunidad única para establecer un nuevo tipo de relación comercial. En lugar de centrarse en la producción de productos básicos, salarios bajos, mano de obra marginada, altas emisiones de gases de efecto invernadero y daño a los sistemas alimentarios domésticos en ambos países, existe la oportunidad de buscar relaciones basadas en los principios de la agroecología, el cooperativismo y la soberanía alimentaria. Por ejemplo, las cooperativas cubanas y las cooperativas estadounidenses podrían intercambiar productos que no pueden producir en sus respectivos entornos, o que están fuera de temporada. Los frutos tropicales podrían ser enviados a los Estados Unidos, y los cultivos de clima frío (granos y manzanas, brócoli) podrían ser enviados a Cuba sin socavar las industrias existentes en ninguno de los dos países.
Algunos agricultores cubanos también han identificado los “mercados solidarios” como un medio para apoyar los esfuerzos agroecológicos tanto en Cuba como en los Estados Unidos, al conectar directamente a comunidades, cooperativas, inversores y otros actores con principios sociales y ecológicos similares. ¿Pueden los homólogos de Estados Unidos y Cuba con ideas afines forjar y desarrollar nuevos modelos de comercio bajo nuevas reglas económicas? Si alguna vez hubo una oportunidad para desarrollar reglas innovadoras de capital y relaciones comerciales, es hoy, ya que la agricultura industrial está en crisis a nivel mundial y el cambio climático nos empuja a adaptarnos, requiriendo transiciones cada vez más profundas hacia la resiliencia.
Los investigadores y agricultores cubanos brindan a sus homólogos estadounidenses oportunidades para aprender más sobre los numerosos avances cubanos en el manejo biológico de plagas, pastos y forrajes, uso de microorganismos beneficiosos y muchas otras innovaciones sociales y ecológicas. Cuba tiene una rica experiencia en metodologías sociales para compartir conocimientos agroecológicos. Especialmente, los métodos campesino a campesino de Cuba han creado redes de solidaridad y co-aprendizaje de agricultor a agricultor. Por otro lado, los Estados Unidos tienen una amplia experiencia en el desarrollo y acceso a métodos para distribuir productos alimentarios cultivados de manera local y agroecológica. Experiencias con centros de alimentos, Agricultura Comunitaria Apoyada (CSA) y cooperativas de consumidores podrían proporcionar modelos trasladables a los esfuerzos cubanos para re-localizar y fortalecer los sistemas alimentarios locales. Además, la experiencia con consejos de políticas alimentarias y redes regionales de planificación alimentaria proporciona modelos de gobernanza participativa necesarios para sistemas alimentarios verdaderamente sostenibles y resistentes. Los Estados Unidos también pueden colaborar con Cuba en el desarrollo de infraestructura para el procesamiento, transporte y almacenamiento en frío, lo que abordaría los problemas urgentes de desperdicio de alimentos. Cuba y los Estados Unidos tienen mucho que aprender mutuamente, y al aislar a Cuba, nos estamos privando de la oportunidad de aprender mutuamente y resolver estos desafíos.
Agricultura Sostenible en Cuba: Entrevista con Margarita Fernández (I)
3. ¿Hay algo más que le gustaría compartir o que considere importante que el público conozca?
Es urgente que movilicemos recursos para apoyar la expansión de los fundamentos que mencioné anteriormente, de modo que los 30 años de trabajo realizados por el pueblo cubano no se vean arrastrados por el modelo agroindustrial dominante que el mundo sabe que necesita cambiar para abordar la policrisis que vivimos, incluida la crisis climática.
Una de las formas más importantes en que los ciudadanos estadounidenses podemos apoyar al pueblo cubano es participando en esfuerzos de defensa para cambiar la política de los Estados Unidos que está perjudicando al pueblo cubano. A pesar de los desafíos y limitaciones de las reglas de sanciones sobre el compromiso, todavía existen formas en las que podemos participar. Los ciudadanos y la filantropía son fundamentales para movilizar recursos y canalizarlos hacia los numerosos agentes de cambio innovadores en Cuba.
Por favor, póngase en contacto si desea saber cómo puede ayudar, a través de margarita@vtcaribbean.org y visite nuestro sitio web www.caribbeanagroecology.org. Gracias a CDA por la oportunidad de compartir nuestras experiencias y trabajo en Cuba.
Nota del autor: Los puntos de vista y opiniones expresados por los entrevistados son propios y no reflejan necesariamente los puntos de vista o posiciones del CDA.
*Esta entrevista fue originalmente publicada en dos partes por Center of Democracy in the Americas. Se reproduce con la autorización expresa de sus editores. Vea la primera y la segunda parte.