Las campañas del presidente estadounidense Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden están armando sendos grupos de abogados en caso de que la contienda por la Casa Blanca no se resuelva en las urnas, sino en las cortes.
Ambas campañas se han enfrascado en la versión legal de los juegos bélicos de mesa, preparando bocetos de reclamos, resúmenes y memos para cubrir probemas que parecen más propios de una situación hipotética en la Facultad de Derecho que de un caso real en una democracia.
Decenas de abogados de ambas partes están chocando ya en tribunales en todo el país por los plazos para la votación por correo y otros asuntos creados por la pandemia de coronavirus. Y mientras Trump trata de sembrar dudas sobre la legitimidad de las elecciones, han preparado enormes operaciones legales con vistas a una contienda que termine en la Corte Suprema.
“Nos hemos estado preparando para esto durante más de un año”, dijo el asesor legal del Comité Nacional Republicano, Justin Riemer, en declaraciones a The Associated Press. “Hemos estado trabajando con la campaña en nuestra estrategia para la preparación de recuentos, para las operaciones del Día de la Elección y nuestra estrategia de litigio”.
En el lado demócrata, el programa de protección de elecciones de la campaña de Biden incluye un equipo nacional especial de litigio con centenares de abogados dirigidos por Walter Dellinger, procurador general interino durante el gobierno de Bill Clinton, y Donald Verrilli, procurador general durante la presidencia de Barack Obama, entre otros.
Bob Bauer, ex asesor legal de la Casa Blanca de Obama, y la asesora legal de la campaña de Biden Dana Remus están concentrados en la protección de los derechos de los votantes, que han estado soportando largas colas en las casillas en todo el país convencidos de que la elección presidencial será decidida por sus boletas.
Ambos lados tienen en mente la experiencia de la elección de 2000, que fue decidida por la Corte Suprema en la causa Bush vs. Gore. Pero este año, como Trump ha promovido la idea no corroborada del potencial de fraude con las votaciones por correo, creando dudas sobre la integridad de los resultados, los abogados se preparan para un regreso al máximo tribunal.
En un giro extraordinario, el presidente ha presionado para que su nominada a la Corte Suprema, Amy Coney Barrett, sea investida lo más pronto posible diciendo que es importante tener nueve jueces en la corte para decidir cualquier disputa electoral. Su confirmación está prevista para el lunes.
Tras bambalinas, Trump y los republicanos han estado armando un equipo legal que incluye a Jay Sekulow, uno de los principales abogados del presidente durante el juicio político y la investigación del fiscal especial sobre Rusia, que es un experto en litigios ante la Corte Suprema. Los republicanos han contratado a decenas de abogados y retenido a prominentes firmas nacionales para cuestionar las gestiones demócratas para ampliar el acceso al voto en importantes estados disputados.
Miles de abogados voluntarios se han presentado para asistir con las operaciones del Día de la Elección y observación de las urnas y otros asuntos, dijo Riemer. Un grupo llamado Abogados por Trump, cuya junta asesora incluye al secretario de Justicia de Texas, Ken Paxton, y al abogado de Trump Rudy Giuliani, está reclutando a abogados retirados y estudiantes de Derecho. El abogado Will Consovoy, que ha representado a Trump en causas como su larga batalla para impedir que el fiscal federal en Nueva York obtenga sus declaraciones fiscales, casi seguramente tendrá un papel importante en cualquier batalla legal en la elección.
Riemer dijo que el partido no va a llamar a un abogado cualquiera el Día de la Elección y decirle: “¿Quieres litigar un recuento?”.
Eso está muy cerca de lo que pasó en 2000. Barry Richard, que representó a Bush en el recuento electoral en Florida, recibió una llamada telefónica la mañana tras la elección en la que le preguntaron si podía ayudar a preparar un equipo legal, dice.
“Las cosas eran muy diferentes entonces. No había un historial de candidatos armándose con abogados para las elecciones presidenciales, así que todo se desató la noche de la elección”, dijo Richard.
Biden ha estado creando también un equipo legal que su campaña dice está concentrado en combatir la supresión de votantes en las urnas y garantizar que se cuenten todos los votos.
Otro equipo está concentrado en asuntos de acceso de votantes en cortes en todo el país. Lo encabeza el prominente abogado Marc Elias, del bufete Perkins Coie, conocido en círculos demócratas. Un anatema para los republicanos.
Los republicanos acusan a Elias y los demócratas de tratar de usar la pandemia para manipular le elección eliminando salvaguardas contra el fraude.
Elias y su equipo han presentado demandas para forzar a los estados a extender los plazos para las boletas por correo y otros asuntos. En una de las causas, la Corte Suprema permitió esta semana que Pennsylvania cuente las boletas recibidas hasta tres días después de la elección del 3 de noviembre, rechazando un pedido republicano para bloquear la extensión.
Elias ha sido desde hace tiempo el rostro público de las contiendas legales demócratas, sirviendo como asesor legal de la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2016 y la de John Kerry en el 2004. Ofrece regularmente actualizaciones sobre los acontecimientos en sus demandas a casi 150.000 seguidores en Twitter, además de guías para votar y las críticas ocasionales a Trump y sus contrapartes republicanos.
“Ser llamado un ‘abogadillo partidista’ por un abogado de Donald Trump es un honor que llevo orgullosamente de por vida”, escribió en un tuit esta semana.