Me gusta pensar los especiales que quedan a mi cargo —fechas para la celebración y el recuento— como una reunión de amigos, gente empática que hace una pausa en la desenfrenada carrera cotidiana por el sustento, y se pone a charlar sobre “sus cosas”.
En esta ocasión el tema es la figura del padre y, por extensión, la del abuelo. Ninguno de los convocados ha pretendido disertar sobre asunto tan serio, sino más bien narrar jirones de sus biografías donde la figura del padre está presente, bien en el recuerdo, bien en el ejercicio de esa condición. Dijo César Vallejo: “El momento más grave de mi vida es el haber sorprendido el perfil de mi padre.” Son, en resumen, perfiles, vistos, entrevistos, soñados quizás.
Hay quien intenta a toda costa rescatar la imagen del padre atrapado en una lejana cinta de video, y quien recuerda al suyo en uno de los tantos momentos críticos por los que ha pasado la economía de nuestro país; un padre habla con amor de sus hijos “diaspóricos”, con quienes ansía a toda costa no perder el contacto, aunque por el momento éste sólo se dé a través de la pequeña pantalla de un teléfono; un poeta agradece el apoyo callado que recibió de su progenitor y su legado de bondad, también un canto que de tarde en tarde lo visita; un abuelo, narrador y poeta, vive con dolor la felicidad distante de sus nietos, trasplantados a otra isla, con mucho mar por el medio; y otro se traslada miles de kilómetros para cumplir una deuda de gratitud con el hombre que lo enseñó a leer, en toda la extensión y profundidad del verbo.
Cierta vez escuché que uno comienza a entender a sus padres cuando los hijos dejan de entendernos. Lo cierto es que la juventud es una etapa vertiginosa de la vida, y no siempre encontramos el modo de ser generosos con nuestros mayores: les negamos lo único que nos exigían en silencio: compañía, un pedazo de nuestro tiempo.
En OnCuba no quisimos dejar pasar el Día de los Padres este 2024, año durísimo que, según predicciones, puede tornarse más crítico aún. Siempre, en cualquier circunstancia, encontraremos el modo de expresar nuestro recuerdo agradecido a aquellas personas de quienes aprendimos la abnegación, los que nos llevaron de la mano en los primeros pasos y para quienes la generosidad no fue nunca un propósito, sino una manera natural de ser.
Alex Fleites
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