Fraternidad a prueba de golpes

Fotos: Alain L. Gutiérrez

Quizás podría parecer un absurdo que a base de magullones y golpes se pueda fraguar una amistad y una hermandad sólida. Y sí, porque practicar rugby une a los hombres y los hace ser una familia feliz.

En Cuba, hoy existen clubes de rugby en once provincias, pero aún no es un deporte popular. Tampoco es un deporte oficializado, de hecho, aún no tiene federación y es considerado solo una actividad recreativa. A pesar de eso, el nivel de los jugadores cubanos se ha puesto a prueba en varias lides con resultados muy positivos.

Alexis Figueras Sosa, actual entrenador del club Giraldillos, con sede en Alamar, Habana del Este, practica rugby desde hace veinte años. En el año 1992, un entrenador español convenció a un grupo de estudiantes de practicar este deporte. Por entonces, Alexis estudiaba Licenciatura en Cultura Física, especialidad en balonmano.  Surgieron los Indios Caribes, equipo universitario, como años atrás existieron y compitieron otros estudiantes cubanos en la misma universidad. Otra vez llegaba el rugby a Cuba.

Un año después se celebra el primer juego internacional contra Islas Caimán en terreno cubano. El resultado fue aplastante: 50-5 a favor de los visitantes. La única anotación cubana la logra Ernesto Tosco con un try, jugada en la que se coloca con las manos el balón en la línea final del campo contrario.

Siguieron a este, otros encuentros con equipos amateurs de Francia, España, Jamaica, Argentina y México. 

En 1995, llega a Cuba  el exjugador francés Max Bouix, del club Saint Gaudain y fascinado con los deportistas cubanos se involucra en la preparación técnica  y táctica de los Indios Caribes.

Ser jugador de rugby es sinónimo de ser buen hermano, buen amigo. Al menos así es la filosofía de este deporte. Los jugadores se comportan  como una familia y al final de los dos tiempos reglamentarios, dedican, por tradición,  otro tiempo para confraternizar como si estuviesen en una taberna.

Para practicar rugby se debe ser una persona con excelentes condiciones físicas. Es un deporte de contacto que no genera violencia aunque la dinámica del juego a veces lo ponga en duda. Los competidores cubanos mantienen su rivalidad entre clubes, pero el pertenecer a esta comunidad los hace más tolerantes ante situaciones tensas dentro de un juego.

Uno de los jugadores que más alto nivel ha mantenido desde hace cuatro años es Yasser Cárdenas Gordon. Actualmente, capitán de los Giraldillos. El volumen de su estructura contrasta con la nobleza de su carácter. El rugby le ha enseñado a ser más reflexivo. En los entrenamientos, no le falta la sonrisa aun cuando cae al suelo. Yasser ha reclutado a muchos de los miembros de su club entre los amigos del barrio.

En un inicio practicaba lanzamiento del disco. Obtuvo excelentes resultados en este deporte, pero decepcionado con las posibilidades de subir de nivel, encontró en el rugby una vía para canalizar su potencial.

El rugby regresó a las olimpiadas hace poco tiempo.  El baseball, deporte nacional de Cuba, fue eliminado de estas citas deportivas. Desde el año 2001, se celebra el Seven de La Habana, torneo internacional de rugby, avalado por la Federación Internacional de Rugby, en el cual han competido equipos de Estados Unidos, Islas Caimán, España, Trinidad y Tobago, Canadá, Venezuela, Alemania, Perú y México.

La primera experiencia de los deportistas cubanos fuera de nuestra Isla, se dio en el año 2000. Un equipo integrado por miembros de los clubes Giraldillos, Indios Caribes y José Martí,  viajó a Francia  para topar con clubes aficionados locales. Jugaron ochos partidos, lograron empatar uno, los siete restantes se perdieron. A pesar de esto, los cubanos dejaron una muy buena impresión y, al año siguiente, Leonel Baró Espinosa y Alexis Figueiras volvieron a Francia para recibir entrenamiento como instructores.

Desde al año 2004 y anualmente, se realiza un campeonato nacional en agosto. Este año se celebrará entre el 9 y el 12 en Guáimaro, Camagüey. Los jugadores reciben los implementos de donaciones de otros deportistas que viajan a Cuba y conocen de esta afición. Los miembros de los clubes capitalinos, haciendo gala del espíritu de esta práctica, reúnen materiales e implementos para donar a los clubes de otras provincias y contribuir a que la hermandad crezca y se fortalezca.

Ninguno de los jugadores es profesional, todos tienen distintas ocupaciones y dedican varias horas de sus apretados horarios para entrenar rugby. Por lo general, sus encuentros comienzan luego de las jornadas laborales. Los sábados, religiosamente, se reúnen en la Ciudad Deportiva para competir entre clubes. Luego, adoloridos y felices comparten su tercer tiempo entre rones, cervezas y comidas. Un refrán dice que el rugby es un deporte de villanos practicado por caballeros. Cuando se conoce a estos deportistas se entiende mejor el chiste.
 

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