Homenaje en La Habana a Antonio Núñez Jiménez

Esta mañana se reeditó, 30 años después, la entrada al puerto de La Habana de la expedición “En canoa del Amazonas al Caribe”, que lideró en 1988, el geógrafo, arqueólogo y espeleólogo cubano Antonio Núñez Jiménez (1923-1998).

Casi a la misma hora a la que entonces llegaron los expedicionarios –cerca de las 11.00 horas–, una docena de embarcaciones bordearon el litoral hasta llegar al antiguo Muelle de Caballería, por donde desembarcaron el investigador y sus compañeros tras navegar 17,422 kilómetros y cruzar 22 países durante dos años por el continente americano.

Foto: Otmaro Rodríguez.
Foto: Otmaro Rodríguez.

Con las emblemáticas fortalezas coloniales del Morro y La Cabaña de fondo, la entrada de los catamaranes, yates, kayaks y barcos de vela y la multitud reunida para aclamarlos, se convirtieron en el suceso y la postal del día para turistas y vecinos del Centro Histórico capitalino.

A pesar de las vistosas embarcaciones, todas las miradas iban hacia la única canoa de la parada náutica: una de las embarcaciones originales que participaron en el ya legendario recorrido, reparada para la ocasión y comandada por la hija del explorador, Liliana Núñez Velis.

Foto: Otmaro Rodríguez.
Foto: Otmaro Rodríguez.

“Yo tenía un poco de temor de que las emociones fueran muy fuertes, pero afortunadamente la alegría ha prevalecido”, confesó a Efe la directora de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre (FANJ), que organiza desde el lunes un simposio y varias acciones culturales para recordar al científico.

Según la ambientalista, fue “una felicidad total” la experiencia de hacer la última parte del trayecto que su padre soñó desde niño y en el que reeditó el recorrido de los pueblos originarios de Suramérica a Cuba hace unos 3,000 años.

“Su propósito era demostrar que América era una y eso es lo que estamos celebrando también”, agregó.

Foto: Otmaro Rodríguez.
Foto: Otmaro Rodríguez.

Núñez Velis destacó que fue “emocionante ver la ciudad desde otra perspectiva”, porque la “FANJ no solo trabaja el tema medioambiental en ecosistemas naturales, sino también en ambiente urbano”, donde trabajan con instituciones estatales y emprendedores privados para impulsar soluciones de desarrollo sostenibles y “ecoamigables”.

Nacido en Alquízar (La Habana) en 1923, Antonio Núñez Jiménez está considerado en la Isla como “el más grande explorador cubano” y el “cuarto descubridor de Cuba”, situándolo al nivel de Cristóbal Colón, Alejandro de Humboldt y Fernando Ortiz por sus aportes en la espeleología y el estudio de “la Cuba subterránea”.

En 1940 fundó la Sociedad Espeleológica de Cuba y en la década siguiente descubrió la Cueva de Santo Tomás, la mayor caverna de Cuba, en el occidente de la Isla, y el mayor monumento arqueológico de la isla, levantado por los aborígenes cubanos con tierra, piedras y trozos de cerámica, dedicado a uno de sus dioses.

Foto: Otmaro Rodríguez.
Foto: Otmaro Rodríguez.

Cercano colaborador del fallecido Fidel Castro, Núñez Jiménez fue el primer embajador oficial de Cuba en la Unión Soviética, presidió por diez años la Academia de Ciencias de su país y fue el primer cubano en poner un pie en los polos Norte y Sur, integrado en expediciones rusas.

En el momento de su muerte y apoyado en su anterior experiencia con la expedición por el Amazonas hasta el Caribe, el científico preparaba un viaje similar por el Nilo, en Egipto.

“Han sido demasiadas emociones, yo creo que lloré en el barco ahora cuando venía”, aseguró a Efe Ángel Graña, uno de los expedicionarios, amigo personal del investigador y vicepresidente de la Fundación Antonio Núñez Jiménez.

Graña recordó cómo hace 30 años estaban para recibirlos “la banda de música de la Marina, el escritor colombiano Gabriel García Márquez y las autoridades”, y hoy están sus nietos y los “pioneros de La Habana Vieja, que tendrán que empuñar el remo del relevo”.

EFE / OnCuba

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