Detectar anemia en nuestras mascotas no es tan fácil como se cree. Identificar la palidez en las mucosas que denota un déficit de hemoglobina no es tan simple y muchas veces este síntoma pasa desapercibido para los tutores, por eso recurrir a la consulta veterinaria es esencial.
¿Qué es la anemia?
La hemoglobina es una proteína existente en la sangre que se encarga de transportar el oxígeno. Cuando su concentración disminuye en referencia a los valores normales, podemos decir que estamos en presencia de una anemia.
Muchos propietarios de animales buscan atención veterinaria en la consulta porque su perrito o gatico se siente decaído, sin embargo afirman no haber identificado palidez en las mucosas. Un simple hemograma permitiría saber si los valores de hemoglobina de tu mascota están dentro de los rangos normales.
Cuando estos resultados arrojan la presencia de una anemia, muchas veces los tutores se preguntan: ¿cómo es posible si yo lo alimento bien?
Pues bien, las anemias en nuestros animales de compañía pueden tener disímiles causas. La alimentación es ciertamente una de ellas, pero no la única.
¿Cómo saber si mi mascota tiene anemia?
En nuestros perros y gatos, los animales de compañía que comúnmente tenemos, las mucosas pálidas o ictéricas (amarillentas), son un signo clave de anemia.
La intolerancia al ejercicio, la letargia y la disminución de la actividad en general, pueden llevarte a pensar en la posibilidad de que tu animal padezca anemia y necesite atención urgente. Aunque estas manifestaciones pueden tener diferente gravedad. Por eso, veamos a continuación los principales tipos de anemia y sus causas.
En primer lugar, hay que tener en cuenta las anemias por causas nutricionales. En este caso tenemos las anemias ferroprivas o por falta de hierro. Su origen puede estar dado porque una dieta deficiente en hierro o, en menor medida, cobre (hipocupremia). En este caso, el cobre trabaja con el hierro para ayudar a la formación de glóbulos rojos.
La hipoproteinemia, es decir, la falta de proteínas en la sangre es otra causa principal de anemias en nuestros animales. Los animales callejeros sufren este tipo de anemias más que aquellos que cuentan con un hogar y una buena alimentación, pues su comida depende de lo que encuentren en las calles y muchas veces su dieta no tiene la cantidad de proteínas necesarias para tener una hemoglobina adecuada.
Suele suceder que muchas personas ven animales abandonados en las calles con abultamientos o edemas en zonas de declive de su cuerpo y señalan: pobrecito, está lleno de parásitos. Es posible que tenga parásitos, y muchos, debido a su mala calidad de vida, pero estos edemas se deben precisamente a la hipoproteinemia.
Los parásitos son, por su parte, otra causa importante de la disminución de la hemoglobina. Los parásitos del tipo hematófagos como pulgas y garrapatas, chupan la sangre del animal y producen una anemia severa en muchos casos. A estos podemos llamarle parásitos externos o ectoparásitos, pero están los endoparásitos o parásitos internos como el Ancylostoma que también es hematófago y chupa sangre del animal que está parasitando.
Existen otros parásitos internos que no chupan sangre directamente del animal pero se alimentan de la comida que les damos a ellos y por eso puede causarle anemias. Aquí encontramos a los Céstodos y Ascaris y un ejemplo típico es el Toxocara canis.
Otros parásitos como giardias y coccidios, al dañar las células de la mucosa del intestino del animal, pueden producir un síndrome de mala absorción de las proteínas y ahí se produce una vez más la anemia.
En la consulta veterinaria, es de gran importancia también saber o preguntarle al dueño si su animal está recibiendo alguna medicación. Muchos fármacos pueden provocar hemólisis (destrucción de los glóbulos rojos) o simplemente pueden provocar un sangrado gastrointestinal, produciendo una anemia de tipo hemolítica. Los cuerpos extraños también pueden provocar este tipo de anemia. En el examen clínico es común ver palidez en las mucosas.
Agentes quimioterapéuticos, fármacos antiarrítmicos y anticonvulsivantes, antinflamatorios no esteroideos y penicilinas y cefalosporinas son algunos de los fármacos que pueden causar anemias en perros y gatos. El zinc es otro fármaco a tener en cuenta. Su administración debe venir acompañada de vitamina B12.
La deficiencia en la dieta de vitaminas del Complejo B es otro factor a tener en cuenta en las anemias. La Vitamina B12 específicamente juega un papel importante en la producción de glóbulos rojos (eritropoyesis).
Por otra parte, daños en la médula ósea, tumores, displasias, aplasias disminuyen la producción de eritrocitos y por consiguiente se produce la anemia.
Las hemorragias internas o externas que pueden ser causadas por accidentes o traumas son un factor principal en la producción de anemias.
La Erlichiosis Canina es una enfermedad muy común en nuestros días pues la incidencia de infestación por garrapatas es muy elevada. Esta patología puede llegar a causar anemias severas en nuestros animales de compañía que en muchas ocasiones solo pueden revertirse con trasfusiones sanguíneas.
En el caso de los gatos, la leucemia felina (FeLV) o la inmunodeficiencia felina (FIV) son causas de anemias, a pesar de que, en nuestras condiciones actuales en Cuba, muchas veces es muy difícil realizar exámenes necesarios para detectarlas.
No es común encontrar pacientes que hayan sido sometidos a tratamientos abortivos pero a veces sí se hacen con desconocimiento y las inyecciones de derivados de los estrógenos usadas en estos procedimientos pueden provocar aplasia o hipoplasia de la médula ósea y por consiguiente anemias.
Por otro lado, las enfermedades renales crónicas no se encuentran a diario en consulta y muchas veces pasan desapercibidas por falta de elementos para detectarlas. Por este motivo nuestros animales también sufren de severas anemias pues el riñón es el principal lugar de producción de eritropoyetina, el principal estimulante de la eritropoyesis.
¿Cómo prevenir la anemia en nuestras mascotas?
Muchos tipos de anemias pueden prevenirse. Aún más si sus causas son de tipo alimenticio o parasitario. Proveerle al animal una dieta con la cantidad de proteínas necesarias es el primer paso. Pero esto debe venir acompañado de una desparasitación adecuada que debe hacerse de forma sistemática incluso aunque creamos que nuestro animal está saludable.
En las condiciones tropicales de Cuba los ectoparásitos son una causa segura de anemias. Por ello, debemos mantener a nuestros animales libres de pulgas y garrapatas pues sus consecuencias pueden ser funestas.
La administración de fármacos a nuestras mascotas sin la previa autorización del médico veterinario debe ser evitada. Muchos fármacos son capaces de producir anemias y en ocasiones deben estar acompañados de suplementos vitamínicos que solo un médico capacitado es capaz de recetar.
La transfusión de sangre como una terapia para la anemia.
La transfusión de sangre entera o de componentes sanguíneos está indicada en algunas situaciones clínicas.
Hay que tener en cuenta que la sangre es un producto limitado que cuesta mucho conseguir, por lo que su uso inadecuado o innecesario debe ser evitado.
En Cuba se hace difícil encontrar un banco de sangre. Por tanto, las soluciones tendrán que venir de nuestras propias manos. Algunos médicos disponen de un animal específico como donante de sangre. En otros casos se resuelve pidiéndole al propietario del animal que sufre el problema que busque el donante.
Una vez hemos conseguido el donante, procederemos a asegurarnos que éste sea el adecuado.
En el caso del perro, aún más si es la primera transfusión, no podemos esperar reacciones transfusionales graves; pero es conveniente conocer qué sangre transfundimos, tanto si se sospecha que podamos realizar una segunda transfusión, como si se desea prevenir que no desarrolle anticuerpos.
Los perros constan de aproximadamente 13 grupos sanguíneos. Pero solo cuatro deben tomarse en cuenta si de trasfusiones hablamos.
Si se trata de la primera transfusión que el animal recibe no tiene sentido realizar una prueba cruzada para detectar anticuerpos. En las siguientes transfusiones será absolutamente indispensable si excede de los cuatro días subsiguientes a la primera transfusión. Los gatos nacen con anticuerpos y aunque aproximadamente el 90 % de los gatos tiene el grupo A, las reacciones transfusionales son graves, por tanto es necesario un crossmatching o prueba cruzada para detectar anticuerpos, si lo queremos hacer bien.
En el caso de los gatos solo se han reconocido tres grupos y el grupo B y el AB son infrecuentes. No así el caso del A.
Los perros podrán tener un donante universal y sería ideal que fuera un perro dócil de más de 22 kg y delgado.
Para el gato no hay donante universal pero se puede tener en cuenta que sea delgado, un mínimo de 5 kg, de pelo corto y entre 2 y 5 años.
En nuestras condiciones es difícil encontrar bolsas de almacenaje específicas pero podemos usar frascos de 500 ml o 1000 ml para almacenar la sangre. El anticoagulante a utilizar en nuestros casos casi siempre es el EDTA.
Lo más común que hacemos en nuestras condiciones es la transfusión de sangre fresca completa, la cual puede refrigerarse de 1 a 6 grados y por un período de 25 a 35 días.
Otro elemento es que la sangre debe ser extraída de la yugular del perro o del gato, según el caso.
Para la transfusión la sangre debe administrarse con un set que contenga filtro. La cantidad de sangre a transfundir se calcula mediante una fórmula que el médico a cargo de dicho procedimiento debe tener en cuenta.
El monitoreo del paciente es muy importante cuando se está realizando la transfusión y hay que estar atentos a reacciones como vómitos, diarreas o urticarias. Monitorear temperatura, pulso, respiraciones por minutos es muy importante.
Cuando hay reacciones adversas o se sospechan, lo primero que hay que hacer es detener la transfusión, de este modo podemos preservar el bienestar del animal en medio del procedimiento.