A lo largo de nuestra historia nos hemos dedicado a diseñar, criar y elegir a los perros que poseemos. Por medio de la intervención en la selección natural dimos luz a las variedades caninas que conocemos hoy. En un principio se buscaban perros cuya forma y habilidades contribuyeran a elevar la eficiencia del trabajo. Perros dotados de mayor fuerza física y resistencia, otros de menor tamaño, con mejor flexibilidad, con sentidos más agudos, más veloces o más astutos. Así, a lo largo de los años se fueron creando también las mascotas “ideales”, los perros más adorables, más elegantes, verdaderas obras de arte que congeniaban cada vez más con su ambicioso creador.
En la búsqueda de nuevos prototipos “más humanos” se fue llevando hasta la exageración el acortamiento del hocico lobezno, dando lugar a los perros braquicéfalos, que se caracterizan mayormente por tener cara achatada, un cráneo más ancho y un departamento respiratorio comprimido en un espacio pequeño.
Las razas que se encuentran dentro de esta clasificación son: Bulldog Inglés, Bulldog Francés, Boston Terrier, Pekinés, Pug, Lhasa Apso, Shar Pei, Shih Tzu, Cavelier King Charles spaniel, Staffordshire Bull Terrier y Bóxer.
Es enorme la popularidad de la cual gozan a nivel global estas razas hoy día, sobre todo las pequeñas y medianas como el Boston terrier, el Shih tzu y el Pug. En Cuba tenemos al Pekinés como el perro nacional, indiscutiblemente, por el creciente lugar que ocupan en la población perruna. Son lindos, elegantes, pequeños, ideales para la familia promedio. ¿Qué tiene entonces de alarmante esto? Pues, si somos racionales, toda la situación es caótica. Comenzando con la parte de ellos que ya aparece en las calles a su suerte, enfermos probablemente, marcándose como blanco fácil de los conductores indiferentes. Su reproducción en masa no está bajo custodia profesional ante el proyecto de preservar la raza, sino bajo la inexperta mano de un propietario ingenuo, tal vez avaro, tal vez criador amateur o negociante que, poco a poco, ha ido degenerando el linaje del Pekinés que una vez entró en Cuba, cruzándolo con perros parecidos. Entonces ya ni siquiera estamos hablando de una raza auténtica. Se han cruzado con Shih tzu, Salchicha, Chihuahua, Spaniel Tibetano y Lhasa apso (que es muy parecido al Pekinés pero con el pelo rizado). Entonces, este mestizaje agrava los problemas de salud que ya vienen de fábrica con los braquicéfalos, trayendo más gestaciones distócicas, degeneraciones genéticas importantes y patologías hereditarias.
La morfología del cráneo de los braquicéfalos no es funcional debido a que presentan las mismas estructuras y accidentes anatómicos que el resto de los perros, solo que se localizan comprimidos en una cavidad más pequeña de lo que debería ser, trayendo consecuencias para el día a día de estos perros. A esas consecuencias se les conoce como el Síndrome Braquiocefálico.
Entiéndase como síndrome el conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de una anomalía sistémica determinada.
Existe una amplia evidencia científica a cerca de los problemas de salud que enfrentan las razas de perros braquicéfalos, muchos de los cuales pueden ser dolorosos y angustiantes para el animal y comprometen su bienestar. Estos animales están predispuestos a múltiples trastornos relacionados directamente con la morfología de su cabeza.
Síndrome Digestivo del Braquicéfalo:
Hay muchas alteraciones que producen disfagias, vómitos, regurgitación y diarrea.
La disfagia es la dificultad para tragar alimentos o líquidos, que surge de la garganta o el esófago y va desde una leve dificultad hasta el bloqueo completo y doloroso. Estos perros pueden presentar disfagias orofaríngeas debido a una macroglosia (cuando la lengua es más grande de lo normal) o a una amigdalitis bilateral. Las disfagias faríngeas se deben a una hiperplasia de la mucosa faríngea y en las cricofaríngeas predomina el hipertono del esfínter esofágico superior.
Las regurgitaciones pueden deberse a un esófago redundante, esofagitis, intususcepción gastroesofágica o a hernias hiatales.
Los vómitos se presentan cuando hay hipotonía de cardias, una gastritis por aerofagia crónica o una gastritis folicular, una hiperplasia pilórica o hipomotilidad.
Las diarreas son ocasionadas con mayor frecuencia en aquellas razas braquicéfalas con colon irritable o colon corto.
Trastornos oftalmológicos:
Los perros braquicéfalos presentan una órbita ocular poco profunda debido al aumento de tamaño de la fisura palpebral, macroflefaron (exposición de la superficie ocular con la atmósfera) y una disminución de la sensibilidad de la córnea. La presencia de largo y abundante pelo facial es un inconveniente en este caso, ya que contactan con la superficie ocular (a esto se le denomina triquiasis) provocando lesiones. Esta condición anatómica hace de los ojos una diana de problemas como: úlcera de córnea, alteraciones o déficit de la película lagrimal, entropión medial, proptosis del globo ocular post-trauma, etc.
Estas lesiones tienden a complicarse una vez más debido a la anatomía. Al estar el ojo tan expuesto pueden contaminarse fácilmente y correr riesgo de perforaciones oculares. Por tal motivo los tratamientos que se indican deben ser intensos y radicales. Las úlceras centrales suelen complicarse por la incapacidad de cierre total de la fisura palpebral, lo que hace que la exposición central de la córnea con la atmósfera sea perenne y disminuya aún más la sensibilidad del tejido y la posibilidad de sanar.
Trastornos cardíacos:
Los perros de estas razas son especialmente propensos a sufrir insuficiencias cardíacas. La principal herramienta que tenemos para diagnosticar anomalías cardiorrespiratorias es la auscultación. Una vez más la anatomía de las narinas, fosas nasales, faringe, laringe y muchas veces tráquea, alterada en lo que llamamos Síndrome Braquiocefálico, hace casi imposible un buen diagnóstico mediante la auscultación debido a la gran cantidad de sonidos ajenos que se producen.
Los cachorros braquicéfalos presentan un soplo sistólico agudo anterior izquierdo; en su madurez pueden resaltarse patologías congénitas como la estenosis pulmonar, la tetralogía de Fallot y la displasia de la válvula tricúspedea, patologías hereditarias como la cardiomiopatía del Bóxer y patologías adquiridas como la estenosis de la válvula mitra o la endocardiosis mitral.
Algunos de los de perros braquicéfalos de consistencia pequeña tienen predisposición a la enfermedad degenerativa de la válvula mitral (la endocardiosis mitral) a partir del cuarto año de vida. Esta enfermedad se caracteriza por producir una insuficiencia cardíaca izquierda acompañada de problemas respiratorios que, de no ser tratadas y controladas, pueden acabar en un edema pulmonar agudo.
Finalmente, el Síndrome Braquiocefálico produce con el tiempo hipertensión pulmonar del tipo capilar. Esta es una patología que se presenta asintomática por un período muy largo de tiempo y cuando aparecen los síntomas evidentes ya existen problemas cardíacos serios. Se encuentran pacientes con insuficiencia cardíaca derecha, efusión pleural y finalmente distrés respiratorio. Para evitar esta hipertensión se deben corregir los problemas congénitos que presenten estos perros como el paladar blando elongado, estenosis de narinas y colapso de tráquea.
Trastornos dermatológicos:
Desde el punto de vista dermatológico estas razas son propensas a las piodermias de superficie o falsas piodermias. Esto es en esencia lo que ocurre mediante la fricción de los pliegues de la piel, posterior humedad, prurito, molestia y muy mal olor, quedando la zona afectada eritematosa, húmeda y se comienza a colonizar con bacterias y levadura. Los pliegues más comunes a sufrir este desorden son los del puente nasal y los de la base de la cola de la mascota. Además, también pueden presentar demodeccia, la mayoría de las veces hereditaria, y alergias dermatológicas en cierta época primaveral.
La tenencia de estos perros es un tema complejo ya que la mayoría de los propietarios desconoce los problemas de salud que estas razas tienen en común y se lo atribuyen a su perro en particular. Otros, aunque estén al corriente de todo esto, elegirían y volverían a elegir a estas razas para su compañía. Aun así, es desconcertante lo que sucede en este país, Cuba, con ejemplares de Pekinés albinos, que son aún más cotizados que los auténticos, aún más caros y aún más queridos. Esta es una tendencia tóxica que crece en la población cubana a pasos agigantados, y que debería detenerse o, incluso, ser penada por la ley. Reproducir perros albinos no es lindo, no es moda, no es algo bueno. Es, sencillamente, un crimen.
El albinismo, señores, es un trastorno genético ocasionado por mutaciones en diferentes genes que provocan la escasez o la ausencia total de melanina en el organismo. La melanina es una proteína compuesta por un aminoácido llamado tirosina, localizado en el ADN de todo individuo, responsable por la coloración de la piel, ojos y pelaje de los animales. Un animal albino presenta su piel rosada por el avistamiento de los capilares a través de la dermis incolora, su pelaje es de una blancura impoluta y sus ojos pueden ser rojos, rosados, azul claro o grises. Al ser esto una condición genética anormal, también se ven afectados otros sistemas en el animal. Pueden presentar infinidad de problemas visuales por la falta de pigmentación, entre ellos están:
Nistagmo: movimiento repetitivo del ojo de lado a lado horizontalmente.
Estrabismo: un “ojo vago”, desviado hacia afuera o hacia dentro.
Fotofobia: sensibilidad o intolerancia a la luz intensa.
Error refractivo: pueden presentar hipermetropía o miopía, lo cual generalmente viene acompañado de astigmatismo.
Hipoplasia muscular: la retina no se desarrolla correctamente.
Desviación del Nervio Óptico: las señales eléctricas que van desde el ojo al cerebro no siguen las rutas nerviosas usuales.
Tanto los errores refractarios como la hipoplasia muscular pueden encontrarse junto al estrabismo y fotofobia en un mismo ejemplar. Esto afectará mucho la percepción de la profundidad y las distancias, acompañado siempre de una nitidez pobre que puede, en muchos casos, rozar la ceguera.
Debido a la falta de coloración del canal auditivo puede haber una labor incompleta en cuanto al desarrollo del oído, tanto que un perro albino puede desde presentar problemas auditivos hasta nacer completamente sordo.
Se especula que algunos problemas conductuales puedan estar asociados a la fotofobia o a la sordera (en un caso dado), ya que estos tienden a ser perros más tímidos o agresivos, a no gustarles los paseos o los lugares muy luminosos. Esta hipótesis se acerca bastante a ser idónea, pero en realidad cada perro se comporta según el trato que reciba.
El albinismo es hereditario, pero solo se manifiesta si ambos padres son portadores del gen anómalo. Si solo uno de los padres es albino o portador, los cachorros no nacerán con esta condición, pero sí serán portadores del gen.
Los especialistas sugieren que es conveniente esterilizarlos. La vida de un perro albino no es fácil, por lo que, en la medida de lo posible se debe evitar que nazcan más perros con este gen.
Somos los autores de los males de nuestra sociedad y de nuestras mascotas, pero nuestros perros tienen que vivir, para bien o para mal, con esos resultados. Estos perros tienen severamente afectados el bienestar en lo cotidiano, pues el Síndrome Braquiocefálico pesa mucho sobre la calidad de vida de estos animales. Esta creciente moda de reproducir cada vez más a estos hipertipos es algo que por el momento se plantea asumible, aunque la tendencia sea tomar conciencia de en qué medida afecta a estos individuos su condición en la vida diaria. En países como Holanda se ha prohibido la venta de razas braquicéfalas por considerarlas como maltrato genético. Ya que en Cuba ni si quiera existe un Pekinés auténtico, al menos se debería tratar de comprender mejor los motivos humanos de nuestras elecciones, reflexionar sobre ellos para poner la vida y el bienestar de nuestros “mejores amigos” por encima de eso.