El presidente argentino, Alberto Fernández, anunció hoy viernes una extensión y reforzamiento de la cuarentena en Buenos Aires y su cinturón urbano desde la próxima semana. Eso implicará restricciones en la circulación del transporte público y la paralización de miles de comercios ante el aumento de los casos del nuevo coronavirus.
Las medidas están destinadas a la capital y una treintena de localidades circundantes en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra la mayoría de los contagios. En el resto del país la presencia del virus es mucho más limitada.
“El 97% de los casos que se detectan ocurren en el área metropolitana de Buenos Aires y en los últimos días el aumento de los contagios es llamativo”, señaló Fernández en un mensaje a la nación.
En todo el país el porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva -no solo por la COVID-19- es de 48% y asciende a 54% en Buenos Aires y sus localidades cercanas.
“Las medidas buscan preservar a los ciudadanos, volver a cerrar el área para que se reduzca la circulación, se reduzcan los contagios y se desocupen camas en los hospitales”, indicó.
Fernández dijo que a partir del lunes el transporte público será usado únicamente por los trabajadores de una veintena de actividades esenciales, quienes a su vez tendrán que renovar sus permisos de circulación.
Desde el miércoles y hasta el 17 de julio solamente estarán habilitados los comercios esenciales relacionados con seguridad, salud y alimentación, como supermercados y farmacias. También seguirán funcionando varias fábricas que no pueden detener su producción y aquellas que producen con fines de exportación.
La población no incluida en las actividades esenciales deberá quedarse en casa.
“El miércoles vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y solo salgan para buscar provisiones. Desde el 1 al 17 de julio eso va a funcionar así en toda el área metropolitana”, dijo el mandatario. Asimismo, estarán exceptuados de ir a sus lugares de trabajo todos los empleados públicos.
Por otro lado, en la ciudad se prohibieron las actividades físicas al aire libre, aunque seguirán vigentes la salida de los menores con sus padres para dar paseos durante los fines de semana.
Fernández admitió que las medidas agudizarán la crisis económica que recrudeció desde que el 20 de marzo comenzó el periodo de aislamiento, uno de los más extensos de la región.
“Estas decisiones tienen una consecuencia económica. Escucho perfectamente los problemas de los que tienen comercios, de los trabajadores autónomos; tratamos de socorrer a todos con el apoyo del Estado al sector privado”, señaló el mandatario. Al respecto indicó que las ayudas brindadas a los trabajadores y empresas continuarán.
Fernández afirmó que la economía “se recupera, lo que lamentablemente no vamos a recuperar son esos mil argentinos que nos dejaron… no podemos dejar que ese número crezca sin que hagamos algo”.
Las autoridades informaron el viernes 17 nuevos fallecimientos por coronavirus, lo que elevó a 1.167 la cifra de muertos en todo el país. Más de 51.000 personas están infectadas a nivel nacional.
En la capital y sus alrededores, en los últimos veinte días los contagios aumentaron 147% y los fallecidos 95%, según el presidente.
El impacto de la pandemia en la salud de los argentinos es menor al que se produce en otros pueblos de la región, acotó el mandatario, quien sin embargo subrayó que la cuarentena es necesaria y “un remedio, el único que conocemos” para preservar vidas.
Desde el 20 de marzo han permanecido cerrados, entre otros, centros comerciales, museos, estadios de fútbol, teatros, cines, gimnasios, peluquerías y restaurantes, aunque estos últimos funcionan con la modalidad de envío a domicilio o retiro de comida.
En las últimas semanas habían reabierto cientos de negocios de distintos sectores como ropa y calzado, electrodomésticos y muebles, con el consiguiente incremento de la circulación en la calle y en medios de transporte público.
La vuelta atrás se produce después de casi cien días de una cuarentena que ha causado fatiga social, una creciente crisis económica y la preocupación de las autoridades ante una eventual saturación del sistema sanitario en julio y agosto.
La medida implica un golpe fuerte para los comercios de la capital. Desde que comenzó la cuarentena, unos 20.000 locales no pudieron aguantar tantos días de inactividad y se vieron obligados a cerrar de manera definitiva.
Associated Press/OnCuba.