El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo este martes que su país sólo aceptará la oferta de ayuda internacional para combatir los incendios en la Amazonía si el líder francés Emmanuel Macron se retracta de comentarios que le parecieron ofensivos.
Bolsonaro dijo que Macron lo llamó mentiroso y acusó al presidente francés de cuestionar la soberanía de Brasil en un momento de tensión provocada por los incendios que arrasan con la región amazónica.
El mandatario brasileño aseguró que el presidente francés tiene que retractarse de algunos comentarios “y entonces podremos hablar”.
Macron ha cuestionado la honradez de Bolsonaro y su compromiso para proteger la biodiversidad. También celebridades y personalidades mundiales como el Papa han llamado a combatir los incendios.
Los países que forman parte del Grupo de los Siete (G7) prometieron dar 20 millones de dólares para ayudar combatir las llamas en la Amazonía y proteger la selva, además de otros 12 millones de dólares de Gran Bretaña y 11 millones de dólares de Canadá.
Las ayudas internacionales surgieron pese a las tensiones entre los países europeos y Bolsonaro, que acusó a las naciones adineradas de tratar a la región como una “colonia” y sugirió que Occidente quiere explotar los recursos naturales del país.
Pero los fondos, que son considerados ampliamente como una ayuda crítica, siguen siendo una cantidad insignificante para lidiar con una crisis ambiental que amenaza lo que Macron llamó “los pulmones del planeta”.
Presionado por la comunidad internacional para actuar, Bolsonaro dijo que podría visitar la región amazónica esta semana para revisar los esfuerzos de extinción y que movilizaría a 44.000 soldados para luchar contra las llamas. Sin embargo, la presencia militar sobre el terreno parecía escasa este lunes, con apenas unos soldados patrullando las carreteras y echando una mano.
Al amanecer, el sol abrasador estaba oculto por una espesa capa de humo que cubría el horizonte como si de niebla se tratase. Los camiones cargados con madera fresca circulaban por un camino que atravesaba fincas donde los montones de ceniza se acumulaban junto a troncos carbonizados.
Algunos residentes parecían divididos entre saber que los fuegos devastaban el medio ambiente que los rodea y la necesidad de extraer los ricos recursos naturales de la Amazonia para sobrevivir.
“Tenemos que preservar la tierra. El gobierno tiene que ayudar más a los pequeños agricultores, priorizar y ocuparse de las grandes reservas, donde la gente hace la mayor parte de las cosas ilegales”, apuntó Willian Sabara Dos Santos, gestor de una granja. Detrás de él, una bandera brasileña ondeaba al viento en un mástil junto a una estatua de un toro que, según dijo, era una réplica del icónico astado de Wall Street, en Nueva York.
En una aldea cercana, Darcy Rodrigo De Souza entró descalzo a un establecimiento donde la gente tomaba café y pao de queijo, un tradicional pan con queso brasileño, en una calle llamada “Nuevo Progreso”.
“Tenemos muchos problemas con los incendios. Pero también dependemos de la madera para nuestra economía. Si no fuese por eso, no habría nada”, señaló De Souza, que llevaba un sombrero de paja. “Es verdad que la Amazonia tiene que estar protegido, pero este presidente va a protegerla. Los estadounidenses quieren que protejamos a Brasil. ¿Pero por qué no protegen ellos sus cosas?”.
Alrededor del 60% de la Amazonia se ubica en territorio brasileño, aunque la vasta región forestal también abarca partes de Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, la Guyana Francesa, Guyana, Perú y Surinam. Sus selvas tropicales absorben dióxido de carbono de la atmósfera y los ambientalistas las describen como una defensa crítica contra el cambio climático.
El mayor del ejército Fabio da Paixão Pinheiro dijo el lunes en la mañana que las autoridades determinaron que los incendios alrededor de Porto Velho se redujeron por las lluvias caídas en los últimos dos días.
Pero cerca del bosque nacional de Jacundá, los truenos retumbaban mientras los bomberos trataban para sofocar el fuego seguía activo al anochecer.
Un bombero rezó para que lloviese mientras se ponía una máscara protectora. A su alrededor, el intenso olor a madera quemada impregnaba el aire y dificultaba la respiración.
AP / OnCuba