En un momento de fuerte tensión por la carga arancelaria anunciada por la Administración Trump contra ambos países, los gobiernos de México y Brasil decidieron profundizar su colaboración comercial, científica y tecnológica, en lo que se perfila como una de las respuestas más relevantes de América Latina a la política proteccionista estadounidense.
El acuerdo de reforzamiento de la cooperación fue confirmado tras una conversación telefónica entre la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo, y su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en la que ambos mandatarios ratificaron la importancia de una alianza estratégica ante la incertidumbre económica global y las acciones punitivas adoptadas por Washington.
La convergencia entre la primera y la segunda economía de Latinoamérica ha sido catalizada por las recientes medidas de la Casa Blanca, que anunció aranceles del 30 % para productos mexicanos y del 50 % para exportaciones brasileñas, con entrada en vigor prevista para el 1 de agosto.
Según el presidente Donald Trump, los gravámenes responden a distintas motivaciones. En el caso de México, contener el tráfico de fentanilo y debilitar a los cárteles, mientras que para Brasil la decisión está principalmente vinculada con el proceso judicial contra su aliado político, el exmandatario Jair Bolsonaro.
Ambas naciones han calificado las medidas de arbitrarias e injustificadas, advirtiendo, además, del alto riesgo para la estabilidad de las cadenas globales de valor y la posibilidad de que se desencadene una recesión internacional.
En foros multilaterales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), diplomáticos brasileños han denunciado que la política comercial unilateral estadounidense “socava la coherencia jurídica y la previsibilidad del sistema multilateral de comercio”.
Estrategia de alianza: complementariedad y nuevos sectores
La presidenta Sheinbaum subrayó este jueves la importancia de fortalecer alianzas fuera del clásico eje norteamericano. “La idea es que México, además del propio tratado comercial que tiene con Estados Unidos, fortalezca otras alianzas de colaboración y cooperación… especialmente con Brasil”, dijo durante su conferencia matutina, según reportes de prensa.
En ese mismo entorno periodístico, la mandataria enfatizó que el horizonte no es un tratado de libre comercio formal, sino esquemas de complementariedad productiva, inversión cruzada y coordinación institucional.
Entre los sectores prioritarios identificados por ambos gobiernos destacan la industria farmacéutica, la innovación agrícola, sobre todo en biotecnología y acceso a mercados; el desarrollo y transferencia de tecnología para producción de etanol y biodiesel, aprovechando la experiencia brasileña en el sector; y el potencial azucarero e industrial mexicano.
Asimismo, otras áreas identificadas son las industrias aeroespacial y de innovación, temas de alto valor agregado para ambas economías, así como los sectores de educación y ciencia, con programas de movilidad y cooperación universitaria.
Como parte de la agenda de colaboración, el vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, visitará México los días 27 y 28 de agosto, acompañado de ministros y líderes empresariales.
El objetivo será concretar acuerdos de inversión conjunta y explorar alianzas público-privadas en sectores clave, tanto en México como en Brasil, según se informó.
“La idea es que nos reunamos con el gabinete y empresarios mexicanos interesados en acuerdos comerciales y de cooperación, trabajando en inversiones conjuntas”, aseguró Sheinbaum, quien añadió que la ratificación de esta hoja de ruta responde a un proceso de diálogo iniciado desde el primer encuentro entre ambos mandatarios.
Respuestas a Washington e impacto potencial
La aceleración de la cooperación bilateral ocurre en un escenario de esfuerzos de ambos países para mitigar el impacto de las decisiones de Trump.
La presidenta Sheinbaum aseguró que su administración trabaja para evitar que entren en vigor los gravámenes, explorando incluso una posible llamada con su contraparte estadounidense para buscar una solución negociada.
No obstante, la estrategia mexicana es diversificar socios y fuentes de inversión. “Confiamos en llegar a un acuerdo, pero también buscamos fortalecer la economía y la cooperación con todos los países con los que tenemos, o no, tratados comerciales”, remarcó la presidenta.
Lula, por su parte, instó desde Brasil a robustecer la solidaridad sur-sur y destacó la urgencia de un frente común latinoamericano para enfrentar los desafíos globales.
Analistas económicos estiman que los aranceles estadounidenses podrían restar hasta un punto porcentual de crecimiento al PIB mexicano en 2025, mientras que Brasil vería afectada su balanza comercial y sus perspectivas de expansión, en un entorno regional marcado por alta volatilidad, inflación y riesgo en los mercados de divisas y valores.
Sin embargo, varios expertos sostienen que la ampliación de la cooperación entre México y Brasil puede servir de amortiguador frente a la desaceleración y ofrecer alternativas reales a los mercados tradicionalmente dominados por Estados Unidos.
Por otra parte, las pláticas entre Sheinbaum y Lula también han incluido acuerdos para el desarrollo científico, la cooperación educativa y la promoción de innovaciones en salud, con el fin de elevar la competitividad regional.
A ello se suma la apertura reciente del mercado brasileño al aguacate mexicano, como ejemplo del enfoque práctico de apertura de mercados.
La alianza se produce también cuando México proyecta visitas diplomáticas a la Unión Europea y Canadá para consolidar una red global de colaboración, y mientras el gobierno brasileño fomenta nuevas exportaciones agrícolas y tecnológicas.