Las autoridades de Costa Rica arrestaron este jueves a tres costarricenses como sospechosos de tráfico de migrantes cuando movilizaban a un grupo de diez cubanos en condición migratoria irregular.
El Ministerio de Seguridad Pública detalló en un comunicado que el caso estuvo a cargo de oficiales de la Policía de Fronteras en las localidades de La Gamba de Golfito, en el sur del país, y en Paso Canoas, en la frontera con Panamá.
“El primer caso se registró cuando agentes de la Policía de Fronteras observan un automóvil cuyo conductor maniobra intempestivamente para huir a gran velocidad. Tras una persecución, le dieron alcance y obligaron a un hombre de apellido Torres a bajar del carro para ser esposado”, indica el informe oficial.
En el vehículo viajaban una mujer y tres hombres de nacionalidad cubana, todos en condición migratoria ilegal.
Detenido un hombre en Panamá por traficar con migrantes cubanos
El segundo caso ocurrió durante un operativo de rutina para la prevención de delitos, cuando la Policía de Fronteras interceptó en la carretera a dos automóviles en los que viajaban seis cubanos y dos costarricenses.
Los detenidos en este otro caso son de apellidos García y Jiménez, quienes conducían los vehículos, y que se encuentra a las órdenes del Ministerio Público.
En 2012, el Congreso de Costa Rica aprobó la Ley Contra la Trata de Personas y Creación de la Coalición Nacional Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes y la Trata de Personas. En el país centroamericano la trata de personas establece penas de prisión de hasta 16 años para las otras modalidades del delito como la explotación sexual, esclavitud y trabajos forzosos, entre otras.
En los últimos años, Costa Rica ha sido sitio de paso de miles de migrantes cubanos, haitianos y africanos que buscan cruzar Centroamérica y México para llegar a su destino final: Estados Unidos.
Entre finales de 2015 e inicios de 2016, esa nación acogió y atendió una oleada de miles de cubanos irregulares que se dirigían hacia territorio estadounidense y que quedaron varados en la frontera con Nicaragua debido a que el gobierno nicaragüense les negó el paso aduciendo razones de seguridad.
Tras meses de espera, los inmigrantes pudieron continuar su ruta migratoria en marzo de 2016, gracias a un puente aéreo y terrestre establecido con el apoyo de El Salvador, Guatemala y México.