Residentes de pequeñas comunidades establecidas alrededor del volcán Pacaya, en Guatemala, se despiertan a diario con la pregunta de si la lava llegará finalmente a sus hogares.
Un flujo de lava del volcán está avanzando entre El Patrocinio y San José el Rodeo. En el caso de este último, la lava ha llegado a unas dos cuadras y media de las casas más alejadas.
Las autoridades locales han hablado con los pobladores la posibilidad de trasladar la comunidad a unos 100 kilómetros de distancia. El volcán Pacaya se eleva unos 2 552 metros entre los departamentos de Guatemala y Escuintla, al sur de la capital. Es un destino turístico popular. Mas de veinte comunidades lo rodean.
A principios de febrero se abrió un abismo en uno de los flancos del volcán: la lava comenzó a fluir, ahora se extiende, al menos, a 5 kilómetros. De su cráter salían cenizas y gases. Incluso sin llegar a los hogares de esas comunidades, la ceniza ha dañado sus cultivos de maíz y los terrenos donde pastan sus vacas.
El Rodeo alberga a 57 familias, unas 350 personas, dijo Juventino Pineda, presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural. Pineda, de 67 años, puede recordar varias erupciones del volcán. “Una de las peores fue la de 1962, yo era un niño y también salía lava de una fisura en el volcán, esa vez eran como 20 kilómetros de lava”, dijo. En esta ocasión, Pineda dice que “creemos que al menos el 50% de las viviendas de la comunidad quedarían destruidas por el paso de la lava”.
Existe un plan de evacuación si la situación empeora. “Por la noche, cuando el volcán entra en erupción, todo se pone rojo, todo brilla, parece de día”, dijo. Al acercarse a la lava se puede sentir el aumento de la temperatura ambiente. Hay un ligero olor a azufre y se oye un crujido. “Es importante saber que necesitamos ayuda, tal vez alguien pueda ayudarnos a nivel internacional”, concluyó.
Associated Press/OnCuba.