Miles de migrantes están el domingo a la espera de recibir la ayuda humanitaria ofrecida por México, tratando de mantener la confianza y sin desesperarse por continuar en su ruta hacia el norte.
Según autoridades mexicanas, hasta la tarde del domingo, unas 5,400 personas han sido registradas para regular su permanencia en el país. De estas 915 son menores de 17 años, del total de migrantes registrados 4,383 son de Honduras, 530 de El Salvador, 414 de Guatemala, 92 de Nicaragua, 5 de Haití y 2 de Brasil.
Las autoridades les dieron opción de esperar a que les entreguen sus tarjetas de visitante humanitario para poder transitar libremente por México, dentro de las instalaciones migratorias mexicanas o del lado de Tecún Umán, en Guatemala.
Danilo Rivera, de 38 años, viene desde San Pedro Sula Honduras, y el domingo por la mañana decidió ir a misa en la ciudad de Tecún Umán, para pedir por su viaje, dice.
El migrante que lleva en su mano el brazalete que migración mexicana le dio como constancia de su registro, está durmiendo en el suelo del parque de Tecún Umán, del lado de Guatemala, asegura que solo le queda esperar y confiar que las autoridades mexicanas cumplirán su palabra de entregarle en cinco días la tarjeta.
“A uno no le queda más que esperar, solo son cinco días, pero nos dejará estar allá tranquilamente”, dijo Rivera.
Fernando Cuevas párroco de la iglesia católica de Tecún Umán llamó en su homilía a la comunidad católica a continuar llevando víveres y comida a la iglesia para ayudar y alimentar a los migrantes que se han instalado en la localidad.
La noche del sábado mientras esperan sus documentos, decenas de migrantes escuchaban a cantantes improvisados de rap que con micrófono en mano hacían alusión a la situación de los migrantes, al amor y sus tristezas.
Otro grupo de personas, hombres y mujeres, fue contratado para un trabajo temporal de pintar el estadio local de la ciudad fronteriza de Hidalgo.
José Matías, de 31 viaja con su esposa y sus hijos de 2 y 6 años, aceptó trabajar temporalmente este domingo mientras espera a que le entreguen su permiso.
“Nos han tratado muy bien, nos dieron hasta este trabajo, no tenemos de que quejarnos”, explicó el migrante que aún tiene en sus manos y ropa rastro de la pintura blanca que uso para pintar el estadio.
Fabiola Calderón, esposa de Matías, dice que su esposo recibirá unos 200 pesos mexicanos por la jornada de trabajo y que espera ahorrarlos para juntar para el bus en su paso por México.
“Las autoridades de México se ha portado muy bien con nosotros, nos dan comida los tres tiempos para nosotros y mis hijos, tenemos una colchoneta para dormir, estamos bajo un toldo y no a la intemperie”, explica la esposa.
Algunos funcionarios del gobierno mexicano explicaron que las personas que pasaron a territorio mexicano sin registrarse en migración serán llevadas de regreso a la ciudad fronteriza de Hidalgo para realizar el trámite, y a quienes tengan antecedentes penales se les negará el ingreso al país.
Los migrantes recibieron un trato diametralmente opuesto al de las dos anteriores caravanas de 2018 que fueron recibidas con policías y militares, retenes y gases lacrimógenos al intentar cruzar la frontera.