A pesar de llevar ya ocho semanas detenido, el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva sigue al frente de las encuestas previas a las elecciones presidenciales en su país.
Una investigación del Instituto Vox Populi otorga una preferencia del 39 por ciento de intención de voto por el fundador y líder del Partido de los Trabajadores (PT), con casi 30 puntos porcentuales por encima de su rival más cercano.
Lula, encarcelado el 7 de abril por cargos de corrupción y lavado de dinero, aventaja a Jair Bolsonaro, precandidato del Partido Social Liberal, quien fue respaldado por el 12 por ciento de los encuestados, mientras Marina Silva, excandidata presidencial y fundadora del partido Rede, cuenta con el seis por ciento de la intenciones de voto.
A estos tres nombres, considerados los principales contendientes por la presidencia brasileña, le siguen Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, con apenas un cuatro por ciento; Geraldo Alckmin, exgobernador de Sao Paulo y representante del Partido de la Social Democracia Brasileña, con un dos por ciento; y Álvaro Dias, del Podemos, con esta misma cifra.
La encuesta también ofrece un posible escenario de intención de voto espontánea, en el que Lula consiguió el 34 por ciento de las preferencias; secundado por Jair Bolsonaro con un 10 por ciento. Más atrás quedaron Ciro Gomes y Geraldo Alckmin, con un 3; Marina Silva con 2; y Álvaro Dias con un uno por ciento.
En caso el caso hipotético de una segunda vuelta, si el exmandatario lograra finalmente entrar en la boleta, la encuesta revela que obtendría el 47 por ciento por encima del 16 de Bolsonaro. De enfrentarse a Alckmin, su triunfo de 47-11; y con Marina Silva como oponente resultaría un 46-14.
Estas cifras ratifican la tendencia de encuestas anteriores, en las que Lula aparece siempre como favorito. En una realizada en abril por el instituto Datafolha, el líder del PT marcahaba al frente con el 31 por ciento por un 17 por ciento de Bolsonaro.
El PT insiste en que Lula, aunque se mantiene preso, es su único candidato para las presidenciales de Brasil, y asegura que lo registrará el 15 de agosto, fecha en que vence el plazo para hacerlo, aun cuando la actual ley electoral prohíbe su postulación por cumplir una condena.
Tanto Lula como su organización política niegan los cargos que se le imputan e insisten en que se encarcelación es una maniobra política para evitar que vuelva al Palacio de Planalto. El proceso en su contra no ha mellado el respaldo de buena parte de los votantes, que siguen apoyando al expresidente.