Los principales contendientes por la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro y Luiz Inacio Lula Da Silva, se lanzaron ataques este sábado en actos políticos a una semana de las polarizadas elecciones del 2 de octubre.
El actual mandatario, que la última encuesta Datafolha aparece 14 puntos por detrás de Lula, participó de una caravana de motocicletas en Campinas, 100 km al norte de la capital del estado de Sao Paulo, que concentra la mayor cantidad de electores.
“Completamos tres años y ocho meses sin corrupción en Brasil”, dijo entre aplausos. “Me acusan de todo, pero no me llaman corrupto“.
Ha sido una constante de Bolsonaro calificar de “ladrón“ a Lula, condenado por corrupción en el caso Lava Jato, aunque su sentencia haya sido anulada por la Corte Suprema.
En tanto, la familia del mandatario ha sido señalada de irregularidades, que él desestima.
“De este lado una persona que defiende la familia; del lado de allá, un ladrón que dice que los valores familiares son un retroceso“, zanjó el presidente, que acusó a Lula, popular exgobernante de Brasil (2003-2010), de apoyar la legalización del aborto, las drogas y el control de armas.
Lula dijo poco después en otro acto político en el barrio paulista de Grajaú que su gobierno “no va a facilitar la compra de armas“.
“Vamos a hacer una revolución sin necesitar comprar un arma, sin dar un tiro. Nuestra revolución es comprando libros“, respondió con esta frase ya usada en su campaña.
Bolsonaro dijo que de cualquier modo va a “resolver la cuestión de las armas“ después de las elecciones.
“Tengo la seguridad que todos ustedes, si fuera preciso, darán sus vidas por la libertad. Repito: pueblo armado no será esclavizado, nadie robará nuestra libertad“, dijo el mandatario.
Lula tiene otro acto hoy sábado por la tarde. Su campaña apela al llamado voto útil para conseguir una victoria en la primera vuelta. El último sondeo de Datafolha abrió ese escenario: 33%-47% de la intención de voto.
“Cada vez que sale una nueva encuesta en la que subo un punto y él [Bolsonaro] cae un punto, se vuelve loco. Tiene crisis de jaqueca […] tiene un dolor que parece se llama Lula“, dijo el candidato, quien prometió subir el salario mínimo, mejorar las pensiones y construir más viviendas y escuelas.