Manuel Merino anunció este domingo su dimisión “irrevocable” a la Presidencia de Perú e instó a la “paz y la unidad”, cerrando otro capítulo de la grave y profunda crisis política que afronta el país desde que asumió el poder hace una semana.
La noticia fue recibida con algarabía y aplausos en las calles, donde miles de ciudadanos mantenían las protestas para exigir su salida del Palacio de Gobierno.
Merino anunció su dimisión en un mensaje televisado, apenas minutos después de que el Congreso lo exhortara a renunciar, mientras convocaba a un pleno extraordinario para encontrar una salida constitucional a la crisis y hallar un sucesor al presidente dimisionario.
El gobierno de Merino tuvo una duración de cinco días que, según diarios como El Comercio, estuvieron marcados por “la incertidumbre” y “la convulsión social”. De hecho, las amplias protestas han sido brutalmente reprimidas y el saldo ha sido al menos de dos muertos.
El diario antes citado, en un editorial publicado hoy, ha definido como de “sainete” la crisis política en medio de la cual, anoche, el pleno del Congreso rechazó con 52 votos la lista a la presidencia del Parlamento, encabezada por Rocío Silva Santisteban, quien se hubiera convertido en la primera mujer en ejercer la presidencia de la República.
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“El comportamiento vergonzoso del Legislativo, por supuesto, no mejora un ápice la situación del señor Merino. Su renuncia, aunque positiva, llegó solo después de una jornada luctuosa (difícil que su recuerdo se pueda desligar del de los dos fallecidos y las decenas de heridos y desaparecidos de la marcha del sábado), y en soledad, no solo por la manera en la que compareció ante la nación, sino porque prácticamente todo su Gabinete ya lo había abandonado y no había un solo líder político que –aunque de forma veleidosa– defendiese su continuidad”.
Lima ha vivido jornadas de protestas desde la asunción de Merino, quien fuera presidente del Congreso y asumió como jefe de Estado de Perú tras la destitución por “incapacidad moral” de Martín Vizcarra.