Enfrentado al mismo problema que otros agricultores chinos cuyas cosechas se marchitan en los campos, Jiang Yuewy se prepara para tirar una cosecha de 500 toneladas de raíces de loto porque los controles contra el coronavirus impiden a los comerciantes llegar a su explotación cerca de Wuhan, donde comenzó la pandemia global.
El gobierno chino está deseando revivir la economía, pero el sombrío panorama en Huangpi, a las afueras de Wuhan, muestra el daño sufrido por los agricultores, que tienen problemas para seguir adelante tras dos meses de parálisis en el país.
Las autoridades están suavizando las restricciones a los desplazamientos tras declarar la victoria sobre el virus, pero las flores y otras cosechas consideradas como no esenciales se están marchitando mientras los agricultores esperan a recibir autorización para ponerlas en el mercado.
La mayor parte de los transportes en Wuhan y alrededores, una ciudad de 11 millones de personas en la provincia central china de Hubei, quedaron suspendidos el 23 de enero para combatir el coronavirus. Se permitía el paso a camiones con suministros de alimentación considerados como esenciales.
Esa designación no incluyó a cosechas como las raíces de loto de Jiang, un popular ingrediente de la cocina china.
“Los compradores querían venir y comprar raíces de loto, pero no podían llegar”, dijo Jiang, de 57 años, vestido con un overol azul y botas de goma hasta la rodilla. “Si no se nos da lo mejor que podamos en la segunda mitad del año, apenas sobreviviremos”.
Estaba previsto que las últimas restricciones sobre los vecinos de Wuhan a salir de la ciudad se levantaran el miércoles, aunque agricultores y empresas seguían trabajando para reinstaurar las cadenas de suministro que llevan comida a las grandes ciudades y materias primas a las fábricas.
Hubei creará “canales verdes” para llevar suministros a los agricultores y cosechas al mercado, según el oficialista Servicio de Noticias de China. Jiang y sus vecinos en esta zona unos 30 kilómetros al nordeste del centro urbano de Wuhan dijeron que aún estaban esperando a recibir luz verde.
Guo Changqi, que cultiva flores para vender en Wuhan, dijo que los productores de verduras habían recibido visitas de funcionarios preguntando por sus pérdidas, pero él no.
Guo dijo haber botado más de 20.000 tiestos de flores, que suelen venderse por 5 o 6 yuanes (de 70 a 85 centavos de dólar) cada uno en un mercado mayorista de Wuhan. El mercado ha reabierto, señaló, pero hay pocos clientes.
“Vivimos de las flores”, dijo Guo, ataviado con un amplio sobrero de paja, mientras caminaba entre flores muertas. “Si no tenemos forma de venderlas, la vida será más dura”.
Los agricultores esperaban recibir ayuda del gobierno.
Algunos han encontrado una solución temporal, vendiendo a través de voluntarios en Wuhan que ayudan a personas mayores y otros vecinos vulnerables a conseguir comida. Compran directamente a los agricultores y organizan la entrega en edificios residenciales.
Los pedidos por Internet de comida se dispararon en Wuhan y otras ciudades después de que se ordenara a las familias que se quedaran en casa. El gobierno también organizó entregas de comida. Pero algunas personas no tenían acceso a sitios web ni aplicaciones para smartphone.
La vecina de Jiang Dong Yumei, que cultiva coles, dijo que sus ventas habían caído en un 80%. Ahora la mayoría de su negocio pasa por la red de voluntarios en Wuhan.
“Los agricultores aquí son tan amables y las verduras son más baratas”, dijo Guo. “Además llegan frescos desde el campo”.