El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China realiza esta semana una de sus mayores maniobras militares en torno a Taiwán, con fuego real y despliegue masivo de tropas, buques y aviones de combate.
Los ejercicios, denominados Misión Justicia-2025, fueron presentados como una advertencia contra “fuerzas externas” que apoyan la independencia de la llamada isla rebelde y se producen días después de que Washington anunciara un paquete de armas por más de 11 000 millones de dólares para Taipéi.
El Comando del Teatro Oriental informó que las operaciones incluyen ataques simulados contra objetivos terrestres y marítimos, bloqueos de puertos clave y ejercicios antisubmarinos.
Según el Ministerio de Defensa de Taiwán, entre el lunes y el martes se detectaron 130 aeronaves chinas y 14 buques militares alrededor de la isla, la segunda cifra más alta registrada en un solo día.

Escenarios de eventual conflicto perturban vuelos civiles
Los simulacros se desarrollan en cinco zonas marítimas y aéreas, algunas dentro de las aguas territoriales de Taiwán. El EPL confirmó que se realizaron disparos de largo alcance en el norte de la isla y que se alcanzaron “los efectos deseados”.
Las maniobras buscan poner a prueba la capacidad de China para aislar a Taiwán en caso de conflicto, con operaciones coordinadas de mar y aire. El plan incluye ensayos de bloqueo de puertos, control del espacio aéreo y ataques contra objetivos estratégicos, en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos y Japón.
Las maniobras tuvieron un impacto inmediato en la aviación comercial. La Administración de Aviación Civil de Taiwán informó que más de 100 mil pasajeros se vieron afectados por la cancelación de 84 vuelos domésticos y la reprogramación de 857 vuelos internacionales.
Las rutas hacia los archipiélagos de Kinmen y Matsu fueron suspendidas, mientras que los vuelos internacionales debieron adoptar trayectorias alternativas para evitar las zonas de fuego real.
Autoridades taiwanesas calificaron la situación como “una grave perturbación” y advirtieron que la seguridad aérea se encuentra bajo presión debido a la magnitud de los ejercicios.
El Ministerio de Defensa Nacional calificó las acciones de “irresponsables” y advirtió que sus fuerzas seguirán las reglas de enfrentamiento establecidas. El portavoz militar Sun Li-fang denunció que los ejercicios elevan aún más la tensión regional y afectan directamente a la población civil.
“Estos simulacros no solo son intimidación militar, también ponen en riesgo la vida cotidiana de miles de personas”, señaló.
Trump resta importancia a las maniobras
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, minimizó la importancia de los ejercicios chinos. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó este lunes que Pekín “lleva 20 o 25 años realizando este tipo de maniobras” y que algunas han sido “de mayor magnitud”.
“No, no me preocupa; nada”, respondió Trump al ser consultado sobre el despliegue militar. El mandatario republicano aseguró mantener “una excelente relación” con su homólogo chino, Xi Jinping, y dijo que no cree que el líder de Pekín le comunique detalles sobre las operaciones.
Las declaraciones contrastan con el anuncio reciente de la venta de armas a Taiwán, que incluye sistemas de cohetes HIMARS, misiles antitanque, drones suicidas y piezas de artillería. El acuerdo, valorado en 11 100 millones de dólares, es uno de los mayores en la historia de las relaciones entre Washington y Taipéi.
Habla Moscú
Entretanto, China recibió el apoyo explícito de Rusia en la cuestión taiwanesa. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reiteró que Moscú se opone a cualquier forma de independencia de la isla y respalda el principio de “una sola China”.
En respuesta, el ortavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, elogió la “firme posición” de Rusia y subrayó que el consenso internacional respalda la soberanía de Pekín sobre Taiwán. “El intento de Estados Unidos de usar la fuerza para apoyar la independencia de Taiwán solo será contraproducente”, declaró.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Zhang Xiaogang, advirtió que las fuerzas extranjeras que apoyen la independencia de Taiwán “asumirán las consecuencias” e instó a los países involucrados a “dejar de echar leña al fuego”, recordando que la independencia de la isla es “incompatible con la paz en el estrecho”.
China considera a Taiwán parte inalienable de su territorio desde 1949, cuando el Kuomintang se refugió en la isla tras perder la guerra civil contra el Partido Comunista. Pekín insiste en que cualquier país que desee mantener relaciones diplomáticas debe aceptar el principio de “una sola China”.











