Expresando su profunda frustración por el estancado diálogo nuclear, el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, advirtió sobre acciones “impactantes” no especificadas y dijo que su país revelará pronto una nueva “arma estratégica” al mundo mientras refuerza sus métodos de disuasión nucleares ante la presión “de gánsteres” de Estados Unidos.
Kim dijo además que la nación ya no está obligada a mantener la suspensión autoimpuesta de los ensayos con armas nucleares y misiles balísticos intercontinentales (ICBM), algo que había sido presentado por su homólogo estadounidense, Donald Trump, como un importante logro diplomático. Pero Kim no dio indicios claros de que la reanudación de las pruebas fuese inminente y pareció dejar la puerta abierta a posibles negociaciones.
El mandatario norcoreano ha aprovechado el estancamiento nuclear para ampliar sus capacidades militares intensificando las pruebas con armas de corto alcance. Se estima que su arsenal incluye ahora entre 40 y 50 bombas nucleares y varios sistemas de entrega, incluyendo misiles con combustible sólido diseñados para esquivar los sistemas de defensa antimisiles e ICBM en desarrollo que podrían llegar a territorio continental estadounidense.
Kim también reforzó su posición negociadora, acercando la diplomacia a una negociación de reducción de armas entre estados en lugar de a concesiones que culminarían en una rendición unilateral de unas armas que considera su mayor garantía de supervivencia.
La amenaza de Corea del Norte de mostrar una nueva arma estratégica sería inútil para la diplomacia, dijo Lee Sang-min, vocero del Ministerio de Unificación de Corea del Sur.
El término armas estratégicas suele referirse a sistemas con capacidad nucleares como los ICBMs, pero Corea ha sido parca en detalles sobre qué nuevas armas podrían mostrarse. En diciembre anunció que realizó dos pruebas “cruciales” en sus instalaciones de lanzamiento de misiles de largo alcance que podrían fortalecer su estrategia de disuasión nuclear.
Las declaraciones de Kim, publicadas el miércoles en medios estatales, se realizaron durante una importante reunión de cuatro días del Comité Central el gobernante Partido de los Trabajadores. La cumbre se produjo luego del fracaso de los contactos entre Washington y Pyongyang por desacuerdos en los pasos para el desarme y la retirada de las sanciones.
Algunos expertos sostienen que Corea del Norte, que siempre ha sido sensible a los cambios electorales en el gobierno de Estados Unidos, evitará negociar en firme en los próximos meses mientras observa cómo afecta el inminente proceso político contra Trump por sus contactos con Ucrania en las presidenciales de noviembre.
En cambio, Kim podría buscar fortalecer su influencia promocionando un frente unido con China y Rusia, sus dos aliados tradicionales norcoreanos, que buscan establecerse como actores principales en la diplomacia norcoreana. Tanto Beijing como Moscú pidieron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que considere un alivio de las sanciones para incentivar el progreso en los contactos.
El año pasado, el líder norcoreano dijo que buscaría una “nueva vía” si el gobierno de Trump no hacía concesiones para salvar la negociación a finales de diciembre. Las desafiantes palabras de Kim al inicio del nuevo año indican que su “nueva vía” podría parecerse mucho a la antigua: una determinación paciente para esperar sanciones y presión, que posiblemente se debilitará con el tiempo, mientras cimenta su estatus de país con capacidades nucleares.
En a la reunión del partido, Kim declaró que el Norte nunca cederá su seguridad a cambio de beneficios económicos ante lo que describió como una creciente hostilidad de Estados Unidos y amenazas nucleares, dijo la agencia central de noticias coreana.