Un asteroide considerado “potencialmente peligroso” por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) pasa en estos momentos cerca de la Tierra, aunque ya tuvo días atrás su punto de mayor cercanía.
El asteroide, bautizado como 2024 ON, mide más de 290 metros y viaja a una velocidad de 31 666 kilómetros por hora —aproximadamente 25 veces la velocidad del sonido— lo que refuerza su peligrosidad, de acuerdo con reportes de prensa.
El cuerpo celeste, clasificado como un objeto cercano a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés: Near Earth Object), estuvo el pasado día 17 de septiembre a una distancia relativamente cercana en comparación con otros de su tipo.
Según la investigación de varios especialistas, 2024 ON se acercó a una distancia cercana al millón de kilómetros de la Tierra, más del doble de la que separa a nuestro planeta de la Luna y considerada segura por los astrónomos.
No obstante, aunque su calificación y trayectoria estimada hacen que no represente un peligro real para la Tierra, los expertos de la NASA no consideran imposible que pueda sufrir un viaje errático, por lo que es monitoreado en todo momento, incluso mientras se aleja.
El asteroride, que ha podido ser observado desde la Tierra en los últimos días, no es el único que ha pasado en un entorno cósmico próximo a nuestro planeta en lo que va de septiembre, pero sí el mayor y más cercano, de allí que la NASA haya priorizado su monitoreo.
La agencia ha dicho, además, que es crucial observar este tipo de objetos para comprender mejor su comportamiento y las posibles implicaciones en el futuro.
Una “miniluna” temporal
También por estos días ha trascendido que la Tierra contará con una “miniluna” en los próximos dos meses.
Se trata del asteroide 2024 PT5, detectado a inicios de agosto, el cual orbitará alrededor de nuestro planeta del 29 de septiembre al 25 de noviembre, según los astrónomos.
Su tamaño se estima en unos 10 metros, por lo que una posible colisión con la Tierra sería impactante, aunque menos catastrófica que la que podría generar 2024 ON. No obstante, los expertos descartan cualquier posibilidad de un choque.
En cambio, sí aseguran que 2024 PT5 gire alrededor del planeta siguiendo una trayectoria en forma de herradura, pero no complete una sola órbita terrestre, lo que lo convierte en un “sobrevuelo capturado temporalmente”, reseña Newsweek.
¿Supiste?
¡Este otoño la Tierra tendrá una miniluna! El asteroide 2024 PT5 (10 m) entrará en órbita del 29 de septiembre al 25 de noviembre, convirtiéndose en una miniluna temporal por algunas semanas.
Detalles aquí: https://t.co/hwoe7dZq7t— Newsweek en Español (@NewsweekEspanol) September 24, 2024
“Una miniluna es un objeto pequeño, a menudo un asteroide o un fragmento de escombros, que orbita temporalmente la Tierra antes de volver a entrar en la atmósfera terrestre o escapar de nuevo al espacio”, explica la publicación, según la cual ya han sido detectadas otras previamente.
Además, el reporte afirma que la nueva miniluna no podrá ser visto fácilmente desde la superficie terrestre, pues es un objeto “demasiado pequeño y oscuro para los telescopios y binoculares de aficionados habituales” y se necesitan instrumentos de mayor alcance para observarlo.
Apophis en el horizonte cercano
Descubierto en 2004, el asteroide Apophis se había calificado en primera instancia como “uno de los asteroides más peligrosos”, ya que se estimaba que pasaría a sólo 32 000 kilómetros de la Tierra, el más cercano teniendo en cuenta los satélites actuales en órbita.
Con un tamaño aproximado de 335 metros de diámetro, se estima que podría pasar cerca del planeta terrestre el 13 de abril de 2029.
Aunque en primera instancia se lo catalogó como muy peligroso, con el paso de los años se ha logrado obtener una mayor precisión sobre su trayectoria, y se han desestimado las posibilidades de impacto, por lo menos en el próximo siglo.
No obstante, se continuará con su seguimiento y control, al igual que ha sucedido con 2024 ON.
Asteroides en la mira de la NASA
La agencia especial de Estados Unidos maneja un sistema de seguimiento de asteroides para prevenir y mitigar desastres de la escala del meteoro de Chicxulub, que impactó en la zona de la península de Yucatán y Cuba y que, presumiblemente, causó la muerte de dinosaurios y alrededor de tres cuartas partes de las especies de la Tierra hace unos 66 millones de años.
El sistema de monitoreo de impactos se denomina Sentry y está dirigido por el centro de estudios de objetos cercanos a la Tierra de la NASA.
Uno de los asteroides que está en la mira es el 1979 XBf, que es una formación rocosa que tiene un peso calculado en 390 millones de toneladas y mide casi 0,80 kilómetros de ancho.
Los científicos lo detectaron por primera vez en diciembre de 1979, por eso el número de su denominación.
Según las proyecciones, hay de probabilidad de 1 entre 1,8 millones de impactar directamente contra la Tierra cuando se acerque a ella el 14 de diciembre de 2113.
De acuerdo a los especialistas, una colisión de este tipo podría liberar la misma energía que una bomba de TNT de 30 000 millones de toneladas, acabando con países enteros.
Otro de los asteroides es el 2007 FT3, el cual pesa 54 millones de toneladas y podría causar daños regionales masivos, aunque no suficientes para acabar con la Tierra por completo. Actualmente se define como un “asteroide perdido”, ya que no ha sido detectado desde 2007.
Si bien un posible impacto solo se produciría dentro de seis años en 2030, la NASA predice que sería una probabilidad de 1 entre 10 millones.
El misterio de Tunguska
En 1908, un misterioso fenómeno conocido como el evento de Tunguska provocó que en cuestión de segundos, un calor abrasador hiciera “arder el cielo” y una explosión ensordecedora sepultara más de 80 millones de árboles en un área de 2 mil 100 kilómetros cuadrados de bosque.
De acuerdo con un artículo de la revista estadounidense National Geographic, la explicación más consistente asegura que se trató de un meteorito; sin embargo, la ausencia de un cráter en la zona de impacto, en el norte de Siberia, Rusia, ha desatado toda clase de conjeturas.
La versión más aceptada en la actualidad asegura que la mañana del 30 de junio de 1908, una roca espacial de aproximadamente 37 metros de ancho penetró la atmósfera terrestre a una velocidad de 53 mil kilómetros por hora, suficiente para alcanzar una temperatura de 24 mil grados celsius.
Esa explicación afirma que el bólido de fuego que iluminó el cielo no hizo contacto con la superficie terrestre, sino que explotó a ocho kilómetros de altura, provocando la onda expansiva que explica el desastre y los millones de árboles caídos en el área de Tunguska.
Cada año, la Tierra es bombardeada por aproximadamente 16 toneladas de meteoritos que se precipitan a la atmósfera. La mayoría apenas alcanzan una decena de gramos de masa y son tan pequeños que pasan inadvertidos.