El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, James Marape, responsabilizó este miércoles a las lluvias extraordinarias y a los cambios en los patrones meteorológicos de los múltiples desastres ocurridos este año en el país insular de Oceanía.
En la madrugada del pasado viernes se derrumbó parte de una montaña en la zona de Maip-Mulitaka, en la provincia de Enga, en el norte de Papúa Nueva Guinea.
Se calcula que han muerto enterradas más de 2 mil personas y que hasta 70 mil personas viven en la zona afectada por el desastre.
Las catástrofes naturales le han costado al país más de 500 millones de kina (126 millones de dólares) este año, antes incluso del corrimiento de tierras de Enga, explicó Marape ante el parlamento este miércoles.
“Este año hemos tenido precipitaciones extraordinarias que han provocado inundaciones en zonas fluviales, subidas del nivel del mar en zonas costeras y corrimientos de tierra en algunas zonas”, dijo Marape.
Por su parte, el viceprimer ministro, John Rosso, expresó que la nación enfrenta “patrones meteorológicos extraordinarios y cambios de sequedad a humedad” y que “los efectos del cambio climático que se están produciendo ahora no afectan solo a Enga, en los dos últimos meses hemos visto desastres sin precedentes en todo el país”.
Este miércoles comenzaron a llegar a la zona de desastre alimentos, agua, mantas y tiendas de campaña proporcionados por Australia en dos aviones militares, los primeros de un puente aéreo que en días sucesivos harán llegar suministros y personal de rescate y equipos técnicos.
Las autoridades expresaron preocupación por el brote de enfermedades en un contexto de advertencias de nuevos corrimientos de tierra, en tanto se ha ordenado la evacuación de miles de personas.
El alud, registrado en la madrugada del pasado viernes, dejó enterrados bajo una capa de rocas y lodo de entre 6 y 8 metros de altura a unos 150 edificios, según la ONU, de un poblado de la provincia de Enga, en una zona montañosa proclive a inundaciones al norte de Papúa.
“La recuperación de cadáveres es muy difícil. La mayoría del trabajo se está haciendo a mano”, informó a la agencia española EFE Mate Bagossy, consejero humanitario de la ONU en Papúa Nueva Guinea.
Hasta el momento, los cuerpos recuperados no sobrepasan la decena en la zona impactada, que según fuentes sobre el terreno consultadas por EFE ocuparía el equivalente a tres o cuatro campos de fútbol.
Este miércoles empezó a llegar la mayor parte de la ayuda humanitaria al área afectada, no sin esfuerzos y peligros.
El puente que conectaba la principal autovía con la provincia de Enga colapsó, por tanto no puede llegar maquinaria pesada al lugar de la catástrofe.
En paralelo, tomar vías alternativas demora más la entrega de ayuda y se corre el riesgo de ataques por conflictos tribales en el área, que obligan a los trabajadores humanitarios a desplazarse con escoltas militares.